El Viejo y la Muerte, Félix María de Samaniego

Entre montes, por áspero camino,1
tropezando con una y otra peña,2
iba un viejo cargado con su leña3
maldiciendo su mísero destino.4
Al fin cayó, y viéndose de suerte5
que apenas levantarse ya podía,6
llamaba con colérica porfía7
una, dos y tres veces a la muerte.8
Armada de guadaña, en esqueleto9
La Parca se le ofrece en aquel punto;10
pero el viejo, temiendo ser difunto,11
lleno más de terror que de respeto,12
trémulo la decía y balbuciente:13
«Yo... señora... os llamé desesperado;14
pero... —Acaba; ¿qué quieres, desdichado?15
—Que me carguéis la leña solamente.»16
Tenga paciencia quien se cree infelice;17
que aun en la situación más lamentable18
es la vida del hombre siempre amable:19
El viejo de la leña nos lo dice.20

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