Piedad, Cruz María Salmerón Acosta
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No, no era amor lo que ella me tenía;1
era tal vez piedad, lástima era,2
porque mi oculta pena comprendía3
y ella se compadece de cualquiera.4Mientras voy recobrando mi alegría5
animado, quizás de una quimera,6
se va tornando mucho menos mía7
como si ella ya no me quisiera.8Yo si he formado de mi amor un culto,9
desde que aquí mi juventud sepulto10
y la aureola del martirio ciño.11No me quites, Señor, mi sufrimiento12
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si es que habré de perder con mi tormento,13
la conmiseración de su cariño.14
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