Nosotros los Hombres, Jorge Debravo

Vengo a buscarte, hermano, porque traigo el poema,1
que es traer el mundo a las espaldas.2
Soy como un perro que ruge a solas, ladra3
a las fieras del odio y de la angustia,4
hecha a rodar la vida en mitad de la noche.5

Traigo sueños, tristezas, alegrías, mansedumbres,6
democracias quebradas como cántaros,7
religiones mohosas hasta el alma,8
rebeliones en germen echando lenguas de humo,9
árboles que no tienen10
suficientes resinas amorosas.11

Estamos sin amor, hermano mío,12
y esto es como estar ciegos en mitad de la tierra.13

Traigo muertes para asustar a todos14
los que juegan con muertes.15
Vidas para alegrar a los mansos y tiernos,16
esperanzas y uvas para los dolorosos.17

Pero traigo ante todo18
un deseo violento de abrazar,19
atronador y grande20
como tormenta oceánica.21

Quiero hacer con los brazos22
un solo brazo dulce23
que rodee la tierra.24

Yo deseo que todo, que la vida sea nuestra25
como el agua y el viento.26
Que nadie tenga nunca más patria que el vecino.27
Que nadie diga más la finca mía, el barco,28
sino la finca nuestra, de Nosotros los Hombres.29

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Análisis

El filósofo y poeta costarricense Carlos Rafael Duverrán, en su antología Poesía contemporánea de Costa Rica (1973), ha clasificado la producción poética de su país en las siguientes cuatro etapas: modernismo (1900-1920), posmodernismo (1920-1940), vanguardia (1940-1950) y posvanguardia (a partir de 1960). Su connacional Jorge Debravo (1938-1967) se insertó en esa secuencia histórica con una muy abundante obra poética elaborada desde su adolescencia hasta su temprana muerte. Esa obra comprende unos veinticinco poemarios, lo cual resulta asombroso teniendo en cuenta que Debravo vivió solo veintinueve años, edad a la que falleció en un accidente de tránsito cuando se movilizaba con su motocicleta. Sus libros más destacados son Nosotros los hombres (1966, el último publicado en vida) y Canciones cotidianas (1967, publicado póstumamente). A este respecto, el escritor, ensayista y periodista costarricense Carlos Cortés, en su ensayo La poesía costarricense de fin de siglo (1999), dice:

Debravo es, con Azofeifa, probablemente el poeta que ha tenido mayor influencia sobre la recepción de la poesía costarricense al crear un ámbito social propio y adecuado para un mensaje contundente y transparente. Su aporte es trascendental porque con él la poesía se volvió, conscientemente, un objeto de consumo ideológico y social. Sus libros más importantes, Nosotros los hombres y Canciones cotidianas, marcan un momento fundamental en la relación entre sociedad y literatura en Costa Rica y Centroamérica, al expresar con precisión una imagen de la humanidad, del hombre costarricense y del hombre latinoamericano en su intransferible historicidad.

En Costa Rica, la devoción por Jorge Debravo y su poesía se sustenta en el carácter social de su temática y en la introducción de un lenguaje lírico sencillo, claro y directo con el que construye un discurso muy cercano al pueblo. En esos aspectos, fue un terminante renovador del estilo retórico, solemne y alambicado de las etapas anteriores al tardío vanguardismo de su país. Sus poemas se centran en las reivindicaciones de las clases humildes, en el canto a la naturaleza y en la exaltación de los valores cristianos. Su corta vida estuvo signada por la exigüidad económica y cultural. Inició sus estudios formales muy tardíamente, aunque su madre le había enseñado a leer y se convirtió en fervoroso autodidacta. El impulso de escribir versos parecía habitarlo desde su nacimiento y la obstinación de su prédica a favor de la justicia, la concordia y la protección de los débiles se fue acentuando a medida que avanzaba su vida y su obra. Estos aspectos de su personalidad y de su poesía, como suele ocurrir, dieron pie también a las opiniones de sus detractores.

El poeta, ensayista y narrador costarricense Adriano Corrales Arias, en su ensayo Jorge Debravo: el hermano mayor (2007) y refiriéndose a defensores y detractores del autor de Nosotros los hombres, escribió:

Los defensores lo reivindican como el poeta del pueblo con justo entusiasmo y no menos razón, pero fetichizando en mucho su obra y despojándola de sus más profundos postulados, a contrapelo de la misma propuesta estético ideológica del creador y de su visión dialéctica del arte y la historia. Los detractores le cobran la oficialización y proposición de su poesía como paradigma poético «nacional», recelosos, en el fondo, de su popularidad y de su abundante lectura en todos los estratos sociales. Ello habla de la autenticidad de una poesía y de un autor que aún hoy provocan serias y bizantinas discusiones.

En este mismo ensayo, Corrales Arias sintetiza la significación de Jorge Debravo con las siguientes palabras:

Jorge Debravo es un volcán en ebullición en la breve cordillera de la poesía costarricense. Volcán inflamado de violenta ternura que pugnaba por expresarse a toda costa, a pesar de las carencias de su entorno cultural. Su voz se despojó de la anécdota fácil para (igual que César Vallejo y Miguel Hernández, sus influencias más notorias) transitar a la anécdota humana y arribar al esencialismo de las cosas y lo seres con un lenguaje poético claro y eficaz, vigoroso en su tono vital.

