De Otoño, Rubén Darío
La conciencia del paso del tiempo, de cómo somos conscientes de nuestra trayectoria vital y como esta está en su última etapa, se ve cuando aceptamos nuestra edad y en qué momento de nuestra vida está. El poeta recuerda su juventud y el amor a través de su trayectoria vital. Todo ha quedado atrás salvo ese deseo de sentirse vivo que aporta el latido del corazón.
El paso del tiempo es un tema importante a lo largo de la historia de la literatura. La conciencia de que la juventud ha pasado y de que estamos en un momento de madurez o más tardío, en el que la muerte es una realidad que puede venir a buscarnos en cualquier momento, está más presente.
En este caso, el protagonista del poema es consciente de su trayectoria vital, del camino realizado hasta ese momento y acepta quien es, pero no se resigna a no buscar el amor, el deseo, la sexualidad. Hay un camino y muchas formas de vivir solo y él desea hacerlo buscando esa última mano que tomar y con la que compartir lo que queda del viaje.
Nuevamente, el poeta le da mucha importancia al no extenderse y alargar el poema de una manera artificial, con lo que se perdería la naturalidad y, sobre todo, el gusto del poeta por mostrarnos un sentimiento, un hecho natural, habitual y que, para él, resulta muy importante, muy esclarecedor.
El protagonista del poema se da cuenta de que ya no es el mismo, que ya no tiene esa frescura, esa alegría y parece que la vida se ha ido diluyendo poco a poco entre sus manos y, cuando se ha dado cuenta de ello, observa que está en otro momento de su vida, está en un momento en el que ya se le va relegando poco a poco de algunos momentos sociales, porque se considera que no tiene la edad adecuada.
La misma forma, el amor se vive de otra manera, se siente otra manera y es correspondido de otra manera por parte de una mujer. En este caso, parece que estamos ante una persona que, si bien ha tenido una vida íntima interesante, es ahora que busca esa mujer con la que pasar el resto de la vida juntos, con la que ir de la mano hasta que el corazón deje de latir.
Poema original: De Otoño
Yo sé que hay quienes dicen: ¿por qué no canta ahora 1
con aquella locura armoniosa de antaño? 2
Ésos no ven la obra profunda de la hora, 3
la labor del minuto y el prodigio del año. 4Yo, pobre árbol, produje, al amor de la brisa, 5
9
cuando empecé a crecer, un vago y dulce son. 6
Pasó ya el tiempo de la juvenil sonrisa: 7
¡dejad al huracán mover mi corazón! 8