Porque son ya seis años desde entonces,1
porque no hay en la tierra, todavía,2
nada que sea tan dulce como una habitación3
para dos, si es tuya y mía;4
porque hasta el tiempo, ese pariente pobre5
que conoció mejores días,6
parece hoy partidario de la felicidad,7
cantemos, alegría!8

Y luego levantémonos más tarde,9
como domingo. Que la mañana plena10
se nos vaya en hacer otra vez el amor,11
pero mejor: de otra manera12
que la noche no puede imaginarse,13
mientras el cuarto se nos puebla14
de sol y vecindad tranquila, igual que el tiempo,15
y de historia serena.16

El eco de los días de placer,17
el deseo, la música acordada18
dentro en el corazón, y que yo he puesto apenas19
en mis poemas, por romántica;20
todo el perfume, todo el pasado infiel,21
lo que fue dulce y da nostalgia,22
¿no ves cómo se sume en la realidad que entonces23
soñabas y soñaba?24

La realidad —no demasiado hermosa—25
con sus inconvenientes de ser dos,26
sus vergonzosas noches de amor sin deseo27
y de deseo sin amor,28
que ni en seis siglos de dormir a solas29
las pagaríamos. Y con30
sus transiciones vagas, de la traición al tedio,31
del tedio a la traición.32

La vida no es un sueño, tú ya sabes33
que tenemos tendencia a olvidarlo.34
Pero un poco de sueño, no más, un si es no es35
por esta vez, callándonos36
el resto de la historia, y un instante37
—mientras que tú y yo nos deseamos38
feliz y larga vida en común—, estoy seguro39
que no puede hacer daño.40

41

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