Epístola satírica y censoria contra las costumbres presentes de los castellanos, escrita a don Gaspar de Guzmán, conde de Olivares, en su valimiento, Francisco de Quevedo

¿Cuándo? Publicado en , en el libro El Parnaso español.

No he de callar por más que con el dedo,1
ya tocando la boca o ya la frente,2
silencio avises o amenaces miedo.3

¿No ha de haber un espíritu valiente?4
¿Siempre se ha de sentir lo que se dice?5
¿Nunca se ha de decir lo que se siente?6

Hoy, sin miedo que, libre, escandalice,7
puede hablar el ingenio, asegurado8
de que mayor poder le atemorice.9

En otros siglos pudo ser pecado10
severo estudio y la verdad desnuda,11
y romper el silencio el bien hablado.12

Pues sepa quien lo niega, y quien lo duda,13
que es lengua la verdad de Dios severo,14
y la lengua de Dios nunca fue muda.15

Son la verdad y Dios, Dios verdadero,16
ni eternidad divina los separa,17
ni de los dos alguno fue primero.18

Si Dios a la verdad se adelantara,19
siendo verdad, implicación hubiera20
en ser, y en que verdad de ser dejara.21

La justicia de Dios es verdadera,22
y la misericordia, y todo cuanto23
es Dios, todo ha de ser verdad entera.24

Señor Excelentísimo, mi llanto25
ya no consiente márgenes ni orillas:26
inundación será la de mi canto.27

Ya sumergirse miro mis mejillas,28
la vista por dos urnas derramada29
sobre las aras de las dos Castillas.30

Yace aquella virtud desaliñada,31
que fue, si rica menos, más temida,32
en vanidad y en sueño sepultada.33

Y aquella libertad esclarecida,34
que en donde supo hallar honrada muerte,35
nunca quiso tener más larga vida.36

Y pródiga de l'alma, nación fuerte,37
contaba, por afrentas de los años,38
envejecer en brazos de la suerte.39

Del tiempo el ocio torpe, y los engaños40
del paso de las horas y del día,41
reputaban los nuestros por extraños.42

Nadie contaba cuánta edad vivía,43
sino de qué manera: ni aun un'hora44
lograba sin afán su valentía.45

La robusta virtud era señora,46
y sola dominaba al pueblo rudo;47
edad, si mal hablada, vencedora.48

El temor de la mano daba escudo49
al corazón, que, en ella confiado,50
todas las armas despreció desnudo.51

Multiplicó en escuadras un soldado52
su honor precioso, su ánimo valiente,53
de sola honesta obligación armado.54

Y debajo del cielo, aquella gente,55
si no a más descansado, a más honroso56
sueño entregó los ojos, no la mente.57

Hilaba la mujer para su esposo58
la mortaja, primero que el vestido;59
menos le vio galán que peligroso.60

Acompañaba el lado del marido61
más veces en la hueste que en la cama;62
sano le aventuró, vengóle herido.63

Todas matronas, y ninguna dama:64
que nombres del halago cortesano65
no admitió lo severo de su fama.66

Derramado y sonoro el Oceano67
era divorcio de las rubias minas68
que usurparon la paz del pecho humano.69

Ni los trujo costumbres peregrinas70
el áspero dinero, ni el Oriente71
compró la honestidad con piedras finas.72

Joya fue la virtud pura y ardiente;73
gala el merecimiento y alabanza;74
sólo se cudiciaba lo decente.75

No de la pluma dependió la lanza,76
ni el cántabro con cajas y tinteros77
hizo el campo heredad, sino matanza.78

Y España, con legítimos dineros,79
no mendigando el crédito a Liguria,80
más quiso los turbantes que los ceros.81

Menos fuera la pérdida y la injuria,82
si se volvieran Muzas los asientos;83
que esta usura es peor que aquella furia.84

Caducaban las aves en los vientos,85
y expiraba decrépito el venado:86
grande vejez duró en los elementos.87

Que el vientre entonces bien diciplinado88
buscó satisfación, y no hartura,89
y estaba la garganta sin pecado.90

Del mayor infanzón de aquella pura91
república de grandes hombres, era92
una vaca sustento y armadura.93

No había venido al gusto lisonjera94
la pimienta arrugada, ni del clavo95
la adulación fragrante forastera.96

Carnero y vaca fue principio y cabo,97
Y con rojos pimientos, y ajos duros,98
tan bien como el señor, comió el esclavo.99

