Pechos, Tomás Segovia

A veces, solo en la calma1
de la alcoba, me estremece2
la evocación. En la palma,3
como entonces, me parece4
sentir el trémulo peso5
de tus pechos, que en el beso6
me ofrecen, para que muerda,7
todo el bulto de la vida.8
¿Ves tú? La memoria olvida,9
pero la carne se acuerda.10

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