Ausencia, Jorge Luis Borges

Habré de levantar la vasta vida1
que aún ahora es tu espejo:2
cada mañana habré de reconstruirla.3
Desde que te alejaste,4
cuántos lugares se han tornado vanos5
y sin sentido, iguales a luces en el día.6
Tardes que fueron nicho de tu imagen,7
músicas en que siempre me aguardabas,8
palabras de aquel tiempo,9
yo tendré que quebrarlas con mis manos.10
¿En qué hondonada esconderé mi alma11
para que no vea tu ausencia12
que como un sol terrible, sin ocaso,13
brilla definitiva y despiadada?14
Tu ausencia me rodea15
como la cuerda a la garganta,16
el mar al que se hunde.17

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Análisis

Fervor de Buenos Aires es el título del primer libro de Jorge Luis Borges. Lo publicó él mismo en julio de 1923, es decir, cuando tenía veinticuatro años de edad y estaba atenuándose su inclinación al ultraísmo. Aquella edición prínceps tuvo una tirada de 300 ejemplares. El tomo tenía sesenta y cuatro páginas y contenía cuarenta y seis poemas, escritos en los años 1921 y 1922, la gran mayoría de ellos compuestos en verso libre. En 1943, la Editorial Losada publicó una antología de poemas de Borges, titulada Poemas: 1922-1943, que incluyó una nueva versión de Fervor de Buenos Aires. En esta última, Borges eliminó ocho poemas y agregó uno, además de modificar algunos títulos y efectuar otros cambios. En 1969, volvió a publicarse este libro, con un total de treinta y tres poemas.

En el prólogo de esta edición, el autor declara:

No he reescrito el libro. He mitigado sus excesos barrocos, he limado asperezas, he tachado sensiblerías y vaguedades y, en el decurso de esta labor a veces grata y otros veces incómoda, he sentido que aquel muchacho que en 1923 lo escribió ya era esencialmente −¿qué significa esencialmente?− el señor que ahora se resigna o corrige. Somos el mismo; los dos descreemos del fracaso y del éxito, de las escuelas literarias y de sus dogmas; los dos somos de Schopehauer, de Stevenson y de Whitman. Para mí, Fervor de Buenos Aires prefigura todo lo que haría después.

En toda su producción literaria, tanto en verso como en prosa, Borges trató pocas veces un asunto amoroso. Fervor de Buenos Aires, cuyo tema principal se infiere del título del libro, contiene dos poemas, Despedida y Sábados, en los que hay huellas de un amor adolescente. Eduardo Criscuolo y Marcelo Benini, en un artículo titulado Barrios de novela y publicado en El Barrio – Periódico de Noticias, en enero de 2001, describen aquel amor de Borges:

[A principios de los años veinte,] el creador de Ficciones frecuentaba la casa de la familia Lange, en Tronador al 1700. Centro de reuniones literarias, allí se leían poemas y se escuchaba música.
[…]
En una de sus tantas visitas a la residencia, [Borges] conoció a Concepción Guerrero, una muchacha de 16 años con largas trenzas y grandes ojos oscuros. Se declararon su mutuo amor en las modestas calles que en aquel momento pertenecían a Villa Mazzini. […] La musa de los textos que configuraron Fervor de Buenos Aires (1923), primer libro de poemas de Borges, fue Concepción Guerrero. El académico y poeta Ángel Mazzei recuerda que Borges, para verse al atardecer con su amada, salía de Palermo a mediodía y caminaba hasta Villa Urquiza.

En una carta dirigida a Jacobo Sureda, Borges hace referencia a sus encuentros con la amada, que se producían los sábados en casa de la familia Lange:

hablamos muy poco, graves, distraídos, en la garganta una especie de angustia oscura de felicidad, hasta el momento en que se interpone la oscuridad de la noche y el rostro de Concepción, cerca de mí, se hace lejano. Cuando yo la abrazo, se estremece toda, pero puedo parecer un canalla al hablar de tales cosas, aunque sea vagamente.

El poema Sábados, que Borges dedicó a Concepción Guerrero, terminaba con estos bellísimos versos:


que ayer sólo eras toda la hermosura
eres también todo el amor, ahora.

La elevación lírica de estos versos, que están construidos con palabras de máxima sencillez, reside en la metáfora de cada uno de ellos y en el hipérbaton final que el poeta hizo más intenso con la coma que puso antes de «ahora».

El poema Ausencia forma parte de todas las ediciones de Fervor de Buenos Aires. Es válido pensar que fue compuesto cuando Jorge Luis y Concepción vivían su romance. La relación amorosa, que contaba con la oposición de las respectivas familias, terminó cuando, hacia fines de 1923, el poeta se trasladó a España, donde permaneció un año.

