A mis soledades voy, Lope de Vega

A mis soledades voy,1
de mis soledades vengo,2
porque para andar conmigo3
me bastan mis pensamientos.4

¡No sé qué tiene la aldea5
donde vivo y donde muero,6
que con venir de mí mismo7
no puedo venir más lejos!8

Ni estoy bien ni mal conmigo;9
mas dice mi entendimiento10
que un hombre que todo es alma11
está cautivo en su cuerpo.12

Entiendo lo que me basta,13
y solamente no entiendo14
cómo se sufre a sí mismo15
un ignorante soberbio.16

De cuantas cosas me cansan,17
fácilmente me defiendo;18
pero no puedo guardarme19
de los peligros de un necio.20

El dirá que yo lo soy,21
pero con falso argumento,22
que humildad y necedad23
no caben en un sujeto.24

La diferencia conozco,25
porque en él y en mí contemplo,26
su locura en su arrogancia,27
mi humildad en mi desprecio. 28

O sabe naturaleza29
más que supo en otro tiempo,30
o tantos que nacen sabios31
es porque lo dicen ellos.32

«Sólo sé que no sé nada»,33
dijo un filósofo, haciendo34
la cuenta con su humildad,35
adonde lo más es menos.36

No me precio de entendido,37
de desdichado me precio,38
que los que no son dichosos,39
¿cómo pueden ser discretos?40

No puede durar el mundo,41
porque dicen, y lo creo,42
que suena a vidrio quebrado43
y que ha de romperse presto.44

Señales son del jüicio45
ver que todos le perdemos,46
unos por carta de más47
otros por carta de menos.48

Dijeron que antiguamente49
se fue la verdad al cielo;50
tal la pusieron los hombres51
que desde entonces no ha vuelto.52

En dos edades vivimos53
los propios y los ajenos:54
la de plata los extraños55
y la de cobre los nuestros.56

¿A quién no dará cuidado,57
si es español verdadero,58
ver los hombres a lo antiguo59
y el valor a lo moderno?60

Todos andan bien vestidos,61
y quéjanse de los precios,62
de medio arriba, romanos;63
de medio abajo, romeros.64

Dijo Dios que comería65
su pan el hombre primero66
con el sudor de su cara67
por quebrar su mandamiento,68

y algunos inobedientes69
a la vergüenza y al miedo,70
con las prendas de su honor71
han trocado los efectos.72

Virtud y filosofía73
peregrina como ciegos;74
el uno se lleva al otro,75
llorando van y pidiendo.76

Dos polos tiene la tierra,77
universal movimiento;78
la mejor vida el favor,79
la mejor sangre el dinero.80

Oigo tañer las campanas,81
y no me espanto, aunque puedo,82
que en lugar de tantas cruces83
haya tantos hombres muertos.84

Mirando estoy los sepulcros85
cuyos mármoles eternos86
están diciendo sin lengua87
que no lo fueron sus dueños.88

¡Oh, bien haya quien los hizo,89
porque solamente en ellos90
de los poderosos grandes91
se vengaron los pequeños!92

Fea pintan a la envidia,93
yo confieso que la tengo94
de unos hombres que no saben95
quién vive pared en medio.96

Sin libros y sin papeles,97
sin tratos, cuentas ni cuentos,98
cuando quieren escribir99
piden prestado el tintero.100

Sin ser pobres ni ser ricos,101
tienen chimenea y huerto;102
no los despiertan cuidados,103
ni pretensiones, ni pleitos.104

Ni murmuraron del grande,105
ni ofendieron al pequeño;106
nunca, como yo, afirmaron107
parabién, ni pascua dieron.108

Con esta envidia que digo109
y lo que paso en silencio,110
a mis soledades voy,111
de mis soledades vengo. 112

113

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Análisis

Félix Lope de Vega Carpio (1562-1635) fue uno de los más destacados poetas y dramaturgos del Siglo de Oro español. Además, sobresale en la historia de la literatura universal por ser uno de los autores que más obras escribió. Su biógrafo Juan Pérez de Montalbán le adjudica la autoría de 1.800 comedias y 400 autos, pero, en su Égloga a Claudio, el propio Lope se atribuye 1.500 comedias. A esto hay que sumar centenares de poemas líricos, más de media docena de extensos poemas épicos o épico-narrativos, tres novelas largas, cuatro novelas cortas, la «acción en prosa» La Dorotea y un copioso epistolario.

El poeta español Ramón García González se dedicó muchos años a inventariar los sonetos compuestos por Lope de Vega. En 2003, refiriéndose a esta tarea y cuando aun le restaba investigar en centros de documentación como la Biblioteca Nacional de España, escribió:

Hasta el día de hoy, verano de 2003, los sonetos recogidos son: Rimas, 203; Rimas humanas y divinas del licenciado Tomás de Burguillos, 163; Rimas sacras, 123; Otros sonetos, 135; Sonetos en comedias, autos y entremeses, 690; y Sonetos en libros, 68. Total: 1.382.

