Víctor Hugo y la Tumba, Rubén Darío

Escrito en 1888, y publicado en febrero de 1889

Iba a morir el genio. ¡Paso! dijo a la Tumba,1
con voz que en el espacio misteriosa retumba2
produciendo infinita, suprema conmoción.3
La Tumba, inexorable siempre, ruda y severa,4
contemplando al coloso gigante, dijo: «¡Espera!5
Ignoro si tú puedes entrar a mi región.» 6

En tanto, en las alturas, las mil constelaciones7
bordaban los cambiantes de sus fulguraciones8
en el velo impalpable del esplendente azur.9
Callaba el Océano: y sobre los volcanes10
altísimos, dormían los grandes huracanes11
del Este, del Oeste, y del Norte y del Sur. 12

La Tumba dijo entonces: «Preguntaré a los vientos,13
y al Océano rudo de oleajes violentos,14
y a los astros radiantes, y al altivo volcán:15
si puede mis dinteles sombríos y profundos,16
al brillo de los soles y a la faz de los mundos,17
salvar cual los humanos, este enorme titán».18

«Yo, dijo el Océano, le conozco, es el grande:19
su luminoso aliento vida inmortal expande:20
profeta del derecho y arcángel de la ley.21
¡Oh coro de mis islas! ¿conocéis al Poeta22
que del sagrado espíritu ha llegado a la meta?»23
Y entre el coro de todas «¡sí!» dijo Guernesey. 24

Y entonces Chipre y Córcega y el heleno Archipiélago25
entonaron un cántico sobre el grandioso piélago;26
y Caprera sus brazos al cielo levantó;27
y se irguió Santa Elena, y triste la miraron;28
y las islas de América todas se incorporaron;29
y derramando lágrimas Cuba se arrodilló.30

Y el himno de los mares resonó en los abismos31
variando en inmortales y armónicos mutismos;32
y el nombre del poeta se escuchó por doquier.33
«¡Viva!» decían todas las voces de los mares;34
«¡Viva!» decían todas las olas a millares35
arrojando a la costa conchas de rosicler.36

Soplaron los tritones su caracol marino;37
las sirenas veladas en un tul argentino,38
a flor de agua entonaron una vaga canción,39
y se unieron al coro de las ondas sonantes;40
y el mar tenía entonces convulsiones gigantes41
y latidos profundos como de corazón.42

¡Silencio! La siniestra Tumba habla a los volcanes43
que hacen de centinelas, como rudos titanes44
que cuando hablan retumban; pelados unos son,45
que alzan la calva frente, y abren la oscura boca46
mostrando su salvaje dentadura de roca;47
otros, llevan encima granítico morrión. 48

«¡Yo pido la palabra!» dijo Etna. -Chimborazo,49
estirado a la altura como un fornido brazo,50
arguye que la América debe primero hablar.51
Vesubio alza la frente con altivo rimbombo52
y en medio a dos océanos se eleva Momotombo53
diciendo es él quien debe su acento levantar.54

Momotombo caduco, ante la Tumba exclama:55
«Soy el viejo coloso que bajo el cielo brama;56
en el centro de América, atalaya avizor;57
Víctor Hugo ha cantado mi alto nombre y mi fama;58
y aquí estoy con mi tiara de sombras y de llama,59
sintiendo en mis entrañas de la lava el hervor.60

Esta, la hermosa tierra del viejo Nicarao,61
con sus lagos do surca por el vapor la nao,62
con sus bosques do extiende su copa el guayacán,63
ve en Víctor Hugo al Genio sobrehumano y sublime64
que canta, que protesta, que crea y que redime.65
¡Oh Tumba! ¡que no muera! ¡que no muera el titán!»66

Y luego Chimborazo «¡que viva!» dijo; y luego67
Cotopaxi, cubierto de un penacho de fuego,68
movió su enorme cresta como una ardiente crin;69
y el coro de volcanes del mundo americano70
levantó a una un grito potente, soberano,71
que atronó del planeta uno y otro confín.72

