A Margarita Debayle, Rubén Darío
A Margarita Debayle es uno de los poemas más recordados de Rubén Darío. Apareció en el libro “El viaje a Nicaragua e Intermezzo Tropical” de 1909, aunque fue escrito un año antes. Durante la estancia del poeta en la casa de verano de la familia Debayle, surge esta pieza dedicada a la niña Margarita que había pedido un cuento a Rubén Darío. El escritor nicaragüense combinó versos inspirados en la niña que a la postre se ha convertido en uno de los poemas más celebrados en lengua castellana.
Solo necesitamos recitar la pieza para sentir la magistral musicalidad que nos ofrece A Margarita Debayle. La primera estrofa, con su ritmo vivo, nos introduce en el tono del poema: el poeta se dispone a contar un cuento a una niña, a Margarita. La aparición de la alondra o del azahar son dos señas de identidad del poeta. La rima consonante y la estructura métrica hacen de este inicio de poema una introducción difícilmente olvidable.
A partir de aquí, el poeta pasa a contar una historia ambientada en un escenario legendario: princesas, reyes, palacios y diamantes. La segunda estrofa con ese aire de “érase una vez” nos envuelve en un manto de fábula fantástica. También acude Darío a elementos exóticos propios de su poética modernista como “el kiosko de malaquita” y “el manto de tisú”. Diamantes, tejidos de lujo y minerales preciosos cuyo objetivo es hacer volar la imaginación a Margarita. Y a cualquier lector.
Una vez situada la historia en un tiempo y espacio, el poeta comienza a narrar a partir de la tercera estrofa. La princesa quiere atrapar una bella estrella del cielo. Darío sigue la estructura de los cuentos clásicos infantiles. En este caso, la protagonista desea decorar su prendedor con la estrella. La fantástica quinta estrofa, en la que vuelve a apelar a Margarita, nos queda grabada también gracias a sus sencillas comparaciones y a su ritmo armonioso.
Más adelante nos da otra de las claves el argumento: la princesa se había ido a por la estrella sin permiso de su padre, el rey, que la regaña exhortándola a que la devuelva. Pero los astros y la divinidad están de parte de la niña. El Buen Jesús aparece para disculpar a la princesa. Las estrellas, comparadas con las flores celestes, son de las niñas que piensan en Él. Y así, la princesa disfruta su luminoso prendedor.
Las dos últimas estrofas nos devuelven al presente dando a la pieza una armoniosa estructura circular. El poeta dedica este cuento en verso a Margarita invitándola a que, a través de sus versos, no se olvide de él ni de ese instante. Y así fue, Margarita Debayle llevó este poema durante toda su vida en el corazón, al igual que millones de lectores de todo el mundo.
Poema original: A Margarita Debayle
Margarita está linda la mar, 1
y el viento, 2
lleva esencia sutil de azahar; 3
yo siento 4
en el alma una alondra cantar; 5
tu acento: 6
Margarita, te voy a contar 7
un cuento: 8Esto era un rey que tenía 9
un palacio de diamantes, 10
una tienda hecha de día 11
y un rebaño de elefantes, 12
un kiosko de malaquita, 13
un gran manto de tisú, 14
y una gentil princesita, 15
tan bonita, 16
Margarita, 17
tan bonita, como tú. 18Una tarde, la princesa 19
vio una estrella aparecer; 20
la princesa era traviesa 21
y la quiso ir a coger. 22La quería para hacerla 23
decorar un prendedor, 24
con un verso y una perla 25
y una pluma y una flor. 26Las princesas primorosas 27
se parecen mucho a ti: 28
cortan lirios, cortan rosas, 29
cortan astros. Son así. 30Pues se fue la niña bella, 31
bajo el cielo y sobre el mar, 32
a cortar la blanca estrella 33
que la hacía suspirar. 34Y siguió camino arriba, 35
por la luna y más allá; 36
más lo malo es que ella iba 37
sin permiso de papá. 38Cuando estuvo ya de vuelta 39
de los parques del Señor, 40
se miraba toda envuelta 41
en un dulce resplandor. 42Y el rey dijo: «¿Qué te has hecho? 43
te he buscado y no te hallé; 44
y ¿qué tienes en el pecho 45
que encendido se te ve?». 46La princesa no mentía. 47
Y así, dijo la verdad: 48
«Fui a cortar la estrella mía 49
a la azul inmensidad». 50Y el rey clama: «¿No te he dicho 51
que el azul no hay que cortar?. 52
¡Qué locura!, ¡Qué capricho!... 53
El Señor se va a enojar». 54Y ella dice: «No hubo intento; 55
yo me fui no sé por qué. 56
Por las olas por el viento 57
fui a la estrella y la corté». 58Y el papá dice enojado: 59
«Un castigo has de tener: 60
vuelve al cielo y lo robado 61
vas ahora a devolver». 62La princesa se entristece 63
por su dulce flor de luz, 64
cuando entonces aparece 65
sonriendo el Buen Jesús. 66Y así dice: «En mis campiñas 67
esa rosa le ofrecí; 68
son mis flores de las niñas 69
que al soñar piensan en mí». 70Viste el rey pompas brillantes, 71
y luego hace desfilar 72
cuatrocientos elefantes 73
a la orilla de la mar. 74La princesita está bella, 75
pues ya tiene el prendedor 76
en que lucen, con la estrella, 77
verso, perla, pluma y flor. 78Margarita, está linda la mar, 79
y el viento 80
lleva esencia sutil de azahar: 81
tu aliento. 82Ya que lejos de mí vas a estar, 83
87
guarda, niña, un gentil pensamiento 84
al que un día te quiso contar 85
un cuento. 86
Comentarios
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SergioArgüello Mar., 2022
Hay dos Poemas: A Margarita y a Margarita Debayle que por lo regular se hacen equívocos
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José Oreste Moreno Cano Feb., 2022
Este poema es bellísimo y entrelaza la realidad con la fantasía, el regaño del rey con el viaje a cortar la estrella se unen y nos dan el sabor de romantisismo unido a la aparición amorosa de Jesús que disculpándola le obsequia la estrella.
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Efraín Varela León Feb., 2022
Margarita es Perla fina
De mayor precio y valor
Que ha llegado a la vida
Para enseñarnos amor
Ella da todo a manos llenas
A quienes mendigan cariño
Sabe llorar como un niño
Y enseña a amar con pureza
(Falta composición pero sale del corazón para Margarita)