Destino (1960, en Lívida luz), Rosario Castellanos
Rosario Castellanos tituló de este modo una entrega en 1950, en su trabajo De la Vigilia Estéril, y otra en 1960, en De la Vigilia Estéril, esta última nos acomapañá en estas líneasDestino (1960)Matamos lo que amamos. Lo demás1
no ha estado vivo nunca.2
Ninguno está tan cerca. A ningún otro hiere3
un olvido, una ausencia, a veces menos.4
Matamos lo que amamos. ¡Que cese ya esta asfixia5
de respirar con un pulmón ajeno!6
El aire no es bastante7
para los dos. Y no basta la tierra8
para los cuerpos juntos9
y la ración de la esperanza es poca10
y el dolor no se puede compartir.11El hombre es animal de soledades,12
ciervo con una flecha en el ijar13
que huye y se desangra.14¡Ah! pero el odio, su fijeza insomne15
de pupilas de vidrio; su actitud16
que es a la vez reposo y amenaza.17El ciervo va a beber y en el agua aparece18
el reflejo de un tigre.19
El ciervo bebe el agua y la imagen. Se vuelve20
—antes que lo devoren— (cómplice, fascinado)21
igual a su enemigo.22Damos la vida sólo a lo que odiamos.23
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