La fuga, Gabriela Mistral
Madre mía, en el sueño1
ando por paisajes cardenosos:2
un monte negro que se contornea3
siempre, para alcanzar el otro monte;4
y en el que sigue estás tú vagamente,5
pero siempre hay otro monte redondo6
que circundar, para pagar el paso7
al monte de tu gozo y de mi gozo.8Mas, a trechos tú misma vas haciendo9
el camino de burlas y de expolio.10
Vamos las dos sintiéndonos, sabiéndonos,11
mas no podemos vernos en los ojos, y no12
podemos trocarnos palabra,13
cual la Eurídice y el Orfeo solos,14
las dos cumpliendo un voto o un castigo,15
ambas con pies y con acentos rotos.16Pero a veces no vas al lado mío:17
te llevo en mí, en un peso angustioso18
y amoroso a la vez, como pobre hijo19
galeoto a su padre galeoto,20
y hay que enhebrar los cerros repetidos,21
sin decir el secreto doloroso:22
que yo te llevo hurtada a dioses crueles23
y que vamos a un Dios que es de nosotros.24Y otras veces ni estás cerro adelante,25
ni vas conmigo, ni vas en mi soplo:26
te has disuelto con niebla en las montañas,27
te has cedido al paisaje cardenoso.28
Y me das unas voces de sarcasmo29
desde tres puntos, y en dolor me rompo,30
porque mi cuerpo es uno, el que me diste,31
y tú eres un agua de cien ojos,32
y eres un paisaje de mil brazos,33
nunca más lo que son los amorosos:34
un pecho vivo sobre un pecho vivo,35
nudo de bronce ablandado en sollozo.36Y nunca estamos, nunca nos quedamos,37
como dicen que quedan los gloriosos,38
delante de su Dios, en dos anillos39
de luz, o en dos medallones absortos,40
ensartados en un rayo de gloria41
o acostados en un cauce de oro.42O te busco, y no sabes que te busco,43
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o vas conmigo, y no te veo el rostro;44
o en mí tú vas, en terrible convenio,45
sin responderme con tu cuerpo sordo,46
siempre por el rosario de los cerros,47
que cobran sangre por entregar gozo,48
y hacen danzar en torno a cada uno,49
¡hasta el momento de la sien ardiendo,50
del cascabel de la antigua demencia51
y de la trampa en el vórtice rojo!52
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