A Vision, Oscar Wilde
En este trabajo de Oscar Wilde, A vision, que pertenece a su libro Poems, 1881, se desarrolla un sentido homenaje a tres dramaturgos trascendentales de la antigua Grecia, diferenciando a Eurípides respecto de Sófocles y Esquilo, como aquél que no alcanzó el reconocimiento que merecía a lo largo de su vida, en comparación con sus colegas. Luego de morir, que Eurípides empieza desarrollar la atención de la sociedad. Es así, que se hace mención a dos reyes, y Uno más, con mayúscula, explayándose sobre las penas de este último.
Asimismo, Wilde cita a una mujer, Beatrice, quien pudiera ser una de las figuras inspiradoras y el gran amor de Dante Alighieri, Beatriz Portinari, presente en las obras Vida Nueva y La Divina Comedia.
Poema original: A Vision
Una visión (traducción en español)por Paulo Altamirano para Poemario.Dos reyes coronados, y Uno que permaneció solo 1
Sin el peso de los laureles verdes alrededor de su cabeza, 2
Pero con ojos tristes como de alguien incómodo 3
Y exhausto con el gemido incesante del hombre 4
Por los pecados que ninguna víctima angustiante puede expiar, 5
Y alimentado por las lágrimas de los besos de dulces labios largos. 6
Él estaba ceñido en un manto negro y rojo, 7
Y marqué a sus pies una piedra quebrada 8
Que envió lirios, como palomas, hasta sus rodillas. 9
Ahora, a la vista ellos, mi corazón se enciende en llamas, 10
Lloré a Beatrice: '¿Quiénes son estos?' 11
Y ella respondió, sabiendo bien cada nombre, 12
‘Primero Esquilo, segundo Sófocles, 13
Y por último (¡amplía corriente de lágrimas!) Eurípides.’ 14Original en inglésTwo crownèd Kings, and One that stood alone 1528
With no green weight of laurels round his head, 16
But with sad eyes as one uncomforted, 17
And wearied with man’s never-ceasing moan 18
For sins no bleating victim can atone, 19
And sweet long lips with tears and kisses fed. 20
Girt was he in a garment black and red, 21
And at his feet I marked a broken stone 22
Which sent up lilies, dove-like, to his knees. 23
Now at their sight, my heart being lit with flame, 24
I cried to Beatricé, ‘Who are these?’ 25
And she made answer, knowing well each name, 26
‘Æschylos first, the second Sophokles, 27
And last (wide stream of tears!) Euripides.’