Soneto de la dulce queja, Federico García Lorca

Tengo miedo a perder la maravilla1
de tus ojos de estatua y el acento2
que me pone de noche en la mejilla3
la solitaria rosa de tu aliento.4

Tengo pena de ser en esta orilla5
tronco sin ramas, y lo que más siento6
es no tener la flor, pulpa o arcilla,7
para el gusano de mi sufrimiento.8

Si tú eres el tesoro oculto mío,9
si eres mi cruz y mi dolor mojado,10
si soy el perro de tu señorío,11

no me dejes perder lo que he ganado12
y decora las aguas de tu río13
con hojas de mi Otoño enajenado.14

15

En formato PDF
PDF Soneto de la dulce queja


Análisis

En 1932, Federico García Lorca, de treinta y cuatro años de edad, fundó el grupo de teatro La Barraca con el que recorrería España representando obras del teatro clásico de su país. Al año siguiente, se incorporó al grupo, como actor, un ingeniero de minas de veinte años llamado Rafael Rodríguez Rapún. Federico y Rafael tuvieron una relación sentimental en la gira de verano de 1935, durante la cual el poeta designó al joven como secretario de la compañía. Para la gran mayoría de los biógrafos de Lorca, Rafael fue «el gran amor» de la vida del poeta y la escritora María Teresa León, amiga del actor, opinó que fue este quien inspiró la serie de Sonetos del amor oscuro.

Por su parte, el hispanista irlandés Ian Gibson escribió que Rafael Rodríguez Rapún fue, tal vez, «el más hondo amor de Lorca». Sin embargo, hay eruditos lorquianos, como el novelista Manuel Francisco Reina en su novela Los amores oscuros (2012), que creen que los Sonetos surgen de la relación del poeta con el escritor y crítico de arte Juan Ramírez de Lucas, a quien aquel envió su última carta en julio de 1936, un mes antes de ser fusilado. Federico era catorce años mayor que Rafael y diecinueve años mayor que Juan.

El poeta Vicente Aleixandre, nacido el mismo año que García Lorca e integrante como este de la llamada Generación del 27, dijo en su poema Federico (1937):

Su corazón no era ciertamente alegre. Era capaz de toda la alegría del Universo; pero su sima profunda, como la de todo gran poeta, no era la de la alegría. Quienes le vieron pasar por la vida como un ave llena de colorido, no le conocieron. Su corazón era como pocos apasionado, y una capacidad de amor y de sufrimiento ennoblecía cada día más su noble frente. Amó mucho, cualidad que algunos superficiales le negaron. Y sufrió por amor, lo que probablemente nadie supo.

Los sonetos amorosos escritos por Federico García Lorca en 1935 y 1936 fueron recopilados y editados póstumamente por distintos editores que hicieron diferentes agrupamientos, incluso con diferentes títulos. Mientras Aleixandre apoyó el título Sonetos del amor oscuro, Luis Cernuda prefirió Jardín de los sonetos. El propio Federico, tal como declaró en una entrevista poco antes de morir, planeaba publicarlos, simplemente, con el título Sonetos.

Sonetos del amor oscuro es una selección compuesta de once sonetos cuyos títulos son muy expresivos respecto a las circunstancias amorosas por las que el autor los escribió. Esos títulos son:

1. Soneto de la guirnalda de rosas
2. Soneto de la dulce queja
3. Llagas de amor
4. El poeta pide a su amor que le escriba
5. El poeta dice la verdad
6. El poeta habla por teléfono con el amor
7. El poeta pregunta a su amor por la «Ciudad Encantada» de Cuenca
8. Soneto gongorino en que el poeta manda a su amor una paloma
9. [¡Ay voz secreta del amor oscuro!]
10. El amor duerme en el pecho del poeta
11. Noche del amor insomne

Estos once sonetos terminaron de conocerse en 1983. Antes de ese año, algunos de ellos habían sido publicados en ediciones de la obra de García Lorca. Además, entre los eruditos habían circulado fotocopias de los manuscritos desde varios años antes de la primera edición completa. Estos originales de puño y letra de Federico habían sido conservados por sus herederos, escritos en papel de cartas con el membrete del Hotel Victoria, de Valencia, ciudad a la que, a fines de 1935, se había trasladado el poeta para asistir al estreno de su obra de teatro Yerma por la compañía de Margarita Xirgu.

