Nocturno, Ernesto Noboa y Caamaño
El jardín está inmóvil bajo el beso de plata 1
de la luna que riela sobre las mustias flores 2
que escuchan vagos ecos de una tenue sonata 3
que solloza el recuerdo de unos tristes amores. 4No se rizan las aguas de la verde laguna, 5
no se mueven las hojas del mezquino frondaje; 6
mis ojos están ciegos de claridad de luna 7
y mi alma es un pedazo de alma del paisaje. 8Las áureas notas ciegas de la sonata triste 9
producen en mi alma esa divagación 10
que precede al olvido de todo cuanto existe 11
para escuchar la eterna verdad del corazón. 12Y el corazón me dice: “Escucha la elegía 13
de mi otoño que llora la ausente primavera; 14
murieron los rosales que en mi jardín había, 15
y sobre mis escombros solloza una quimera”. 16Y siento la nostalgia de lo que fue. El recuerdo 17
de pretéritas dichas lejanas y brumosas 18
y las angustias de hoy en que solo me pierdo 19
por esto la senda que hollan cadáveres de rosas. 20Una cabeza rubia cerca de mí; una mano 21
delicada y nerviosa temblando entre las mías; 22
un ramo abandonado sobre el negro piano 23
guardador de inefables secretas armonías. 24El tenue claro-oscuro del salón... Las ternezas 25
de la postrera noche de risas y cantares; 26
después... adioses, besos, suspiros y promesas, 27
un barco amarillento perdiéndose en los mares... 28Hoy mancho con la sombra de mi melancolía 29
este blanco sendero que perfumó tu huella: 30
¡cuán lejos de tu vida va pasando la mía 31
con la desesperanza de no encontrarte en ella! 32Por estas mismas sendas nuestras sombras macabras 33
tal vez mañana crucen noctívagas y errantes; 34
y entonces sólo el viento oirá nuestras palabras, 35
como en aquel Coloquio de las Fiestas Galantes. 36El jardín viejo y mustio bajo el beso de plata 37
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de la luna que riela como manto de olvido, 38
escuchando las notas de esta triste sonata, 39
por soñar con tu sombra, se ha quedado dormido... 40