Caracol, Rubén Darío

El poeta encuentra una caracola de oro, perlas, que parece tocada por la divinidad, por Europa. Al hacerlo sonar con sus labios, como un cuerno, ha pensado en Diana la cazadora. El sonido de la caracola parece un susurro que cuenta cuentos, como cuando oímos el mar al acercar la caracola a nuestros oídos. La salitre nos hace pensar en la mitología, en viajes fantásticos como el de Jasón y los argonautas. Todos esos sonidos y todos esos sueños son porque esa caracola es nuestro propio corazón.

La visión de la caracola se nos muestra de una manera recargada de belleza y lujo. Cuando el protagonista del poema la ve, inmediatamente aparece en su imaginación otros mundos mitológicos, diosas, viajes fantásticos y todo un cúmulo de historias que se van mezclando y van creando otras nuevas.

Por otro lado, nos damos cuenta la importancia de estar vivos. También de cómo el tiempo pasa para todos y como es esencial el soñar, el que seamos positivos, sentir que la vida está dentro de nosotros y que, pase lo que pase, hemos de intentar disfrutarla todo lo posible, vivir experiencias.

Nuestro camino vital lo hacemos nosotros, recorriendo la vida poco a poco, sumando experiencia tras experiencia y absorbiendo lo positivo que nos va ocurriendo. Por supuesto, todos llevamos una mochila con lo negativo, pero debemos vaciarla poco a poco, dejando todos nuestros miedos, temores y negatividad fuera.

Es por ello que cuando acabamos de leer el poema, tenemos la sensación de que nos falta algo, de que no hemos vivido lo suficiente para todo aquello que nos ofrece el mundo. Por eso se nos invita a vivir, a escuchar nuestro corazón y dejarnos guiar por él para, de alguna manera, conseguir encontrar esa felicidad completa, ese gusto por descubrir algo nuevo que el ser humano posee siempre.

De algo nimio podemos crear algo enorme, bello y, sobre todo, que nos ayude a crecer como personas, tanto por fuera como por dentro, que quizás es lo más importante. No importa el tiempo que nos lleve, lo importante es buscar la belleza, no dejar de creer en la fantasía, vivir nuestra vida lo más intensamente posible, aprovechando cada experiencia y, sobre todo, ir paso a paso creando nuestra propia trayectoria vital, nuestro camino.


Nota de Susana Marín.
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Poema original: Caracol

En la playa he encontrado un caracol de oro 1
macizo y recamado de las perlas más finas; 2
Europa le ha tocado con sus manos divinas 3
cuando cruzó las ondas sobre el celeste toro. 4

He llevado a mis labios el caracol sonoro 5
y he suscitado el eco de las dianas marinas, 6
le acerqué a mis oídos y las azules minas 7
me han contado en voz baja su secreto tesoro. 8

Así la sal me llega de los vientos amargos 9
que en sus hinchadas velas sintió la nave Argos 10
cuando amaron los astros el sueño de Jasón; 11

y oigo un rumor de olas y un incógnito acento 12
y un profundo oleaje y un misterioso viento... 13
(El caracol la forma tiene de un corazón.) 14

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