El Peatón, Jaime Sabines

Se dice, se rumora, afirman en los salones, en las fiestas, alguien o algunos enterados, que Jaime Sabines es un gran poeta. O cuando menos un buen poeta. O un poeta decente, valioso. O simplemente, pero realmente, un poeta.1

Le llega la noticia a Jaime y éste se alegra: ¡qué maravilla! ¡Soy un poeta! ¡Soy un poeta importante! ¡Soy un gran poeta!2

Convencido, sale a la calle, o llega a la casa, convencido. Pero en la calle nadie, y en la casa menos: nadie se da cuenta de que es un poeta. ¿Por qué los poetas no tienen una estrella en la frente, o un resplandor visible, o un rayo que les salga de las orejas?3

¡Dios mío!, dice Jaime. Tengo que ser papá o marido, o trabajar en la fábrica como otro cualquiera, o andar, como cualquiera, de peatón.4

¡Eso es!, dice Jaime. No soy un poeta: soy un peatón.5

Y esta vez se queda echado en la cama con una alegría dulce y tranquila.6

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Análisis

El protagonista del poema habla de lo que dicen de él respecto a su calidad como poeta. Está feliz de ese reconocimiento. Sin embargo, este mismo es algo que no se ve físicamente y es por ello que nadie lo nota. Ser poeta no es algo reconocible. Cuando piensa en lo que hacen las demás personas, en lo cotidiano, descubre entonces que eso es algo reconocible, algo normal. Por eso decide ser un peatón, algo normal. Esta decisión le produce mayor felicidad.

En este caso estamos hablando de un poema que critica, no la falta de reconocimiento sobre la labor de un poeta, sino cómo la sociedad no reconoce como un trabajo el hecho de que una persona escriba. Parece que si no se tiene un trabajo socialmente aceptado, como puede ser el de un albañil, un comercial, o cualquier otro, el trabajo de escritor no es tal.

Es por ello que critica a una sociedad que desconoce la riqueza de un país, que no sólo se basa en lo material, en cuanto dinero se gana o en lo que una industria puede realizar, sino que también se basa en la cultura del propio país. Quizá es lo que más crítica, que es el propio país el que no valora la riqueza de la cultura, en todas sus formas y, en particular, en la poesía.

Escribir supone no solamente horas de trabajo, pensar, inspirarse y plasmar todo eso en unos versos, sino que también significa que tu obra sea leída fuera del lugar de nacimiento, de tu país y que sea reconocida desde un punto de vista completamente diferente, que es el cultural y que es tan o más importante como el hecho de que muchas empresas pueda existir en el propio país.

El trabajo es importante, la industria, la economía de un país también lo es. Pero lo que también describe a un país como tal es la cultura de su sociedad, la capacidad para transmitir información, capacidad para crear arte desde diferentes puntos de vista, ya sea pintura, la música, la literatura, etcétera. Es por ello que el autor, sabiendo que en su propio país no es conocido, tanto como fuera, decide hacerse algo normal, algo que la gente pueda nombrar sin sorprenderse y, al mismo tiempo, algo con lo que pueda hacer una crítica y eso lo consigue nombrándose a sí mismo peatón.

Nota de Susana Marín.

Marín, Susana. Nov., 2015. El Peatón, de Jaime Sabines. Poemario. Acceso en https://poemario.com/peaton/