Puede ponderarse la significación de esta cantidad de sonetos comprobadamente escritos por Lope con solo tener a la vista los que compusieron otros grandes cultivadores del género:

Luis de Góngora 167
William Shakespeare 154
Jorge Luis Borges 141
Rubén Darío 239
Miguel de Cervantes 80
Garcilaso de la Vega 40

La extraordinaria capacidad creativa de Lope le valió hasta hoy la vigencia del título de Fénix de los ingenios que le adjudicó Pedro Espinosa, poeta y antólogo español contemporáneo de aquel, en su antología Flores de poetas ilustres de España (1605). Y, aunque Lope mantuvo larga rivalidad con Miguel de Cervantes, este no dejó de reconocer al autor de tan colosal producción llamándolo Monstruo de la Naturaleza.

En 1632, a los setenta años de edad, Lope de Vega publica el texto en prosa dialogada titulado La Dorotea, en el que insertó una variada colección de piezas en verso siguiendo un hábito que era común entre los escritores del Siglo de Oro. La primera de esas piezas que aparece en esta «acción en prosa», como él la llamó, es A mis soledades voy. Este poema es un romance de ciento doce versos octosílabos, divididos en cuartetas con rima asonante «e-o» en los versos pares (abab), siendo sueltos los impares.

El romance es una forma poética consistente en una sucesión de octosílabos en la que los versos pares riman en asonancia. Generalmente, los romances no están divididos en estrofas regulares. Suelen tener considerable extensión y son narrativos, especialmente de sucesos históricos, hazañas heroicas, luchas fronterizas y leyendas. Precisamente estos son los temas de los romances en español más antiguos que se conocen, escritos en el siglo XV (aun cuando existen recopilaciones de los romances que en siglos anteriores eran transmitidos oralmente). Fue la forma poética característica del canto de trovadores y juglares. Desde aquellos orígenes, el romance en lengua española nunca dejó de cultivarse. Entre los poetas que lo frecuentaron se hallan Cervantes, Lope de Vega, Quevedo, Góngora, Meléndez, el duque de Rivas, Espronceda, Zorrilla, Unamuno, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, García Lorca, Miguel Hernández, Rafael Alberti… Dada la tradición de la temática de esta forma poética en época de Lope de Vega, resulta llamativo que este la utilizara para un contenido predominantemente introspectivo como el de A mis soledades voy.

El escritor y crítico literario español Juan Manuel Rozas, en su ensayo Lope de Vega y Felipe IV en el ciclo «de senectute» (1982), ha dicho:

Como Lope de Vega es poeta más extenso que intenso, más creador de fabulaciones que sistematizador de un estilo, más de su vida y su naturaleza que del arte por el arte ─caso contrario al de su mayor enemigo, Góngora─, es lógico que su obra se haya ido organizando unida a su biografía y por ciclos. Lope vuelca, una y otra vez, cada episodio vivido en su lírica y en su narrativa, en pasajes de [sus obras] originando verdaderos ciclos de creación sobre sus sentimientos y experiencias.

El último de los ciclos a los que se refiere Rozas es el que denomina ciclo de senectute, que para él se inicia hacia 1627 y del que dice:

[El ciclo de senectute de Lope], con toda crudeza, se hará tema casi monográfico, desde agosto de 1631, en los cuatro años justos que entonces le quedarán de vida. Pero es necesario ver que, desde 1927, la elucubración sobre el tema de la vejez es frecuente, y que aparece en tres distintos planos: el moral y existencial, el económico y el literario. Los tres desembocan en el deseo de vivir y morir con la mayor dignidad, desde su estado eclesiástico, desde su comodidad y apartamiento en su casilla y en sus libros, y desde el puesto que ostentaba de patriarca de las letras, como superviviente de los escritores nacidos hacia 1560.

En el momento de escribir A mis soledades voy, Lope atravesaba la etapa de senectud que duraría hasta el fin de sus días y que estaba caracterizada por frustraciones, pérdidas, amarguras, desilusiones y, según él la sentía, una injusta falta de reconocimiento.

