Emoción Vesperal, Ernesto Noboa y Caamaño
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A Manuel Arteta; como un hermanoHay tardes en las que uno desearía1
embarcarse y partir sin rumbo cierto,2
y, silenciosamente, de algún puerto,3
irse alejando mientras muere el día;4Emprender una larga travesía5
y perderse después en un desierto6
y misterioso mar, no descubierto7
por ningún navegante todavía.8Aunque uno sepa que hasta los remotos9
confines de los piélagos ignotos10
le seguirá el cortejo de sus penas,11y que, al desvanecerse el espejismo,12
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desde las glaucas ondas del abismo13
le tentarán las últimas sirenas.14
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