Los Espejos, Jorge Luis Borges
El poema de Borges, los espejos, nos adentra en la infinidad de vidas, caras, bellezas y realidades que un espejo puede reflejar y como todo esto puede quedar grabado en la memoria del propio espejo a lo largo de una vida infinita, que sólo podrá ser interrumpida si éste se rompiera.
A través de un poema dividido en cuartetos, Borges va construyendo infinitos reflejos. En el primer cuarteto se define perfectamente cuál es su visión personal. Nos descubre su horror al darse cuenta de que el cristal absorbe los reflejos de las personas que se mira en él y los guarda de una manera monstruosa.
Continúa en el siguiente cuarteto dando una nueva imagen reflejada. Se habla en ella de la ilusión de recrearse en uno mismo frente al espejo porque no somos nosotros y, mediante la metáfora del ave y su aleteo, que puede forzar el movimiento de cristal, nos descubre esa mentira que tiembla insegura.
En el siguiente cuarteto el espejo se complementa con algo tan simple como un marco de madera, pero no un marco cualquiera. El ébano es un tipo de madera muy cara y lo mismo que la belleza, la riqueza es ilusoria, es ornamento puro y que, en el fondo es sólo eso, algo material que no nos define como persona.
En cualquier momento podremos ver nuestra imagen distorsionada como si, en vez de cristal, nos quisiéramos reflejar en una lámina de metal. Redunda el poeta en la en la idea de que en el crepúsculo de nuestra vida, pasados los años, nos daremos cuenta de que la riqueza, el caoba, no evitará nuestra muerte.
Y ese proceso es constante, como describe el siguiente cuarteto, es infinito y multiplicativo porque infinitos son los rostros que se reflejan en este espejo. Somos ciegos en vida y somos conscientes de ello.
El espejo como metáfora de la vida se va desarrollando en este nuevo cuarteto. Podemos estar o parecer muertos pero, al mismo tiempo que el espejo nos muestra el paso del tiempo y el fin de nuestra existencia, el vaho de nuestra respiración en él nos recuerda que seguimos vivos, que tenemos una posibilidad de ver quién somos y rectificar.
La soledad nos envuelve y la alcoba es como una celda implacable. Lo único que nos mantiene cuerdos es nuestro propio reflejo cada mañana, como un actor que nos presenta a un personaje en su obra.
En su momento, nosotros y nuestro reflejo seremos uno mismo y no diferenciaremos entre realidad e irrealidad. El rey Claudio, el padre de Hamlet descubrió que era un reflejo, un sueño, un personaje en la obra de Shakespeare.
El poeta recurre a la idea de un Dios todo poderoso que ha creado la luz, el día como metáfora de la verdad, de la realidad, pero transparente. Y al mismo tiempo ha creado su reflejo, la noche como metáfora de que todo es sueño, que nada es real de verdad, como si fuera la otra cara de la moneda.
Dios ha creado un juego en el que el hombre acepta su reflejo como parte de sí mismo, como si fuese un ser simple, insustancial y vacío.
Lo real y lo irreal se mezcla en este poema como reflejo de un espejo, creando una sensación de intranquilidad, de tristeza incluso de derrota en el lector.
Poema original: Los Espejos
Yo que sentí el horror de los espejos 1
no sólo ante el cristal impenetrable 2
donde acaba y empieza, inhabitable, 3
un imposible espacio de reflejos 4sino ante el agua especular que imita 5
el otro azul en su profundo cielo 6
que a veces raya el ilusorio vuelo 7
del ave inversa o que un temblor agita 8Y ante la superficie silenciosa 9
del ébano sutil cuya tersura 10
repite como un sueño la blancura 11
de un vago mármol o una vaga rosa, 12Hoy, al cabo de tantos y perplejos 13
años de errar bajo la varia luna, 14
me pregunto qué azar de la fortuna 15
hizo que yo temiera los espejos. 16Espejos de metal, enmascarado 17
espejo de caoba que en la bruma 18
de su rojo crepúsculo disfuma 19
ese rostro que mira y es mirado, 20Infinitos los veo, elementales 21
ejecutores de un antiguo pacto, 22
multiplicar el mundo como el acto 23
generativo, insomnes y fatales. 24Prolonga este vano mundo incierto 25
en su vertiginosa telaraña; 26
a veces en la tarde los empaña 27
el Hálito de un hombre que no ha muerto. 28Nos acecha el cristal. Si entre las cuatro 29
paredes de la alcoba hay un espejo, 30
ya no estoy solo. Hay otro. Hay el reflejo 31
que arma en el alba un sigiloso teatro. 32Todo acontece y nada se recuerda 33
en esos gabinetes cristalinos 34
donde, como fantásticos rabinos, 35
leemos los libros de derecha a izquierda. 36Claudio, rey de una tarde, rey soñado, 37
no sintió que era un sueño hasta aquel día 38
en que un actor mimó su felonía 39
con arte silencioso, en un tablado. 40Que haya sueños es raro, que haya espejos, 41
que el usual y gastado repertorio 42
de cada día incluya el ilusorio 43
orbe profundo que urden los reflejos. 44Dios (he dado en pensar) pone un empeño 45
en toda esa inasible arquitectura 46
que edifica la luz con la tersura 47
del cristal y la sombra con el sueño. 48Dios ha creado las noches que se arman 49
53
de sueños y las formas del espejo 50
para que el hombre sienta que es reflejo 51
y vanidad. Por eso no alarman. 52
Figuras Literarias | Ejemplos | Descripción |
---|---|---|
Metáfora | "El ébano sutil cuya tersura / repite como un sueño la blancura" | La tersura del ébano se compara con un sueño que repite la blancura, evocando una imagen de suavidad y pureza. |
Símil | "esa rostro que mira y es mirado" | Se compara el rostro con un objeto que puede ser observado y a la vez observar, sugiriendo un juego de percepción en el espejo. |
Prosopopeya | "el Hálito de un hombre que no ha muerto" | Se atribuye a un hombre la capacidad de empañar los espejos, personificándolo y evocando una sensación de presencia en la ausencia. |
Hipérbole | "Infinitos los veo" | El autor utiliza un exceso expresivo para indicar la cantidad de espejos que ve, acentuando la idea de multiplicidad y expansión. |
Hiperbatón | "Todo acontece y nada se recuerda / en esos gabinetes cristalinos" | El orden de las palabras se altera para resaltar la idea de que todo sucede pero nada se recuerda, creando una atmósfera enigmática. |
Elipsis | "Dios (he dado en pensar) pone un empeño" | Falta de información sobre cómo el autor llegó a pensar en Dios, para la interpretación del lector. |
Anáfora | "Dios ha creado las noches que se arman / de sueños y las formas del espejo" | La palabra "Dios" se repite al comienzo de los versos, creando un efecto de énfasis y unidad en la idea de la creación divina. |
Metonimia | "Que haya sueños es raro, que haya espejos" | El autor utiliza "sueños" y "espejos" para representar el misterio y lo desconocido, en lugar de citar directamente a estos conceptos. |
Aliteración | "Dios ha creado las noches que se arman / de sueños y las formas del espejo" | Se repite el sonido de la letra "s" en "se arman", "sueños" y "espejo". |
Comentarios
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Oscar Dante Irrutia Abr., 2022
Muy bueno el análisis. Feliz la elección de poner primero este y luego el texto del poema.
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Severo Zamora Hermosillo Mar., 2022
Los espejos hablan, dicen lo que no te atreves a decir; también observan, lo que tus ojos cómplices esquivan. Los espejos contienen lo escondido en tus profundidades desconocidas.