El Mendigo, José De Espronceda

José de Espronceda nos muestra en este poema una evolución de una persona, en este caso un mendigo. Si bien es cierto que al principio podemos sentir cierto cariño hacia el personaje, éste poco a poco va evolucionando y nos va mostrando cómo es realmente, como ha profesionalizado su mendicidad para convertirla en un medio de vida de la que parece no desear salir.

El mendigo siente que el mundo suyo, come de la limosna y busca la bondad de otras personas. Su casa es una chabola, una cabaña de tablas que se inunda de agua en invierno y quema con el calor en verano. El calor de la hoguera y las sobras de la comida es su forma de pasar la noche. Para él estas sobras son un banquete y las tablas algo parecido a un hogar.

El calor de la hoguera le ayuda a conciliar el sueño aunque la climatología no campaña. Él se siente libre. Todo aquel que le ayude, con lo que sea, lleva su agradecimiento, aunque es consciente de que la ayuda le es dada en muchos casos por obligación no porque salga de la persona de corazón.

Como mendigo, no importa quién le dé limosna, pero entiende que al no tener nada y vivir en la calle, los que tienen deben darle algo porque Dios lo tiene en cuenta y castiga al que no ayuda al prójimo. El mendigo utiliza sus artimañas, como puede ser llorar o rezar, para que la limosna le sea dada. Para él las personas son fuente inagotable para continuar su vida. Siente que así lo tiene todo.

Se ocupa y preocupa de parecer y ser andrajoso para acercarse a los que más tienen, para pedirles que éstos le den algo. Busca las damas hermosas y perfumadas para que sientan el olor de su presencia, lo que hará que, con el mal olor, tengan la necesidad de darle algo para que se vaya rápidamente.

También busca molestar en las fiestas en las que haya música, para que, al cantar mal, le den algo para que se marche. El mendigo tiene sus momentos en los que siente tristeza y felicidad como cualquier otra persona. Aun así, siente libertad y que el mundo suyo. Para el sólo existe el presente. No siente dolor y sabe que el futuro puede ser la fortuna o la soledad de la muerte en un hospital para personas sin recursos.

Ha renunciado a los recuerdos y vive al día. Lo que a otros les preocupa, como puede ser dinero, la justicia, la gloria etc., a él no le afecta, carece de importancia. Siente que la soledad lo protege porque, si le hacen daño, a quien lo hace le dará la mala suerte y algo malo le pasara.

El mendigo sabe que al final de su vida tendrá un lugar en el que pasar los últimos momentos y otro en el que ser enterrado. El final del poema es circular. El sigue su vida pidiendo su limosna y sintiendo que sigue siendo el dueño del mundo, que es libre.


Nota de Susana Marín.
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Poema original: El Mendigo

Mío es el mundo: como el aire libre, 1
otros trabajan porque coma yo; 2
todos se ablandan si doliente pido 3
una limosna por amor de Dios. 4

El palacio, la cabaña 5
son mi asilo, 6
si del ábrego el furor 7
troncha el roble en la montaña, 8
o que inunda la campaña 9
El torrente asolador. 10

Y a la hoguera 11
me hacen lado 12
los pastores 13
con amor. 14
Y sin pena 15
y descuidado 16
de su cena 17
ceno yo, 18
o en la rica 19
chimenea, 20
que recrea 21
con su olor, 22
me regalo 23
codicioso 24
del banquete 25
suntüoso 26
con las sobras 27
de un señor. 28

Y me digo: el viento brama, 29
caiga furioso turbión; 30
que al son que cruje de la seca leña, 31
libre me duermo sin rencor ni amor. 32
Mío es el mundo como el aire libre... 33

Todos son mis bienhechores, 34
y por todos 35
a Dios ruego con fervor; 36
de villanos y señores 37
yo recibo los favores 38
sin estima y sin amor. 39

Ni pregunto 40
quiénes sean, 41
ni me obligo 42
a agradecer; 43
que mis rezos 44
si desean, 45
dar limosna 46
es un deber. 47
Y es pecado 48
la riqueza: 49
la pobreza 50
santidad: 51
Dios a veces 52
es mendigo, 53
y al avaro 54
da castigo, 55
que le niegue 56
caridad. 57

Yo soy pobre y se lastiman 58
todos al verme plañir, 59
sin ver son mías sus riquezas todas, 60
qué mina inagotable es el pedir. 61
Mío es el mundo: como el aire libre... 62

Mal revuelto y andrajoso, 63
entre harapos 64
del lujo sátira soy, 65
y con mi aspecto asqueroso 66
me vengo del poderoso, 67
y a donde va, tras él voy. 68

Y a la hermosa 69
que respira 70
cien perfumes, 71
gala, amor, 72
la persigo 73
hasta que mira, 74
y me gozo 75
cuando aspira 76
mi punzante 77
mal olor. 78
Y las fiestas 79
y el contento 80
con mi acento 81
turbo yo, 82
y en la bulla 83
y la alegría 84
interrumpen 85
la armonía 86
mis harapos 87
y mi voz: 88

Mostrando cuán cerca habitan 89
el gozo y el padecer, 90
que no hay placer sin lágrimas, ni pena 91
que no traspire en medio del placer. 92
Mío es el mundo; como el aire libre... 93

Y para mí no hay mañana, 94
ni hay ayer; 95
olvido el bien como el mal, 96
nada me aflige ni afana; 97
me es igual para mañana 98
un palacio, un hospital. 99

Vivo ajeno 100
de memorias, 101
de cuidados 102
libre estoy; 103
busquen otros 104
oro y glorias, 105
yo no pienso 106
sino en hoy. 107
Y do quiera 108
vayan leyes, 109
quiten reyes, 110
reyes den; 111
yo soy pobre, 112
y al mendigo, 113
por el miedo 114
del castigo, 115
todos hacen 116
siempre bien. 117

Y un asilo donde quiera 118
y un lecho en el hospital 119
siempre hallaré, y un hoyo donde caiga 120
mi cuerpo miserable al espirar. 121

Mío es el mundo: como el aire libre, 122
otros trabajan porque coma yo; 123
todos se ablandan, si doliente pido 124
una limosna por amor de Dios. 125

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