En Soneto de la dulce queja, las dos primeras estrofas de cuatro versos son serventesios, ambos con el mismo esquema de rimas ABAB. Los dos tercetos tienen rima CDC DCD. Diez de los catorce versos presentan acentos rítmicos fundamentales en las rimas sexta y décima. Este esquema canónico aparece en los cuatro versos del primer serventesio. Pero el segundo y el cuarto verso del segundo serventesio tienen acentuación ajena a la preceptiva del soneto endecasílabo, lo cual genera una notoria alteración rítmica que puede haber sido buscada por el autor intencionadamente o puede deberse a una circunstancial desprolijidad. Esto mismo sucede con el tercer verso del primer terceto. En el último terceto, se combinan dos endecasílabos melódicos con un endecasílabo heroico. Respecto a estas irregularidades, debe tenerse presente que el texto de este poema fue publicado mucho después de la muerte de su autor y a partir de la versión original manuscrita, es decir que García Lorca no realizó revisiones o correcciones ni pudo supervisar la edición príncipe.

En el título del poema, Federico recurre a dos figuras retóricas: la sinestesia y el oxímoron. Y, en el cuerpo de la composición, hay encabalgamientos en los dos serventesios y abundantes metáforas («ojos de estatua», «rosa de tu aliento», «tronco sin ramas», «gusano de mi sufrimiento», «tesoro oculto mío» [interpretada como la alusión al secreto en que se debía mantener la relación de Federico con Rafael, habida cuenta de que este tenía una intensa práctica de relaciones con mujeres], «eres mi cruz», «perro de tu señorío»). El primer terceto muestra anáfora del condicional «si». Suele considerarse que, en el primer verso del segundo terceto («no me dejes perder lo que he ganado»), se concentra la «dulce queja» a la que alude el título, pues el sujeto lírico, aun con la escasez de frutos amorosos que ha venido exponiendo, reclama conservar lo poco que ha obtenido de su relación erótica.

En los dos últimos versos:

y decora las aguas de tu río
con hojas de mi Otoño enajenado.
puede verse que «otoño» está escrito con mayúscula inicial, lo que ha inducido a algunos estudiosos a pensar que Federico utiliza esa palabra como metáfora de la etapa final de su vida. Si bien era todavía joven, pues murió a los treinta y ocho años, él se sentía viejo al lado de alguien a quien le llevaba catorce años. Al amparo de esta metáfora, se considera que el río es la vida de Rafael (a cuya orilla el poeta es un «tronco sin ramas») y las hojas son los papeles en los que escribe sus sonetos amorosos.

Es necesario tener en cuenta que el texto de este poema tiene distintas versiones en diferentes ediciones. Por ejemplo, el primer verso («Tengo miedo a perder la maravilla») suele encontrarse también como «No me dejes perder la maravilla», y el tercer verso («que me pone de noche en la mejilla») aparece a veces como «que de noche me pone en la mejilla».

Nota de Javier Collazo.

Collazo, Javier. Ago., 2023. Soneto de la dulce queja, de Federico García Lorca. Poemario. Acceso en https://poemario.com/soneto-dulce-queja/

Ejemplos de figuras literarias en Soneto de la dulce queja

Figuras literarias Ejemplos Descripción
Metáfora "de tus ojos de estatua" Comparación de los ojos de la persona amada con los de una estatua, resaltando su belleza y serenidad.
Metáfora "la solitaria rosa de tu aliento" Se refiere al aliento de la persona amada como una rosa solitaria, que es suave y delicada.
Símil "Tengo pena de ser en esta orilla tronco sin ramas" Comparación de sí mismo con un tronco sin ramas, mostrando su tristeza y sensación de vacío.
Prosopopeya "si soy el perro de tu señorío" Atribución de características humanas al perro, expresando la devoción y lealtad.
Hipérbole "no me dejes perder lo que he ganado" Exageración de la importancia de lo logrado en su relación.
Hiperbatón "Tengo pena de ser en esta orilla tronco sin ramas" Alteración del orden gramatical de las palabras para enfatizar la tristeza y la sensación de vacío.
Elipsis "Si tú eres el tesoro oculto mío" Omisión de información sobre cómo la persona amada es un tesoro, dejando al lector interpretar las razones de su valor.
Anáfora "Tengo miedo a perder... Tengo pena de ser..." Repetición de la expresión "Tengo" al comienzo de las frases, destacando los sentimientos de miedo y tristeza.
Metonimia "decora las aguas de tu río" Uso del "río" como representación de la vida o el camino de la persona amada, enriqueciendo su existencia con las experiencias compartidas.


Firme con su comentario

*Todos los mensajes son moderados; su email jamás aparece ni se comparte.

  • Irma Feb., 2022

    Un poema más bello que otro, imposible elegir.