!Indio!, Claudio Martinez Paiva
En el centenario de tu olvido 1
Hijo del vasto campo abrupto, y de la larga 2
serranía, y del lano 3
y de la amarga pena 4
del continente americano. 5¡Indio! 6
Sobra errante 7
en la noche sin astros 8
de tu propio dolor ¿cuál es tu sino? 9
Vivir en la inquietuid de cada instante, 10
en vaminos sin fin perder tus rastros 11
y no hallarte jamás con tu destino! 12¡Indio! 13
¡Expresión de la América 14
libre!; en tus inquietas 15
selvas enmarañadas 16
hay todavía silbos de saetas 17
y vibraciones trágicas de espadas; 18
pero en tu alma dormida 19
la fe viril de tu pasado ha muerto 20
y eres todo tú mismo, un gran desierto, 21
dond e vaga el azar su propia vida. 22¡Indio! 23
Raza en derrota, 24
progenie del tormento 25
que va hacia su calvario 26
la frente humilde y la esperanza rota; 27
sin odio, sin reproche y sin lamento! 28
Como un mudo viajero 29
maldecido por Dios, callado pasas 30
por la desolación de tu sendero; 31
ningún ideal te alienta, 32
en ninguna ilusión tu pecho abrasas 33
ni ninguna alegría te alimenta. 34
Ya ni sabes reír, indio maldito, 35
ha caído de ti toda esperanza, 36
te presientes Abel en el delito 37
y tel llena de miedo la venganza. 38
Sepultado en ti mismo 39
vives en la desdichada subconsciente 40
de saberte inocente 41
y amar tus lacras y adorar tu abismo. 42
Y tú eras sin embargo 43
en épocas lejanas 44
el dueño altivo, de las cumbres canas, 45
del valle fértil y el camino largo! 46
No tenía tu planta 47
límite, ni tu intento 48
valla, y tu garganta 49
al vibrar en la sierra 50
era como una enorme voz del viento 51
que hacía estremecer toda la tierra! 52
En tu invencicle mano 53
la fuerza retenía 54
el rayo de la acción: en ella había 55
en lucha desigual, traidora y fiera 56
roto su lanza el caballero hispano 57
y su filo la garra carnicera. 58
Eras soberbio entonces! 59
Te miraban las águilas bravías 60
llenas de admiración: brazos de bronce 61
semejaban tus brazos; todo entero 62
parecías construido 63
de dura roca y martillado acero! 64
Las selvas infranqueables 65
se abrían a tu paso 66
y las torvas manadas 67
de negros jabalíes 68
haciendo en la espesura leve brecha 69
esquivaban rugiendo tus pisadas 70
y el certero espolazo de tu flecha. 71
Eras todo y por serlo te aplastaron 72
la confianza y el tiempo y tu inocencia 73
y la cruz sin Jesús que te colgaron 74
y el misterio sin Dios de tu creencia. 75
Y así vagas ahora 76
al festejar su redención los otros, 77
nómade a pie, por la región que otrora 78
hizo temblar el casco de tus potros. 79
Nada queda de ti y tú pudiste 80
ser en la fiesta del solar nativo 81
todo nuestro pasado redivivo 82
en tu extraña figura de hombre triste. 83
Tú que por ley de justiciera herencia 84
debiste reclamar para tu gloria 85
la primera actitud de independencia 86
y la primera página en la historia! 87¡Indio! 88
99
Cuando todos te olvidan, 89
cuando todos te ignoran 90
y sobre tu dolor, coros levantan 91
y ni almas vírgenes te cantan 92
ni los niños te lloran, 93
surges en mí, sereno, 94
hermoso, grande y lleno 95
de tu esplendor lejano. 96
Sereno y triste, silencioso y bueno: 97
sin patria, sin destino y sin hermano! 98