Dormirse en el olvido del recuerdo, Miguel de Unamuno
¡Dormirse en el olvido del recuerdo,1
en el recuerdo del olvido,2
y que en el claustro maternal me pierdo3
y que en él desnazco perdido!4¡Tú, mi bendito porvenir pasado,5
9
mañana eterno en el ayer;6
tú, todo lo que fue ya eternizado,7
mi madre, mi hija, mi mujer!8
Análisis
Miguel de Unamuno fue un filósofo y escritor español que nació en Bilbao en el año 1864, y murió en Salamanca en 1936. Perteneció a la Generación del `98 y escribió un importante número de novelas, ensayos, teatro y poesía.
Realizó sus estudios de Filosofía y Letras en la Universidad de Madrid en 1880 y se doctoró en Lengua Vasca. Posteriormente fue durante treinta y seis años, (divididos en dos etapas diferentes) Rector de la Universidad de Salamanca. Por motivos políticos fue quitado de este puesto y hasta llegaron a desterrarlo. Después se iría a Francia de manera voluntaria para volver tras la caída de Primeo de Rivera.
Todas sus obras presentan un alto nivel filosófico y también nos muestran su fe en Dios y su cristiandad, aunque no coincidían con ciertas prácticas y esto provocó una serie de críticas. Uno de los temas fundamentales de su literatura es la cuestión fe versus razón la cual ocupa en realidad la mente de cada ser humano en algún momento dado; así como la patria, la muerte o el tiempo fueron otros de sus temas fundamentales.
Dormirse en el olvido del recuerdo es un intento de poner palabra a aquello que sentimos ante el inconmensurable e invencible paso del tiempo. Nos pasamos la vida buscando la eternidad, y nos sentimos realizados sólo cuando conseguimos verla en algunas de sus formas. Unamuno con los versos de este poema va dando saltos temporales, juega con el pretérito, así como con la eternidad.
Consta el poema de dos estrofas de cuatro versos cada una, ambas cuentan con versos de arte mayor y presentan el siguiente esquema métrico: 11A 9B 11A 9B 11C 9D 11C 9D. Nos encontramos pues ante dos serventesios.
Cada una de las estrofas forma una sola oración, ambas exclamativas, pues el poeta se está admirando, está mostrando su sorpresa filosófica ante dos conceptos contrapuestos tan cotidianos como metafísicos: el tiempo y la eternidad. En la primera estrofa reconoce que desde el comienzo de su existencia en el vientre materno ya era un completo ignorante de la verdad; una vez en la vida, en el mundo, llega a conocer lo mismo que cuando dentro del vientre de su madre se encontraba. La segunda estrofa recoge una idea diferente: la búsqueda de la eternidad en cualquiera de sus formas.
El hombre irá buscando su felicidad en el futuro y hasta en los días pasados (versos 5 y 6), pero se sentirá realizado cuando sienta o perciba una gota de eternidad a su alrededor, y en este caso el autor la halla en la procreación (versos 7 y 8), y es en realidad una forma de permanecer vivo después de la muerte.
En cuanto a los recursos literarios empleados por el poeta, destacaremos el uso de la antítesis. En los versos uno y dos emplea los antónimos recuerdo – olvido para expresar la confusión que siente el hombre ante el paso del tiempo; así como en el verso número cinco: porvenir – pasado; y en el verso seis: mañana – ayer. Y en los versos 3 y 4 encontramos una metáfora: el poeta dice estar perdido, lo que significa que se encuentra en un grave estado de desconocimiento.
Además de una gran belleza literaria, el poeta demuestra que se encuentra inmerso en importantes reflexiones vitales y trascendentales. Cuestiones tan complejas como la eternidad o el porvenir las encuentra resueltas en seres tan reales y cercanos como su mujer, su madre o su hija. La filosofía parte justamente de esta premisa que el poeta expone. El hombre que reconoce no saber nada es aquel que anhela saber más; el que reconoce estar perdido es aquel que busca el camino de la verdad.
Jorrat, Victoria. Feb., 2014. Dormirse en el olvido del recuerdo, de Miguel de Unamuno. Poemario. Acceso en https://poemario.com/dormirse-en-el-olvido-del-recuerdo/
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Saul Muñoz Lopez Sep., 2022
Poema que trata sobre el recuerdo de el ayer. Y el fantasma perseguido, de su mujer, su hija y su madre, y en el recuerdo el recuerdo de el olvido. En el claustro maternal me pierdo, y renazco de mi mismo, comparado. En el hoy, que no es, el ayer. Pues, en el claustro maternal, me pierdo, dormido, en el ayer…