In memoriam A. R., Jorge Luis Borges

¿Cuándo? Publicado en , en el libro El hacedor.

El vago azar o las precisas leyes1
que rigen este sueño, el universo,2
me permitieron compartir un terso3
trecho del curso con Alfonso Reyes.4

Supo bien aquel arte que ninguno5
supo del todo, ni Simbad ni Ulises,6
que es pasar de un país a otros países7
y estar íntegramente en cada uno.8

Si la memoria le clavó su flecha9
alguna vez, labró con el violento10
metal del arma el numerosos y lento11
alejandrino o la afligida endecha.12

En los trabajos lo asistió la humana13
esperanza y fue lumbre de su vida14
dar con el verso que ya no se olvida15
y renovar la prosa castellana.16

Más allá del Myo Cid de paso tardo17
y de la grey que aspira a ser oscura,18
rastreaba la fugaz literatura19
hasta los arrabales del lunfardo.20

En los cinco jardines del Marino21
se demoró, pero algo en él había22
inmortal y esencial que prefería23
el arduo estudio y el deber divino.24

Prefirió, mejor dicho, los jardines25
de la meditación, donde Porfirio26
erigió ante las sombras y el delirio27
el árbol del Principio y de los Fines.28

Reyes, la indescifrable providencia29
que administra lo pródigo y lo parco30
nos dio a los unos el sector o el arco,31
pero a ti la total circunferencia.32

Lo dichoso buscabas o lo triste33
que ocultan frontispicios y renombres;34
como el dios del Erígena, quisiste35
ser nadie para ser todos los hombres.36

Vastos y delicados esplendores37
logró tu estilo, esa precisa rosa,38
y a las guerras de Dios tornó gozosa39
la sangre militar de tus mayores.40

¿Dónde estará (pregunto) el mexicano?41
¿Contemplará con el horror de Edipo42
ante la extraña Esfinge, el Arquetipo43
inmóvil de la Cara o de la Mano?44

¿O errará, como Swedenborg quería,45
por un orbe más vívido y complejo46
que el terrenal, que es apenas un reflejo47
de aquella alta y celeste algarabía?48

Si (como los imperios de la laca49
y del ébano enseñan) la memoria50
labra su íntimo Edén, ya hay en la gloria51
otro México y otro Cuernavaca.52

Sabe Dios los colores que la suerte53
propone al hombre más allá del día;54
yo ando por estas calles. Todavía55
muy poco se me alcanza de la muerte.56

Sólo una cosa sé. Que Alfonso Reyes57
(dondequiera que el mar lo haya arrojado)58
se aplicará dichoso y desvelado59
al otro enigma y a las otras leyes.60

Al impar tributemos, al diverso61
las palmas y el clamor de la victoria;62
no profane mi lágrima este verso63
que nuestro amor inscribe a su memoria.64

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