Una saliente característica de este poema es el reiterado uso de la antítesis como figura retórica. Con propósito evidentemente deliberado, Lope recurre a ella involucrando los siguientes treinta y un versos:

– A mis soledades voy, / de mis soledades vengo
– donde vivo y donde muero
– Ni estoy bien ni mal conmigo
– que un hombre que todo es alma / está cautivo en su cuerpo
Entiendo lo que me basta / y solamente no entiendo
Él dirá que yo lo soy / porque en él y en mí contemplo
– su locura en su arrogancia, / mi humildad en mi desprecio.
– «Sólo que no sé nada»
– adonde lo más es menos
No me precio de entendido, / de desdichado me precio
– unos por carta de más, / otros por carta de menos
– los propios y los ajenos
– la de plata los extraños / y la de cobre los nuestros
– ver los hombres a lo antiguo / y el valor a lo moderno
– de medio arriba romanos, / de medio abajo romeros
– el uno se lleva al otro
– de los poderosos grandes / se vengaron los pequeños
– Sin ser pobres ni ser ricos
– ni murmuraron del grande, / ni ofendieron al pequeño

El poema A mis soledades voy es una obra fundamental del último Lope de Vega, escrita en alguno de los años de 1628 a 1632. Juan Manuel Rozas señala el derrotero de ese ciclo de senectute:

Se trata del desencanto del vitalista y triunfador Lope de Vega. […] Tiene sus inicios en La Corona trágica (1627) y Laurel de Apolo (1630), se muestra nítidamente, desde 1631, a través de La Dorotea (1632) y las Rimas de Burguillos (1634), para tener su más directa expresión, casi monográfica, en la poesía reunida en La Vega del Parnaso (1637).

Los últimos años de Lope fueron infelices: El Conde-Duque de Olivares lo ignoró; en Palacio desoyeron sus peticiones de cargos y prebendas; fracasó en el intento de alcanzar el cargo fijo de capellán del duque de Sessa o el de cronista de Felipe IV; Marta de Navares, el «amor de su vida» desde hacía diez años, se volvió ciega en 1626 y murió loca en 1632; en 1633 murió repentinamente su amigo, el poeta y dramaturgo Jerónimo de Villaizán; su hijo extramatrimonial Lope Félix murió ahogado en 1634: su amada hija Antonia Clara huyo seducida por un hidalgo a los diecisiete años de edad; su nieto hijo de Feliciana, la única hija legítima para ese entonces, murió en Milán al servicio del rey. De los hijos naturales, solo lo sobrevivió la monja Marcela…

En fin, en el ciclo de senectute Lope escribe para sí mismo, para entretenerse, evadirse y distanciarse. De ese poeta desengañado y triste, de ese hombre que se siente de vuelta de todo, es el romance A mis soledades voy, una de sus creaciones poéticas más celebradas.

Nota de Javier Collazo.

Collazo, Javier. Sep., 2023. A mis soledades voy, de Lope de Vega. Poemario. Acceso en https://poemario.com/soledades-voy/

Ejemplos de figuras literarias en A mis soledades voy

Figuras Literarias Ejemplos Descripción
Metáfora "un hombre que todo es alma está cautivo en su cuerpo" El cuerpo se presenta como una prisión para el alma, sugiriendo que la esencia verdadera del ser está limitada por lo físico.
Metáfora "suena a vidrio quebrado" El mundo se compara con vidrio quebrado, sugiriendo que está frágil y cerca de romperse, una imagen de su fragilidad y finitud.
Símil "como Dios que comería su pan el hombre primero con el sudor de su cara" Se compara la acción de ganar el sustento a través del trabajo duro con un decreto divino, resaltando la importancia del esfuerzo.
Prosopopeya "están diciendo sin lengua que no lo fueron sus dueños" Los mármoles eternos de los sepulcros se personifican como si pudieran hablar sin lengua, comunicando la mortalidad de aquellos que parecían eternos.
Hipérbole "que suena a vidrio quebrado y que ha de romperse presto" Una exageración sobre la inminente destrucción del mundo, insinuando que se romperá tan fácilmente como vidrio.
Elipsis "y algunos inobedientes a la vergüenza y al miedo" Omite directamente a qué se refiere "inobedientes", dejando que el lector infiera que son personas que no siguen las normas o el mandato mencionado.
Anáfora "A mis soledades voy, de mis soledades vengo" La repetición de "de mis soledades" al inicio de estas frases enfatiza la soledad y reflexión personal del poeta.
Antítesis "los propios y los ajenos: la de plata los extraños y la de cobre los nuestros" Se contrastan dos realidades opuestas: la prosperidad de lo ajeno frente a la mediocridad de lo propio.
Oxímoron "humildad en mi desprecio" Se combinan dos conceptos que normalmente se oponen, la humildad y el desprecio, para ilustrar una compleja autoevaluación.
Paralelismo "Sin ser pobres ni ser ricos, tienen chimenea y huerto; no los despiertan cuidados, ni pretensiones, ni pleitos." Se usa una estructura repetitiva para describir la vida equilibrada y libre de preocupaciones de ciertas personas.
Metonimia "piden prestado el tintero" El tintero representa la escritura o la necesidad de recursos intelectuales, implicando una falta de preparación o conocimiento.


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