Y tu poética, Gilberto Owen
Primero está la noche con su caos de lecturas y de sueños.1
Yo subo por los pianos que se dejan encendidos hasta el alba;2
arriba el día me amenaza con el frío ensangrentado de su aurora3
y no sabré el final de ese nocturno que empezaba a dibujarme,4
ni las estrellas me dirán cuál fue, cabal, mi nombre. Ni mi rostro.5Si no es amor, ¿qué es esto que me agobia de ternura?6
Mañana inútil: pájaros y flores sin testigos.7
La esposa está dormida y a su puerta imploro en vano;8
querrá decir mi nombre con los labios incoloros entreabiertos,9
los párpados pesados de buscarme por el cielo de la muerte.10Más no estaré en sus ojos para verme renacer al despertarse11
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y cuando me abra, al fin, preguntará sin voz: ¿quién eres?12
El luto de la casa -todo es humo ya y lo mismo- que jamás habitaremos;13
el campo abierto y árido que lleva a todas partes y a ninguna.14
¿A dónde, a qué otra noche, irá el viudo por la tarde borrascosa?15
Firme con su comentario