Al Popocatepetl, José María Heredia

Tú que de nieve eterna coronado 1
Alzas sobre Anahuac la enorme frente, 2
Tú de la indiana gente 3
Temido en otro tiempo y venerado, 4
Gran Popocatepetl, oye benigno 5
El saludo humildoso 6
Que trémulo mi labio te dirige. 7
Escucha al joven, que de verte ansioso 8
Y de admirar tu gloria, abandonara 9
El seno de Managua delicioso. 10

Te miro en fin: tus faldas azuladas 11
Contrastan con la nieve de tu cima, 12
Cual descuellas encima 13
De las cándidas nubes que apiñadas 14
Están en torno de tu firme asiento: 15
En vano el recio viento 16
Apartarlas intenta de tu lado. 17

¡Cuál de terror me llena 18
El boquerón horrendo, do inflamado 19
Tu pavoroso cóncavo respira! 20
¡Por donde ardiendo en ira 21
Mil torrentes de fuego vomitabas, 22
Y el fiero tlascalteca 23
El ímpetu temiendo de tus lavas, 24
Ante tu faz postrado 25
Imploraba lloroso tu clemencia! 26

¡Cuán trémulo el cuitado 27
¡Quedábase al mirar tu seno ardiente 28
Centellas vomitar, que entre su gente 29
Firmísimos creían 30
Ser almas de tiranos, 31
Que a la tierra infeliz de ti venían! 32

Y llegará tal vez el triste día 33
En que del Etna imites los furores, 34
Y con fuertes hervores 35
Consigas derretir tu nieve fría, 36
Que en torrentes bajando 37
El ancho valle inunde, 38
Y destrucción por él vaya sembrando. 39

O bien la enorme espalda sacudiendo 40
Muestres tu horrible seno cuasi roto, 41
Y en fuerte terremoto 42
Vayas al Anahuac estremeciendo, 43
Y las grandes ciudades 44
De tu funesta cólera al amago, 45
Con miserable estrago 46
Se igualen a la tierra en su ruina, 47
Y por colmo de horrores 48
Den inmenso sepulcro 49
A sus anonadados moradores... 50

¡Ah! ¡nunca, nunca sea! 51
¡Nunca, oh sacro volcán, tanto te irrites! 52
Lejos de mí tan espantosa idea. 53

A tu vista mi ardiente fantasía 54
Por edades y tiempos va volando, 55
Y se acerca temblando 56
A aquel funesto y pavoroso día 57
En que Jehová con mano omnipotente 58
La ruina de la tierra decretara. 59

El Aquilón soberbio 60
Bramando con furor amontonara 61
Inmensidad de nubes tempestuosas, 62
Que con su multitud y su espesura 63
La brillantez del sol oscurecieron: 64
Cuando sus senos húmedos abrieron 65
El espumoso mar se vio aumentado, 66
Y entrando por la tierra presuroso, 67
Imaginó gozoso 68
A su imperio por siempre sujetarla. 69

Los hombres aterrados 70
A los enhiestos árboles subían, 71
Mas allí no perdían 72
Su pánico terror: pues el Océano 73
Que fiero se estremece 74
Temiendo que la tierra se le huye, 75
A todos los destruye 76
En el asilo mismo que eligieron. 77

Acaso dos monarcas enemigos 78
Que en pos corriendo de funesta gloria, 79
Sobrados materiales a la historia 80
En bárbaros combates preparaban, 81
Al ver entonces el terrible aspecto 82
De la celeste cólera, temblaron: 83
En un sagrado templo guarecidos, 84
De palidez cubiertos se abrazaron, 85
Y al punto sofocaron 86
Sus horrendos rencores en el pecho. 87

Pero en el templo mismo 88
Los furores del mar les alcanzaban 89
Que con ellos y su odio sepultaban 90
Su reconciliación y su memoria. 91

Revueltos entre sí los elementos, 92
Su terrible desorden anunciaba 93
Que el airado Criador sobre la tierra 94
El peso de su cólera lanzaba. 95

Tú entonces, del volcán genio invencible. 96
El ruido de las ondas escuchaste, 97
Y al punto demostraste 98
Tu sorpresa y tu cólera terrible. 99
Cual sacude el anciano venerable 100
Su luenga barba y cabellera cana, 101
Tal tú con furia insana 102
La nieve sacudiste que te adorna, 103
Y humo y llamas ardientes vomitando, 104
Airado alzaste la soberbia frente, 105
Y tembló fuertemente 106
La tierra, aunque cubierta de los mares. 107

