A la luna, Rosalía de Castro

¿Cuándo? Publicado en , en el libro En las orillas del Sar.
1

¡Con qué pura y serena transparencia1
brilla esta noche la luna!2
A imagen de la cándida inocencia,3
no tiene mancha ninguna.4

De su pálido rayo la luz pura5
como lluvia de oro cae6
sobre las largas cintas de verdura7
que la brisa lleva y trae.8

Y el mármol de las tumbas ilumina9
con melancólica lumbre,10
y las corrientes de agua cristalina11
que bajan de la alta cumbre.12

La lejana llanura, las praderas,13
el mar de espuma cubierto14
donde nacen las ondas plañideras,15
el blanco arenal desierto,16

la iglesia, el campanario, el viejo muro,17
la ría en su curso varia,18
todo lo ves desde tu cenit puro,19
casta virgen solitaria.20

2

Todo lo ves, y todos los mortales,21
cuantos en el mundo habitan,22
en busca del alivio de sus males,23
tu blanca luz solicitan.24

Unos para consuelo de dolores,25
otros tras de ensueños de oro26
que con vagos y tibios resplandores27
vierte tu rayo incoloro.28

Y otros, en fin, para gustar contigo29
esas venturas robadas30
que huyen del sol, acusador testigo,31
pero no de tus miradas.32

3

Y yo, celosa como me dio el cielo33
y mi destino inconstante,34
correr quisiera un misterioso velo35
sobre tu casto semblante.36

Y piensa mi exaltada fantasía37
que sólo yo te contemplo,38
y como que es hermosa en demasía39
te doy mi patria por templo.40

Pues digo con orgullo que en la esfera41
jamás brilló luz alguna42
que en su claro fulgor se pareciera43
a nuestra cándida luna.44

Mas ¡qué delirio y qué ilusión tan vana45
esta que llena mi mente!46
De altísimas regiones soberana47
nos miras indiferente.48

Y sigues en silencio tu camino49
siempre impasible y serena,50
dejándome sujeta a mi destino51
como el preso a su cadena.52

Y a alumbrar vas un suelo más dichoso53
que nuestro encantado suelo,54
aunque no más fecundo y más hermoso,55
pues no le hay bajo del cielo.56

No hizo Dios cual mi patria otra tan bella57
en luz, perfume y frescura,58
sólo que le dio en cambio mala estrella,59
dote de toda hermosura.60

4

Dígote, pues, adiós, tú, cuanto amada,61
indiferente y esquiva;62
¿qué eres al fin, ¡oh, hermosa!, comparada63
al que es llama ardiente y viva?64

Adiós... adiós, y quiera la fortuna,65
descolorida doncella,66
que tierra tan feliz no halles ninguna67
como mi Galicia bella.68

Y que al tornar viajera sin reposo69
de nuevo a nuestras regiones,70
en donde un tiempo el celta vigoroso71
te envió sus oraciones,72

en vez de lutos como un tiempo, veas73
la abundancia en sus hogares,74
y que en ciudades, villas y en aldeas75
han vuelto los ausentes a sus lares.76

77

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