LLuvia, Roberto Bolaño Ávalos

Llueve y tú dices es como si las nubes1
lloraran. Luego te cubres la boca y apresuras2
el paso. ¿Como si esas nubes escuálidas lloraran?3
Imposible. Pero entonces, ¿de dónde esa rabia,4
esa desesperación que nos ha de llevar a todos al diablo?5
La Naturaleza oculta algunos de sus procedimientos6
en el Misterio, su hermanastro. Así esta tarde7
que consideras similar a una tarde del fin del mundo8
más pronto de lo que crees te parecerá tan sólo9
una tarde melancólica, una tarde de soledad perdida10
en la memoria: el espejo de la Naturaleza. O bien11
la olvidarás. Ni la lluvia, ni el llanto, ni tus pasos12
que resuenan en el camino del acantilado importan;13
Ahora puedes llorar y dejar que tu imagen se diluya14
en los parabrisas de los coches estacionados a lo largo15
del Paseo Marítimo. Pero no puedes perderte.16

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