Y respondieron todos los de Asia, África, Europa;73
y los vientos formando su bulliciosa tropa74
arrastraron el eco por la honda inmensidad.75
La Tumba dijo entonces: «He hablado a los volcanes,76
al mar y a las estrellas, y hablé a los huracanes.77
Ya veré qué me dice de esto la humanidad.»78

E interrogó a los hombres. Y todos los humanos,79
chinos, rusos, ingleses, indios, americanos,80
los negros de Abisinia, los turcos de Stambul,81
exclamaron: «¡el Genio!» y, la vista en el cielo,82
señalaron al astro fecundador del suelo,83
el sol resplandeciente sobre el límpido azul.84

«¿Quién llora nuestras penas?» dijeron los slavos.85
«¿Quién ve nuestras cadenas?» dijeron los esclavos86
de piel oscura; y todos se echaron a llorar.87
«Muerto Hugo ¿quién implora por hombres y por leyes?88
¿Quién pide por las víctimas, delante de los reyes?89
¿Quién rogará por ellas a las plantas del Czar?»90

Y dijeron los negros: «Si Víctor Hugo muere91
¿Quién contendrá ese látigo que a nuestros hijos hiere?92
¿Quién verá por nosotros gritando ¡libertad!?93
Él de John Brown la gloria deja en poemas escrita;94
Es la grande esperanza de la raza maldita;95
es el nuevo Mesías que trae luz infinita,96
con el nuevo decálogo para la humanidad.»97

Y dijeron los niños: «¡Con que te vas al cielo!98
¡Con que quedamos solos, sin el amado abuelo!99
Cabe la blanda cuna ¿quién nos arrullará?100
Ya no hay quien nos ofrezca las flores del cariño101
y ventalles de rosas, y cánticos de niño;102
ya el alba no sonríe; triste la cuna está.»103

Jorge y Juana están solos: lloremos, Jorge y Juana.104
Hoy no han cantado alondras la luz de la mañana.105
¡Oh Tumba, no te lleves nuestro cándido amor.106
Céfiro no murmura; las flores palidecen;107
los infantes no ríen; las aves se entristecen;108
no hay aroma, no hay eco, no hay brisa, no hay rumor.109

Y los pueblos se alzaron presto, por todas partes,110
entregando a los aires rudos sus estandartes;111
y a la cabeza de ellos se levantó París:112
«¡Que no se vaya el genio!» exclamó la muchedumbre.113
Y entre todos, estaban entre gloriosa lumbre,114
con los de Clodoveo los hijos de San Luis.115

Al ver a Francia, pálida, desencajada, fría116
llorando, Víctor Hugo le dijo: «¡Madre mía!»117
Y un abrazo infinito sus cuerpos estrechó.118
Un suspiro doliente, misterioso y profundo119
se escuchó que llenaba toda la faz del mundo.120
¡Qué dolor, qué tristeza!...121

     -Y la tumba gimió.122

El coro de poetas, con las liras alzadas,123
con las fijas pupilas por el lloro empañadas,124
dijeron: «¡Oh Pontífice, nos dejas y te vas!125
Dejas el arpa sola, y vacío tu trono!126
¿Y el poema del gigante siglo decimonono127
de pauta y ritmo eternos, no lo oiremos más?128

¿Quién como tú, más alto que los más altos montes,129
conmoverá con su arpa todos los horizontes,130
y todos los espíritus bañará con su luz?131
¡Ah! ¿quién hará tus versos ricos, esplendorosos,132
ya insondables, ya dulces, a tomillo olorosos;133
flores del lotho azules, lindas perlas de Ormuz? 134

¿Quién bajará los iris del alto firmamento?135
¿Quién al Niágara undoso le robará su acento?136
¿Quién tajará peñascos con su hacha de titán?137
¿Quién ¡guerrero sublime! levantará su maza,138
y ajustará a su pecho luminosa coraza.139
Su corcel de batalla tornando a Leviathán?140

¡Ecce lumen! Las canas quo tú tienes, Maestro,141
las tiene Alpe, Himalaya, sagrado, alto, siniestro,142
tiene tu porte augusto en el trono en que está.143
Buonarroti, el que tuvo la aurora en su paleta,144
copiará los perfiles de su rostro, poeta,145
para pintar la face del supremo Jehová.146