Entonces dirigiste 108
A la ondas la voz, y así dijiste: 109
"¿Quién ha podido daros 110
Suficiente osadía, 111
Para que a vista mía 112
Mi imperio profanéis de aqueste modo? 113
Volved atrás la temeraria planta, 114
Y no intentéis osadas 115
Penetrar mis mansiones, visitadas 116
Sólo del aire vagaroso y puro". 117

Así dijiste, y de su seno oscuro 118
Con horrible murmurio respondieron 119
Las ondas a tu voz, y acobardadas 120
Al llegar a tus nieves eternales 121
Con respetuoso horror se detuvieron. 122
De espumas y cadáveres hinchadas, 123
Mil horribles despojos arrastrando 124
Hasta tu pie venían, 125
Y humildes le besaban, 126
Y allí la furia horrenda contenían. 127

Jehová entonces su mano levantando, 128
Dio así nuevos esfuerzos a las ondas, 129
Que súbito se hincharon, 130
Y a pesar de tu rabia y tus bramidos 131
A tus senos ardientes se lanzaron. 132

Mas aun allí tu cólera temían, 133
Pues de tu ardiente cráter arrojadas, 134
Y en vapor transformadas, 135
Vencer tu resistencia no podían. 136

Pero Jehová contuvo tus furores, 137
Y sobre tu cabeza 138
Con inmortal, divina fortaleza 139
Aglomeró las ondas espumosas. 140

Viéndote ya vencido 141
Por el mar protegido de los cielos, 142
En tu seno más hondo y escondido 143
Los fuegos inextintos ocultaste, 144
Con que tu claro imperio recobraste 145
Pasados los furores del diluvio. 146

En tanto de tus senos anegados 147
Un negro vapor sube, 148
Que alzando al éter columnosa nube, 149
Al universo anuncia 150
Los estragos del húmedo elemento, 151
De Jehová la venganza y la alta gloria, 152
Su tan fácil victoria, 153
Y tu debilidad y abatimiento. 154

Después de la catástrofe horrorosa 155
Luengos siglos pasaste sosegado, 156
Temido y venerado 157
De la insigne Tlaxcala belicosa. 158
Jamás humana planta 159
Las nieves de tu cima profanara. 160

Mas ¿qué no pudo hacer entre los hombres 161
la ansia fatal de eternizar sus nombres? 162
Mira tu faz el español osado, 163
Y temerario intenta 164
Penetrar tus misterios escondidos. 165
El intrépido Ordaz se te presenta, 166
Y a tu nevada cúspide se arroja. 167

En vano con bramidos 168
Le quisiste arredrar; entonce airado 169
Ostentas tu poder. Con mano fuerte 170
Procuras de tu espalda sacudirle, 171
Y haciéndole temer próxima muerte, 172
Por los aires despides 173
Mil y mil trozos de tu duro hielo, 174
Y amenazas con llamas abrasarle, 175
Y le encubres el cielo 176
Y la lejana tierra 177
Con pómez y volcánica ceniza 178
Que a fuer de lluvia bajo sí le entierra. 179

Mas él, siempre animoso, 180
Ve tu furor con ánimo sereno: 181
Holla tu nieve, y desde tu ancha boca 182
Mira con ansia tu hervoroso seno. 183

Mil victorias y mil doquier lograba 184
El español ejército valiente, 185
Pero ya finalmente 186
La pólvora fulmínea les faltaba. 187
Y su impávido jefe fabricarla 188
Con el azufre de tu seno quiere. 189

Hablara así a sus huestes el grande hombre: 190
"Eterno loor a aquel que se atreviere 191
A acometer empresa de tal nombre". 192
Así dice, y Montaño valeroso, 193
La voz de honor oyendo que le anima, 194
Baja a tu ardiente sima, 195
Y tus frutos te arranca victorioso. 196

¿Con fuerza te estremeces? ¡ah! yo creo 197
Que a cólera mi labio te provoca. 198
De tu anchurosa boca 199
Humo y sulfúrea llama salir veo. 200
¿Qué? ¿me quieres decir fiero y airado 201
Que sólo he numerado 202
Los terribles ultrajes que has sufrido? 203

Basta, basta, oh volcán; ya temeroso 204
El torpe labio sello; 205
Pero escucha mis súplicas piadoso: 206
No quieras despiadado 207
Ser más temido siempre que admirado. 208
Jamás enorme piedra 209
De tus senos lanzada 210
Llene de espanto al labrador vecino; 211
Jamás lleve tu lava su camino 212
A su fértil hacienda, 213
Ni derribes su rústica vivienda 214
Con tus fuertes y horribles convulsiones; 215
Que el inextinto fuego 216
Que en tu seno se guarda 217
Para siempre jamás quede en sosiego. 218

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    Crítico de arte, teatro y literatura
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