En una conferencia dictada en el Instituto Tecnológico de Costa Rica en 2007 y titulada La poesía de Jorge Debravo y el pensamiento humanístico, el costarricense Francisco Rodríguez Cascante, Doctor en Literatura Hispanoamericana, señaló:

La poesía de Debravo es profundamente moderna. Se trata de una textualización que asume como principios rectores la razón y el carácter instrumental del lenguaje como arma de lucha para cambiar la realidad. Asimismo, es una poesía preocupada por los problemas generales de la sociedad, entendidos como metarrelatos. Su destinatario es la humanidad en general, no sectores específicos. Desde este punto de vista, es un proyecto universalista de carácter utópico, eminentemente moderno. El autor no piensa la realidad de manera fragmentada, sino en tanto totalidad, noción que articula lo particular a lo que en el siglo pasado se consideraba lo universal. Así lo plantea el último poema de Nosotros los hombres:

Después −como al descuido− alguien dará parcelas
de tierra a cada uno,
de amor a cada uno,
de pan a cada uno, de luz a cada uno.

Y nunca más, nunca, la tierra tendrá hombres
con miles de camisas
y hombres con millones de tristezas…

Entonces la palabra «hermano»
querrá decir hermano,
exactamente hermano,
amadamente hermano…

La proximidad de Debravo al mensaje poético de César Vallejo y Miguel Hernández ha sido extendida por algunos eruditos a la postura existencial y estética de Pablo Neruda y Federico García Lorca. En cualquier caso, la culminación del carácter social de la poesía de Jorge Debravo es alcanzada en sus dos últimos poemarios: Nosotros los Hombres (1966) y Canciones cotidianas (1967, edición póstuma), en los que el discurso lírico se arraiga fuertemente en el contexto histórico.

Nosotros los Hombres es un poema que forma parte del libro del mismo nombre. Entre las distintas publicaciones de esta obra en libros, revistas y redes, se encuentran versiones que presentan diferencias, las más importantes de las cuales son: a) La primera estrofa tiene cinco versos en algunas ediciones y en otras tiene cuatro por la supresión del quinto verso «hecha a rodar la vida en mitad de la noche»; b) En los dos primeros versos de la última estrofa («Yo deseo que todo, que la vida sea nuestra / como el agua y el viento»), hay ediciones en las que no aparece la palabra «nuestra». Esta última diferencia es poética y semánticamente significativa, ya que, sin «nuestra», no se sabe en qué aspecto el autor quiere que la vida sea como el agua y el viento, mientras que, con esa palabra, está diciendo que quiere que la vida sea de nuestra propiedad como lo son el agua y el viento.

El poema aparece como una clara manifestación de versificación libre. En primer término, se hace evidente la ausencia de rima deliberada; solo se producen tres rimas casuales («espaldas – ladra», «todos – dolorosos – todo» y «tierra – nuestra»). En segundo lugar, es clara la diversidad de la métrica de los versos; pero esta característica es más aparente que real, pues existe una estructura métrica administrada deliberadamente. En efecto, puede verse que, de los veintinueve versos, doce son alejandrinos (versos 1, 3, 5, 6, 9, 13, 16, 17, 25, 27, 28 y 29), ocho son endecasílabos (2, 4, 7, 8, 11, 12, 14 y 19) y nueve son heptasílabos (10, 15, 18, 20, 21, 22, 23, 24 y 26). A esta métrica se llega advirtiendo los hiatos que deben ser respetados y los que deben ser reemplazados por sinalefa. Los versos alejandrinos, es decir, los de catorce sílabas métricas, tienen perfecta esticomitia (coincidencia entre la unidad sintáctica y la unidad métrica) en ambos hemistiquios. La acentuación fónica de los endecasílabos es canónica. Por todo ello, la pieza está más próxima al poema de verso blanco que al de verso libre, atributo que se percibe en su armoniosa cadencia rítmica.

En 1966, Jorge Debravo recibió el Premio Nacional Aquileo J. Echeverría (Poesía) por su libro Nosotros los Hombres.

Nota de Javier Collazo.

Collazo, Javier. Oct., 2023. Nosotros los Hombres, de Jorge Debravo. Poemario. Acceso en https://poemario.com/nosotros-los-hombres/

Ejemplos de figuras literarias en Nosotros los Hombres

Figuras Literarias Ejemplos Desc.
Metáfora "traer el mundo a las espaldas" Comparación implícita entre la carga de responsabilidad y la importancia del poema con cargar el mundo.
Metáfora "religiones mohosas hasta el alma" Comparación implícita entre la decadencia de las religiones y la presencia de moho.
Símil "Soy como un perro que ruge a solas" Comparación explícita entre el hablante y un perro que ruge solo.
Prosopopeya "ladra a las fieras del odio y de la angustia" Personificación del odio y la angustia como fieras a las que se les ladra.
Hipérbole "esto es como estar ciegos en mitad de la tierra" Exageración que expresa la sensación de desorientación y falta de dirección sin amor.
Elipsis "árboles que no tienen suficientes resinas" Omisión de palabras para indicar que a los árboles les falta algo importante.
Anáfora "Estamos sin amor, hermano mío" Repetición de "Estamos sin amor" para enfatizar la carencia de amor en la situación actual.
Metonimia "democracias quebradas como cántaros" Uso del cántaro quebrado para representar la fragilidad y rotura de las democracias.


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  • Nátali Daniela Nov., 2023

    Faltó las figuras de costrucción y los ejemplos

    • Poemario Nov., 2023

      Trataremos de ampliar el espacio dedicado a los recursos literarios porque, en efecto, existen muchos otros, no apenas los de construcción, como bien apuntó.