A Leonor, Amado Nervo

El amor vuelve a ser un nuevo tema para escribir versos. El poeta se dirige a una mujer, Leonor, para describirla a través de cuatro estrofas y se observa, una vez leído, como la estructura del mismo se centra en la cara, concretamente en ciertas partes de la cara.

Empieza por su cabello, continúa con su mirada, los ojos, prosigue con su boca y finalmente pasa del plano físico al plano espiritual, hablando de su alma. Perfectamente encadenados, desarrolla el amor que siente por esta amada.

Si nos adentramos en la primera estrofa, en contra de lo que muchos cánones indicaban, el pelo de ella es negro, pero no desde el punto de vista negativo, sino que el poeta quiere crear un cierto misterio alrededor esta mujer y, al mostrarnos a esta mujer con ese tono de pelo, ese misterio aumenta.

El propio poeta nos resuelve la duda cuando nos dice que no ve ese color negro como un adiós, un abandono, sino que es algo que toma como referencia para pasar a esa segunda estrofa en la que nos va a hablar de la mirada de la mujer.
Así, no es capaz de describir perfectamente sus ojos que para el son inexpresivos como las esfinges, es incapaz de interpretar lo que ella puede sentir por él. Sin embargo, Nos escribe o nos quiere hacer entender que son enigmáticos, hermosos.

En la tercera estrofa nos sigue describiendo a la mujer, tomando como hilo conductor y de conexión la última palabra de la estrofa anterior, boca. En ella ve el autor una mujer joven, cálida y recuerda la belleza de juventud junto con el apasionamiento que va asociado a esas.

Sin embargo, en la última estrofa da un paso más el poeta y se adentra en el interior de la mujer y, además de su belleza exterior, nos habla de su alma. Se nos muestra como un alma callada a la que tampoco pueda acceder porque para el poeta está llena de bondades.

Finalmente, pasamos a algo más profundo, que va más allá de la pareja: el ensueño. Llegados a este punto y después de una relectura, tenemos la sensación de que podemos dudar de si el autor está hablando de algo real o de una ficción.
¿Existe realmente esa mujer o es sólo ensueño? Parece, por lo que podemos leer, que estamos ante una mezcla de las dos, ya que es posible que la mujer exista realmente y que el poeta haya querido darle unos atributos físicos pero, sobre todo, espirituales, que nos hagan ver a esta como algo más que un mero cuerpo, como ocurre en muchos poemas de otros autores. Esta mujer tiene además de belleza, alma y eso le aporta mucho más.


Nota de Susana Marín.
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Poema original: A Leonor

Tu cabellera es negra como el ala 1
del misterio; tan negra como un lóbrego 2
jamás, como un adiós, como un «¡quién sabe!» 3
Pero hay algo más negro aún: ¡tus ojos! 4

Tus ojos son dos magos pensativos, 5
dos esfinges que duermen en la sombra, 6
dos enigmas muy bellos... Pero hay algo, 7
pero hay algo más bello aún: tu boca. 8

Tu boca, ¡oh sí!; tu boca, hecha divinamente 9
para el amor, para la cálida 10
comunión del amor, tu boca joven; 11
pero hay algo mejor aún: ¡tu alma! 12

Tu alma recogida, silenciosa, 13
de piedades tan hondas como el piélago, 14
de ternuras tan hondas... 15
Pero hay algo, 16
pero hay algo más hondo aún: ¡tu ensueño! 17

18

Figuras Literarias Ejemplos Descripción
Metáfora "Tu cabellera es negra como el ala del misterio" La cabellera de la persona es comparada con "el ala del misterio", sugiriendo que tiene una belleza misteriosa y enigmática.
Metáfora "Tus ojos son dos magos pensativos" Los ojos de la persona se describen como "dos magos pensativos", sugiriendo que tienen un poder cautivador y misterioso.
Simil "Tu boca, hecha divinamente para el amor, para la cálida comunión del amor" La boca de la persona se compara con una entidad divina, sugiriendo que es un instrumento perfecto para el amor.
Paralelismo "pero hay algo más negro aún: ¡tus ojos!", "pero hay algo más bello aún: tu boca.", "pero hay algo mejor aún: ¡tu alma!", "pero hay algo más hondo aún: ¡tu ensueño!" La estructura repetitiva de estas frases crea un paralelismo que da ritmo al poema y enfatiza la belleza y profundidad de la persona descrita.
Antítesis "Tu alma recogida, silenciosa, de piedades tan hondas como el piélago, de ternuras tan hondas..." El alma de la persona se describe como recogida y silenciosa, pero también llena de piedad y ternura. Estos términos opuestos crean una antítesis que muestra la complejidad del alma.

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