La Desesperación, José De Espronceda

Me gusta ver el cielo1
con negros nubarrones2
y oír los aquilones3
horrísonos bramar,4
me gusta ver la noche5
sin luna y sin estrellas,6
y sólo las centellas7
la tierra iluminar.8

Me agrada un cementerio9
de muertos bien relleno,10
manando sangre y cieno11
que impida el respirar,12
y allí un sepulturero13
de tétrica mirada14
con mano despiadada15
los cráneos machacar.16

Me alegra ver la bomba17
caer mansa del cielo,18
e inmóvil en el suelo,19
sin mecha al parecer,20
y luego embravecida21
que estalla y que se agita22
y rayos mil vomita23
y muertos por doquier.24

Que el trueno me despierte25
con su ronco estampido,26
y al mundo adormecido27
le haga estremecer,28
que rayos cada instante29
caigan sobre él sin cuento,30
que se hunda el firmamento31
me agrada mucho ver.32

La llama de un incendio33
que corra devorando34
y muertos apilando35
quisiera yo encender;36
tostarse allí un anciano,37
volverse todo tea,38
y oír como chirrea39
¡qué gusto!, ¡qué placer!40

Me gusta una campiña41
de nieve tapizada,42
de flores despojada,43
sin fruto, sin verdor,44
ni pájaros que canten,45
ni sol haya que alumbre46
y sólo se vislumbre47
la muerte en derredor.48

Allá, en sombrío monte,49
solar desmantelado,50
me place en sumo grado51
la luna al reflejar,52
moverse las veletas53
con áspero chirrido54
igual al alarido55
que anuncia el expirar.56

Me gusta que al Averno57
lleven a los mortales58
y allí todos los males59
les hagan padecer;60
les abran las entrañas,61
les rasguen los tendones,62
rompan los corazones63
sin de ayes caso hacer.64

Insólita avenida65
que inunda fértil vega,66
de cumbre en cumbre llega,67
y arrasa por doquier;68
se lleva los ganados69
y las vides sin pausa,70
y estragos miles causa,71
¡qué gusto!, ¡qué placer!72

Las voces y las risas,73
el juego, las botellas,74
en torno de las bellas75
alegres apurar;76
y en sus lascivas bocas,77
con voluptuoso halago,78
un beso a cada trago79
alegres estampar.80

Romper después las copas,81
los platos, las barajas,82
y abiertas las navajas,83
buscando el corazón;84
oír luego los brindis85
mezclados con quejidos86
que lanzan los heridos87
en llanto y confusión.88

Me alegra oír al uno89
pedir a voces vino,90
mientras que su vecino91
se cae en un rincón;92
y que otros ya borrachos,93
en trino desusado,94
cantan al dios vendado95
impúdica canción.96

Me agradan las queridas97
tendidas en los lechos,98
sin chales en los pechos99
y flojo el cinturón,100
mostrando sus encantos,101
sin orden el cabello,102
al aire el muslo bello…103
¡Qué gozo!, ¡qué ilusión!104

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Análisis

En mis años de instituto, la clase de literatura bostezaba a la hora de hablar de poesía, pero con la llegada al Romanticismo, muchos alumnos salían de su abulia y fruncían el ceño cuando escuchaban algunos poemas de escritores como Espronceda. Por ejemplo, leyendo el célebre Estudiante de Salamanca. Y es que en ese poema narrativo teníamos duelos, amor, noche, muerte y un héroe de lo más arrogante… Como una película de Hollywood.

Atribuido a Espronceda, hoy se considera escrito por Juan Rico y Amat

No recuerdo que leyésemos el poema “La desesperación”, tal vez porque el profesor consideró que no era preciso echar más leña a unas hormonas en plena deflagración. Durante años, esta pieza fue atribuida a Espronceda, aunque hoy se considera escrita por Juan Rico y Amat, escritor contemporáneo del extremeño aunque un poco más joven.

Es uno de los poemas más incendiarios de la lírica castellana del XIX

Haya brotado de la pluma de uno u otro, es evidente que “La desesperación” es uno de los poema más incendiarios de la lírica en castellano del XIX. Aunque su estilo, su composición métrica y parte de su vocabulario nos suene ‘de otro siglo’, la violencia de su trasfondo resulta muy contemporánea. Perfectamente lo podría recitar un personaje de una película de Tarantino…

No siempre un título es clave para entender un poema, pero en este caso se da una información muy valiosa que amplía el significado del mismo. ¿’Desesperación’ como pérdida de esperanza o como alteración del ánimo causado por la cólera, la impotencia o el enojo? Nos quedamos con la segunda definición.

El yo lírico de este poema ansía el apocalipsis y termina entregado a la más arrebatada lujuria

El yo lírico de este poema está más que alterado, lo imaginamos con los ojos inyectados en sangre, los puños apretados y las venas palpitantes. Es un ser depravado que disfruta observando la violencia, que ansía un apocalipsis de sangre y desgracia. Y que termina entregado a la más arrebatada lujuria.

Cementerios fantasmales, sepultureros tétricos, centellas en el mar, muertos por doquier, firmamentos hundidos, tendones que se rasgan y un anciano que se tuesta… Todo esto sucede en la apocalíptica primera parte del poema.

No exageramos si decimos que este poema, escrito hoy, traería alguna dificultad a su autor. Y es que tras la tormenta de sangre y vísceras, llega el ‘descanso’ que para yo lírico de “La desesperación” está en la botella y en el lecho de la mujer. Es la taberna de mala muerte con copas rotas, borrachos en las esquinas y mujeres ofreciendo sus servicios.

El poema termina con un poco de retranca, con ese ‘gozo’ e ‘ilusión’ de yacer al lado de una mujer, tras haber presenciado una hecatombe. O tal vez no sea más que un ‘mal viaje’ producto del abuso del alcohol mezclado con la cólera de un ser perdido que se ha divorciado del sentido común.

“La desesperación” es un poema que deja huella y que encarna la libertad, las nuevas temáticas, el efectismo y los fuegos de artificio propios del Romanticismo literario.

Nota de David Rubio.

Rubio, David. May., 2016. La Desesperación, de José De Espronceda. Poemario. Acceso en https://poemario.com/desesperacion/

Ejemplos de figuras literarias en La Desesperación

Figuras literarias Ejemplos Descripción
Metáfora "la tierra iluminar" Comparación entre las centellas y la luz que ilumina el planeta tierra, dando una atmósfera sombría y tenebrosa al poema.
Metáfora "¡qué gusto!, ¡qué placer!" Transmite la satisfacción que el autgor encuentra en situaciones violentas y caóticas, creando un tono oscuro y macabro.
Antítesis "sin luna y sin estrellas, / y sólo las centellas" Contraste que plantea una atmósfera de inquietud y tensión.
Paralelismo "Me gusta ver el cielo / me gusta ver la noche" Marca las preferencia por ambientes oscuros.
Elipsis "me agrada mucho ver." Omisión de palabras o ideas que se pueden inferir del contexto, dejando al lector completar el sentido y la imagen del caos y la destrucción.
Metonimia "cantan al dios vendado" Se utiliza "dios vendado" para referirse a Cupido, el dios del amor, sustituyendo el objeto de la "venda" por el sujeto al que está asociado, en este caso, Cupido.
Anáfora "Me gusta", "Me agrada", "Me alegra" Efecto que intensifica de los pensamientos del autor.


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