Salmo pluvial, Leopoldo Lugones
TormentaÉrase una caverna de agua sombría el cielo;1
el trueno, a la distancia, rodaba su peñón;2
y una remota brisa de conturbado vuelo,3
se acidulaba en tenue frescura de limón.4Como caliente polen exhaló el campo seco5
un relente de trébol lo que empezó a llover.6
Bajo la lenta sombra, colgada en denso fleco,7
se vio el cardal con vívidos azules florecer.8Una fulmínea verga rompió el aire al soslayo;9
sobre la tierra atónita cruzó un pavor mortal;10
y el firmamento entero se derrumbó en un rayo,11
como un inmenso techo de hierro y de cristal.12LluviaY un mimbreral vibrante fue el chubasco resuelto13
que plantaba sus líquidas varillas al trasluz,14
o en pajonales de agua se espesaba revuelto,15
descerrajando al paso su pródigo arcabuz.16Saltó la alegre lluvia por taludes y cauces,17
descolgó del tejado sonoro caracol;18
y luego, allá a lo lejos, se desnudó en los sauces,19
transparente y dorada bajo un rayo de sol.20CalmaDelicia de los árboles que abrevó el aguacero.21
Delicia de los gárrulos raudales en desliz.22
Cristalina delicia del trino del jilguero.23
Delicia serenísima de la tarde feliz.24PlenitudEl cerro azul estaba fragante de romero,25
27
y en los profundos campos silbaba la perdiz.26
Firme con su comentario