Vida retirada, Fray Luis de León

¡Qué descansada vida1
la del que huye del mundanal ruïdo,2
y sigue la escondida3
senda, por donde han ido4
los pocos sabios que en el mundo han sido;5

Que no le enturbia el pecho6
de los soberbios grandes el estado,7
ni del dorado techo8
se admira, fabricado9
del sabio Moro, en jaspe sustentado!10

No cura si la fama11
canta con voz su nombre pregonera,12
ni cura si encarama13
la lengua lisonjera14
lo que condena la verdad sincera.15

¿Qué presta a mi contento16
si soy del vano dedo señalado;17
si, en busca deste viento,18
ando desalentado19
con ansias vivas, con mortal cuidado?20

¡Oh monte, oh fuente, oh río,!21
¡Oh secreto seguro, deleitoso!22
Roto casi el navío,23
a vuestro almo reposo24
huyo de aqueste mar tempestuoso.25

Un no rompido sueño,26
un día puro, alegre, libre quiero;27
no quiero ver el ceño28
vanamente severo29
de a quien la sangre ensalza o el dinero.30

Despiértenme las aves31
con su cantar sabroso no aprendido;32
no los cuidados graves33
de que es siempre seguido34
el que al ajeno arbitrio está atenido.35

Vivir quiero conmigo,36
gozar quiero del bien que debo al cielo,37
a solas, sin testigo,38
libre de amor, de celo,39
de odio, de esperanzas, de recelo.40

Del monte en la ladera,41
por mi mano plantado tengo un huerto,42
que con la primavera43
de bella flor cubierto44
ya muestra en esperanza el fruto cierto.45

Y como codiciosa46
por ver y acrecentar su hermosura,47
desde la cumbre airosa48
una fontana pura49
hasta llegar corriendo se apresura.50

Y luego, sosegada,51
el paso entre los árboles torciendo,52
el suelo de pasada53
de verdura vistiendo54
y con diversas flores va esparciendo.55

El aire del huerto orea56
y ofrece mil olores al sentido;57
los árboles menea58
con un manso ruïdo59
que del oro y del cetro pone olvido.60

Téngase su tesoro61
los que de un falso leño se confían;62
no es mío ver el lloro63
de los que desconfían64
cuando el cierzo y el ábrego porfían.65

La combatida antena66
cruje, y en ciega noche el claro día67
se torna, al cielo suena68
confusa vocería,69
y la mar enriquecen a porfía.70

A mí una pobrecilla71
mesa de amable paz bien abastada72
me basta, y la vajilla,73
de fino oro labrada74
sea de quien la mar no teme airada.75

Y mientras miserable-76
mente se están los otros abrazando77
con sed insacïable78
del peligroso mando,79
tendido yo a la sombra esté cantando.80

A la sombra tendido,81
de hiedra y lauro eterno coronado,82
puesto el atento oído83
al son dulce, acordado,84
del plectro sabiamente meneado.85

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  • Félix T. León Bazán Mar., 2023

    La sensibilidad del ser humano y expresa con espontaneidad su sentir profundo y es un respiro vivificante del espíritu, cuando se contempla, la indefinible belleza de las rosas cultivadas por un jardinero de elevada sensibilidad. Es lo que siento cuando leo algún párrafo de las obras de Fray Luis de León.


Análisis

Uno de los más grandes poetas de la antigüedad fue el romano Horacio (65 a. C. – 8 a. C.), quien es considerado el más importante poeta lírico y satírico en lengua latina. Los principales asuntos tratados en su poesía, con claras influencias del estoicismo y el epicureísmo, son (nombrados en latín): locus amoenus («lugar ameno»), carpe diem («aprovecha el día»), aurea mediocritas («dorada medianía») y beatus ille («dichoso aquel»).

El tópico locus amoens se refiere a un lugar placentero y bello que produce profunda sensación de paz. El carpe diem tuvo importancia como asunto poético en la literatura renacentista, barroca y romántica, aunque con ligeras variantes de significado (en el Renacimiento, connotaba la idea de «vivir el momento porque la vejez llega pronto»). El aurea mediocritas se asocia con una vida tranquila y moderada, basada en el punto medio que elude los excesos en uno u otro sentido. Finalmente, beatus ille es una expresión extraída del primer verso del Epodo 2, de Horacio, y alude a quien tiene la dicha de disfrutar de una vida sencilla y serena, en armonía con la naturaleza y distanciado de las preocupaciones mundanas. El texto original, en latín es:

Beatus ille, qui procul negotiis,
ut prisca gens mortalium,
paterna rura bobus exercet suis,
solutus omni faenore.