Bebió la sed los arroyuelos puros;100
de pués mostraron del carchesio a Baco101
el camino los brindis mal seguros.102

El rostro macilento, el cuerpo flaco103
eran recuerdo del trabajo honroso,104
y honra y provecho andaban en un saco.105

Pudo sin miedo un español velloso106
llamar a los tudescos bacchanales,107
y al holandés, hereje y alevoso.108

Pudo acusar los celos desiguales109
a la Italia; pero hoy, de muchos modos,110
somos copias, si son originales.111

Las descendencias gastan muchos godos,112
todos blasonan, nadie los imita:113
y no son sucesores, sino apodos.114

Vino el betún precioso que vomita115
la ballena, o la espuma de las olas,116
que el vicio, no el olor, nos acredita.117

Y quedaron las huestes españolas118
bien perfumadas, pero mal regidas,119
y alhajas las que fueron pieles solas.120

Estaban las hazañas mal vestidas,121
y aún no se hartaba de buriel y lana122
la vanidad de fembras presumidas.123

A la seda pomposa siciliana,124
que manchó ardiente múrice, el romano125
y el oro hicieron áspera y tirana.126

Nunca al duro español supo el gusano127
persuadir que vistiese su mortaja,128
intercediendo el Can por el verano.129

Hoy desprecia el honor al que trabaja,130
y entonces fue el trabajo ejecutoria,131
y el vicio gradüó la gente baja.132

Pretende el alentado joven gloria133
por dejar la vacada sin marido,134
y de Ceres ofende la memoria.135

Un animal a la labor nacido,136
y símbolo celoso a los mortales,137
que a Jove fue disfraz, y fue vestido;138

que un tiempo endureció manos reales,139
y detrás de él los cónsules gimieron,140
y rumia luz en campos celestiales,141

¿por cuál enemistad se persuadieron142
a que su apocamiento fuese hazaña,143
y a las mieses tan grande ofensa hicieron?144

¡Qué cosa es ver un infanzón de España145
abreviado en la silla a la jineta,146
y gastar un caballo en una caña!147

Que la niñez al gallo le acometa148
con semejante munición apruebo;149
mas no la edad madura y la perfeta.150

Ejercite sus fuerzas el mancebo151
en frentes de escuadrones; no en la frente152
del útil bruto l'asta del acebo.153

El trompeta le llame diligente,154
dando fuerza de ley el viento vano,155
y al son esté el ejército obediente.156

¡Con cuánta majestad llena la mano157
la pica, y el mosquete carga el hombro,158
del que se atreve a ser buen castellano!159

Con asco, entre las otras gentes, nombro160
al que de su persona, sin decoro,161
más quiere nota dar, que dar asombro.162

Jineta y cañas son contagio moro;163
restitúyanse justas y torneos,164
y hagan paces las capas con el toro.165

Pasadnos vos de juegos a trofeos,166
que sólo grande rey y buen privado167
pueden ejecutar estos deseos.168

Vos, que hacéis repetir siglo pasado,169
con desembarazarnos las personas170
y sacar a los miembros de cuidado;171

vos distes libertad con las valonas,172
para que sean corteses las cabezas,173
desnudando el enfado a las coronas.174

Y pues vos enmendastes las cortezas,175
dad a la mejor parte medicina:176
vuélvanse los tablados fortalezas.177

Que la cortés estrella, que os inclina178
a privar sin intento y sin venganza,179
milagro que a la invidia desatina,180

tiene por sola bienaventuranza181
el reconocimiento temeroso,182
no presumida y ciega confianza.183

Y si os dio el ascendiente generoso184
escudos, de armas y blasones llenos,185
y por timbre el martirio glorïoso,186

mejores sean por vos los que eran buenos187
Guzmanes, y la cumbre desdeñosa188
os muestre, a su pesar, campos serenos.189

Lograd, señor, edad tan venturosa;190
y cuando nuestras fuerzas examina191
persecución unida y belicosa,192

la militar valiente disciplina193
tenga más platicantes que la plaza:194
descansen tela falsa y tela fina.195

Suceda a la marlota la coraza,196
y si el Corpus con danzas no los pide,197
velillos y oropel no hagan baza.198

El que en treinta lacayos los divide,199
hace suerte en el toro, y con un dedo200
la hace en él la vara que los mide.201

Mandadlo así, que aseguraros puedo202
que habéis de restaurar más que Pelayo;203
pues valdrá por ejércitos el miedo,204
y os verá el cielo administrar su rayo.205

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