Muerte de Antoñito el Camborio, Federico García Lorca

Análisis

Cerca del río Guadalquivir asesinaron a Antonio el Camborio. Se defendió incluso a mordiscos, saltando casi como si bailara, como los delfines. Eran más que él y lo apuñalaron hasta morir. La estrella reflejada en el agua parece que clava sus puntas en el cuerpo de Antonio, como los navajazos que le infligieron. Hay una similitud entre el sueño del toro por morir en la plaza, en una tarde grandiosa de faena y las voces que gritan a muerto, que claman por el final trágico de este hombre.

El poeta describe a Antonio como una persona fuerte, morena como un hombre. El poeta quiere saber quién lo ha hecho y el propio muerto se lo dice: sus primos. Fueron cuatro, como las puñaladas que lo mataron. Los culpables fueron los celos y la envidia por su belleza, su riqueza y por quién era en Sevilla.

El poeta parece intuir su muerte y Antonio le pide que rece por él antes de morir. También le pide que llame a la guardia civil. De su boca mana sangre antes de la muerte. Su imagen es única, con un perfil hermosamente numismático e irrepetible. Hasta el cielo lo recuesta para que no se mancille más su imagen. Al caer la noche ya lo estaban velando y los primos han escapado. El Guadalquivir llama también a muerto en silencio, mientras atraviesa la ciudad.

Estamos ante la muerte de alguien muy querido para el poeta. Su asesinato ha sido una tragedia para él y para todos los que lo conocían. La muerte inunda cada verso de este poema y también la rabia por no haber podido nada para evitarlo. Su muerte ha sido una lucha, como la del torero con el toro, entre personas de la misma sangre. No hubo piedad para Antonio porque lo buscaron para matarlo, sin importar las consecuencias o, quizás es posible que lo hicieran sin saber realmente lo que estaban a punto de hacer.

El amor que siente el poeta hacia esta persona hace que el sufrimiento sea mucho más agudo. No solamente lo quería por su hermosura, sino por su cultura, por lo admirado que era y, sobre todo, por lo excepcional que era en todos los aspectos. Era único y así lo reconoce a través de estos versos.

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Ejemplos de figuras literarias en Muerte de Antoñito el Camborio

Figuras literarias	Ejemplos	Descripción
Metáfora	"moreno de verde luna"	Se describe a Antonio Torres Heredia como moreno con un tono de piel asociado al brillo verde de la luna, destacando su atractivo y singularidad.
Metáfora	"este cutis amasado con aceituna y jazmín"	Indica una piel suave y perfumada.
Símil	"Ya mi talle se ha quebrado como caña de maíz"	Expresa su debilidad y fragilidad en ese momento.
Antítesis	"Viva moneda que nunca se volverá a repetir"	Se contrasta la vida y la muerte de Antonio Torres Heredia, resaltando su valor.
Paralelismo	"voces de muerte sonaron cerca del Guadalquivir... voces de muerte cesaron cerca del Guadalquivir"	Destaca el inicio y el final del relato de la muerte de Heredia.
Anáfora	"Voces de muerte sonaron... Voces antiguas que cercan"	La repetición de la palabra "voces" al inicio de los versos refuerza el ambiente misterioso y sobrenatural que rodea la muerte de Heredia.
Prosopopeya	"cuando los erales sueñan verónicas de alhelí"	Se personifican los campos secos como si pudieran soñar con las flores, lo que crea una atmósfera de ensueño y añade un tono nostálgico al poema.
Metonimia	"Zapatos color corinto, medallones de marfil"	Se utilizan objetos personales para representar la riqueza y el estatus social de Heredia.
Elipsis	"He venido para ver la turbia sangre, la sangre que lleva las máquinas a las cataratas y el espíritu a la lengua de la cobra."	Omisiones que direccionan a la conexión implícita entre la sangre y las acciones violentas o negativas que ocurren en la ciudad.
Oxímoron	"voz de clavel varonil"	Se oponen las palabras "clavel" y "varonil", para destacar la personalidad única y contrastante de Heredia.
Hipérbole	"¡Ay Federico García, llama a la Guardia Civil!"	Transmite la desesperación y la urgencia de la situación en la que se encuentra Heredia.
Hiperbatón	"Un ángel marchoso pone su cabeza en un cojín."	La disposición de las palabras crea un efecto de sorpresa, resaltando la inesperada presencia del ángel en la escena.

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