Salutación del optimista, Rubén Darío
Ínclitas razas ubérrimas, sangre de Hispania fecunda,1
espíritus fratemos, luminosas almas, ¡salve!2
Porque llega el momento en que habrán de cantar nuevos himnos3
lenguas de gloria. Un vasto rumor llena los ámbitos;4
mágicas ondas de vida van renaciendo de pronto;5
retrocede el olvido, retrocede engañada la muerte;6
se anuncia un reino nuevo, feliz sibila sueña7
y en la caja pandórica, de que tantas desgracias surgieron8
encontramos de súbito, talismánica, pura, rïente,9
cual pudiera decirla en su verso Virgilio divino,10
la divina reina de luz, ¡la celeste Esperanza!11Pálidas indolencias, desconfianzas fatales que a tumba12
o a perpetuo presidio condenasteis al noble entusiasmo,13
ya veréis al salir del sol en un triunfo de liras,14
mientras dos continentes, abonados de huesos gloriosos,15
del Hércules antiguo la gran sombra soberbia evocando,16
digan al orbe: la alta virtud resucita17
que a la hispana progenie hizo dueña de siglos.18Abominad la boca que predice desgracias eternas,19
abominad los ojos que ven sólo zodíacos funestos,20
abominad las manos que apedrean las ruinas ilustres,21
o que la tea empuñan o la daga suicida.22
Siéntense sordos ímpetus en las entrañas del mundo,23
la inminencia de algo fatal hoy conmueve la Tierra;24
fuertes colosos caen, se desbandan bicéfalas águilas,25
y algo se inicia como vasto social cataclismo26
sobre la faz del orbe. ¿Quién dirá que las savias dormidas27
no despiertan entonces en el tronco del roble gigante28
bajo el cual se exprimió la ubre de la loba romana?29
¿Quién será el pusilánime que al vigor español niegue músculos30
y que el alma española juzgase áptera y ciega y tullida?31
No es Babilonia ni Nínive enterrada en olvido y en polvo,32
ni entre momias y piedras reina que habita el sepulcro,33
la nación generosa, coronada de orgullo inmarchito,34
que hacia el lado del alba fija las miradas ansiosas,35
ni la que tras los mares en que yace sepultada la Atlántida,36
tiene su coro de vástagos altos, robustos y fuertes.37Únanse, brillen, secúndense tantos vigores dispersos;38
formen todos un solo haz de energía ecuménica.39
Sangre de Hispania fecunda, sólidas, ínclitas razas,40
muestren los dones pretéritos que fueron antaño su triunfo.41
Vuelva el antiguo entusiasmo, vuelva el espíritu ardiente42
que regará lenguas de fuego en esa epifanía.43
Juntas las testas ancianas ceñidas de líricos lauros44
y las cabezas jóvenes que la alta Minerva decora,45
así los manes heroicos de los primitivos abuelos,46
de los egregios padres que abrieron el surco pristino,47
sientan los soplos agrarios de primaverales retornos48
y el amor de espigas que inició la labor triptolémica.49Un continente y otro renovando las viejas prosapias,50
en espíritu unidos, en espíritu y ansias y lengua,51
ven llegar el momento en que habrán de cantar nuevos himnos.52La latina estirpe verá la gran alba futura:53
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en un trueno de música gloriosa, millones de labios54
saludarán la espléndida luz que vendrá del Oriente,55
Oriente augusto, en donde todo lo cambia y renueva56
la eternidad de Dios, la actividad infinita.57
Y así sea Esperanza la visión permanente en nosotros.58
¡Ínclitas razas ubérrimas, sangre de Hispania fecunda!59
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