Destino (1950, en De la Vigilia Estéril), Rosario Castellanos
Existen dos poemas que la autora titula como Destino. El primero, publicado en De la Vigilia Estéril, en 1950, y el segundo en la obra Lívida luz, 1960. 1
Destino (1950)
Alguien me hincó sobre este suelo duro. 2
Alguien dijo: Bebamos de su sangre 3
y hagamos un festín sobre sus huesos. 4
Y yo me doblegué como un arbusto 5
cuando lo acosa y lo tritura el viento, 6
sin gemir el lamento de Job, sin desgarrarme 7
gritando el nombre oculto de Dios, esa blasfemia 8
que todos escondemos 9
en el rincón más lóbrego del pecho. 10
Olvidé mi memoria, 11
dejé jirones rotos, esparcidos 12
en el último sitio donde una breve estancia 13
se creyera dichosa: 14
allí donde comíamos en torno de una mesa 15
el pan de la alegría y los frutos del gozo. 16
(Era una sola sangre en varios cuerpos 17
como un vino vertido en muchas copas.) 18
Pero a veces el cuerpo se nos quiebra 19
y el vino se derrama. 20
Pero a veces la copa reposa para siempre 21
junto a la gran raíz de un árbol de silencio. 22
Y hay una sangre sola 23
moviendo un corazón desorbitado 24
como aturdido pájaro 25
que torpe se golpea en muros pertinaces, 26
que no conoce el cielo, 27
que no sabe siquiera que hay un ámbito 28
donde acaso sus alas ensayarían el vuelo). 29Una mujer camina por un camino estéril 30
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rumbo al más desolado y tremendo crepúsculo. 31
Una mujer se queda tirada como piedra 32
en medio de un desierto 33
o se apaga o se enfría como un remoto fuego. 34
Una mujer se ahoga lentamente 35
en un pantano de saliva amarga. 36
Quien la mira no puede acercarle ni una esponja 37
con vinagre, ni un frasco de veneno, 38
ni un apretado y doloroso puño. 39
Una mujer se llama soledad. 40
Se llamará locura. 41