No sabemos si el sujeto lírico de este poema es el propio autor, ni sabemos quién es la persona a la que se dirige. Jorge y Concepción se veían los días sábados, que eran aquellos en que se realizaban las tertulias literarias y musicales en la casa de los Lange, en Villa Urquiza. Es plausible considerar que, aun cuando Borges no hubiera asumido el rol de hablante lírico, tenía plena vivencia del sentimiento amoroso, así como de la tristeza de la ausencia durante los días que mediaban entre dos encuentros sucesivos.

Con el término versolibrismo se alude a la práctica fanática y exclusiva de la poesía en versículos, generalmente adoptada para eludir, por incapacidad o conveniencia, las exigencias de la versificación de métrica fija o regular. El poema Ausencia está escrito en versos libres, es decir, sin rima y sin métrica controlada. Pero Jorge Luis Borges no fue nunca un versolibrista, sino un poeta que mantuvo siempre a su disposición todas las formas poéticas clásicas y modernas, adoptando en cada caso la que más convenía a su discurso y sus propósitos expresivos. Así fue durante toda su trayectoria poética. Buena muestra de ello es su libro Los conjurados, que publicó en el año anterior al de su muerte. De las cuarenta composiciones de ese libro, diecisiete son en prosa y, de los veintitrés poemas, uno es de verso libre, siete son de verso blanco y quince son rimados. De estos últimos, diez son sonetos. Los conjurados demuestra que el vate argentino mantuvo toda su vida esa libertad de elección con la que no contaron otros poetas que quedaron presa de la telaraña de escuelas, tendencias y movimientos, o simplemente de su personal posición estética. Borges permaneció toda su vida convencido de que, según sus palabras, «cada obra confía a su escritor la forma que busca».

De cualquier forma, Borges ha limitado firmemente la libertad de sus versos en Ausencia. Es por esa vía que el lector, al recorrerlos, experimenta un ritmo cadencioso conscientemente generado por quien administró la métrica. Así, de los diecisiete versos, nueve son endecasílabos distribuidos uniformemente y todos están canónicamente acentuados en las sílabas sexta y décima. Los restantes versos, salvo los tres finales, están siempre individualmente intercalados entre dos endecasílabos, a fin de mantener el control del ritmo, y son: un alejandrino, dos heptasílabos y dos eneasílabos. Los tres versos finales son de siete, nueve y siete sílabas, respectivamente, con lo que la ausencia del endecasílabo, al que el oído interior se había acostumbrado, les otorga carácter de epifonema. Los diecisiete versos son paroxítonos.

Ausencia es un poema pleno de imágenes conmovedoras: «la vasta vida que aún ahora es tu espejo»; lugares que se han vuelto tan vanos como «las luces en el día»; el grandioso hipérbaton que incluye las tardes, las músicas y las palabras:

Tardes que fueron nicho de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
la hondonada para que el alma no vea la ausencia «como un sol terrible, sin ocaso» que impide la noche del reposo y el sueño. Y los estremecedores tres versos finales:
Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.

«Tu ausencia me rodea como […] el mar al que se hunde». ¡Sólo un poeta genial puede decir tanto e impresionar tanto el espíritu del lector con tan pocas palabras, con tal sencillez y sin adjetivo alguno!

Nota de Javier Collazo.

Collazo, Javier. Jul., 2023. Ausencia, de Jorge Luis Borges. Poemario. Acceso en https://poemario.com/ausencia-borges/

Ejemplos de figuras literarias en Ausencia

Figuras literarias Ejemplos Descripción
Metáfora "Habré de levantar la vasta vida / que aún ahora es tu espejo" La vida del autor es comparada con un espejo, que refleja la presencia y la influencia de la persona amada en su vida.
Metáfora "Tu ausencia me rodea / como la cuerda a la garganta" Plantea la angustia y la opresión que siente el autor.
Simil "el mar al que se hunde" La ausencia de su amor se compara con el mar que rodea a alguien que se está hundiendo, lo que indica una sensación de ahogo y desesperación.
Antítesis "Tu ausencia que como un sol terrible, sin ocaso, / brilla definitiva y despiadada?" Se presenta una oposición entre la ausencia y un sol terrible, que brilla sin ocaso, resaltando la persistencia y la desesperanza que provoca la ausencia.
Paralelismo "Desde que te alejaste, / cuántos lugares se han tornado vanos / y sin sentido, iguales / a luces en el día." Se repite la estructura y la idea en estos versos, donde se describe cómo la vida del autor ha perdido sentido y se ha vuelto vacía desde que su amor se alejó.


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