¡Tumba! cierra tu puerta: no des entrada al genio;147
no quites ese faro del humano proscenio;148
déjanos al Pontífice que el cielo nos envió.»149
La Tumba, entre el sonante coro inmenso callaba.150
El mundo estaba atónito. Francia, madre, lloraba,151
de pronto, el infinito su velo descorrió.152

Y en grupo sacrosanto Job, Eschylo y Homero,153
Tácito, Juan y Pablo, Juvenal, el severo154
Alighieri, Cervantes y Rabelais, en la luz155
increada envueltos, todos los genios que pasaron,156
fijos en Víctor Hugo, de súbito se alzaron:157
y sobre todos ellos se veía A Jesús. 158

«¡Ven! le dijeron todos, ven a ocupar tu asiento;159
ven a expandir tu espíritu detrás del firmamento.160
ven; del indefinido progreso sigue en pos.161
Llena con tu alma inmensa el abismo profundo.162
No te duela ese llanto; no te cures del mundo:163
quien ha de sucederte será enviado por Dios.164

¡Sube!»165
     Y subió-166

          La Francia lanzó un amargo grito.167
Se oyó un rumor de fiesta llenar el infinito.168
La Tumba entre su seno, un cadáver guardó.169
Se echó tierra en la fosa. La humanidad de luto170
se puso una guirnalda a tejer, en tributo171
al coloso que el tiempo con su ala derribó.172

¡Sagrados huesos! Polvo del gigante caído:173
que al calor de ese fuego que se esparce encendido174
en el alma que lleva la nueva humanidad,175
brote el árbol robusto de la paz en la tierra;176
y que bajo su sombra no haya odio, no haya guerra;177
y que sean sus frutos de vida y libertad.178

Centro América, 1888
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Ejemplos de figuras literarias en Víctor Hugo y la Tumba

Figuras literarias Ejemplos Descripción
Metáfora "Iba a morir el genio" El genio representa a un poeta o artista destacado que está a punto de morir.
Símil "como rudos titanes" Los volcanes son comparados con titanes, dando la impresión de su enorme poder y presencia.
Prosopopeya "La Tumba, inexorable siempre, ruda y severa" La Tumba es personificada como si tuviera cualidades humanas, como ser ruda y severa.
Hiperbatón "en el espacio misteriosa retumba" El orden normal de las palabras se altera para enfatizar el misterio y la resonancia de la voz en el espacio.
Elipsis "Y Amor, que mis intentos ayudaba" Se omite parte de la oración, dejando al lector deducir el mensaje: que Amor está ayudando al poeta en sus intentos.
Anáfora "¡Viva!» decían todas las voces de los mares; «¡Viva!» decían todas las olas a millares" La repetición de "¡Viva!" enfatiza la celebración del poeta y su obra por parte de los mares y las olas.
Metonimia "profeta del derecho y arcángel de la ley" El poeta es llamado "profeta del derecho" y "arcángel de la ley", lo que implica que sus escritos abogan por la justicia y la verdad.
Metáfora "las canas quo tú tienes, Maestro" Las canas representan la sabiduría y la experiencia del maestro, y se compara con montañas importantes como Alpe y Himalaya.
Símil "tornando a Leviathán" El corcel de batalla se compara con Leviathán, una criatura mítica y poderosa, para resaltar la fuerza del guerrero.
Prosopopeya "Francia, madre, lloraba" Francia es personificada como una madre que llora, transmitiendo la sensación de tristeza y pérdida por la muerte del poeta.
Hiperbatón "tiene tu porte augusto en el trono en que está" El orden normal de las palabras se altera para enfatizar la grandeza y dignidad del maestro en su trono.
Anáfora "y que bajo su sombra no haya odio, no haya guerra" La repetición de "no haya" enfatiza el deseo de paz y armonía bajo el árbol de la paz en la tierra.
Metonimia "la humanidad de luto" La humanidad de luto representa a las personas que están de luto por la muerte del poeta, mostrando el impacto de su pérdida en el mundo.
Aliteración "quien ha de sucederte será enviado por Dios" La repetición de los sonidos "s" en "sucederte" y "será enviado" crea un ritmo y musicalidad en el verso.


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