Y en español:

Dichoso aquel que, lejos de los negocios,
como las antiguas generaciones de mortales,
cultiva con sus propios bueyes las tierras heredadas,
libre de todo interés.

Tomando como base este epodo de Horacio, el monje agustino Luis de León, poeta español del Renacimiento tardío, compuso la Oda I, titulada Vida retirada (también conocida como Oda a la vida retirada).

La lírica renacentista nace y se desarrolla en España por absorción del modelo que Petrarca había instaurado en Italia. Hacia fines del siglo XVI, este modelo, de tono amoroso y pagano, fue ganando en espiritualidad y religiosidad por incidencia del movimiento contrarreformista derivado del Concilio de Trento. Florecieron entonces las corrientes poéticas mística y ascética, la una exaltando la plena fusión del alma humana con Dios y la otra consagrando la preparación del alma a través de una vida sencilla y humilde basada en el rechazo de los intereses mundanos. Fray Luis de León fue un ilustre representante de la corriente ascética.

El lenguaje poético de esa época, caracterizado por la naturalidad y la claridad. empezó a abrirse a las primeras complejidades sintácticas de la incipiente corriente barroca, incorporando además las innovaciones petrarquistas, en especial el endecasílabo. Si bien la métrica de once sílabas constituye la esencia del soneto, se la usó también en tercetos, octavas y, combinada con heptasílabos, en silvas y liras. Precisamente, la lira es la forma estrófica adoptada por Luis de León en Vida retirada.

Creada por el poeta italiano Bernardo Tasso e introducida en la poética española por Garcilaso de la Vega, la lira es una estrofa de cinco versos en la que el primero, el tercero y el cuarto son heptasílabos y el segundo y el quinto son endecasílabos. La rima consonante responde al esquema aBabB. El único poema que Garcilaso compuso con esta estrofa comenzaba así:

Si de mi baja lira
tanto pudiese el son, que en un momento
aplacase la ira
del animoso viento,
y la furia del mar y el movimiento;

Del primer verso, se tomó la denominación de «lira» para esta forma estrófica.

Vida retirada, con el resto de la obra lírica de Luis de León, fue publicada por Francisco de Quevedo en 1631, cuarenta años después de la muerte de su autor. En un excelente ensayo titulado Comentario 2.0 de la Oda a la vida retirada de Fray Luis, el filólogo español Javier Pérez se refiere al contenido argumental del poema analizándolo en grupos de estrofas:

1-5. Elogio

Elogio de la vida retirada del mundo. El poeta reflexiona sobre la vanidad de las cosas mundanas y decide retirarse.
Aquel que, despreciando las cosas vanas del mundo, como son el poder, las riquezas o la fama, decide llevar una vida retirada, puede considerarse afortunado.
No reporta ningún beneficio ser alguien distinguido, si eso genera angustia. Por eso he decidido retirarme del mundo.

6-8. Vida que espera llevar

Espero así vivir feliz, sin estar rodeado de personas ricas pero desgraciadas, sin tener preocupaciones que me quiten el sueño, sin malas pasiones que me enturbien el pecho y agradeciendo a Dios la vida que me ha dado.

9-12. Descripción del lugar al que piensa retirarse

Tengo un huerto que ya empieza a dar sus frutos. Un arroyo que baja de la montaña lo riega y le da frescor, formando una pradera cubierta de flores. El perfume de estas y el murmullo de los árboles mecidos por el viento valen más que todos los tesoros del mundo.

13-15. Inconvenientes de los que pretende alejarse

Frente a todas las inquietudes del mundo, yo cuento con mi fe, que me da seguridad y me permite disfrutar de la serenidad de una vida tranquila.

16-17. Deseo de sublimación de su alma.

Mientras los ambiciosos se afanan por conseguir riquezas y poder, yo estaré tranquilo, gozando en paz de la obra de Dios.

En lo formal, debe señalarse que, salvo una llamativa acentuación rítmica irregular del segundo verso (en las sílabas tercera y octava), los endecasílabos están canónicamente acentuados en sexta y décima, salvo los versos 5, 15 y 20, que están válidamente acentuados en tercera y octava.

Con una amplia visión metafórica, fray Luis de León adopta el mar, la tempestad y el naufragio para representar, identificar y acentuar los aspectos negativos de la vida mundana. Así, en la estrofa quinta, dice:

Roto casi el navío,
a vuestro almo reposo
huyo de aqueste mar tempestüoso.

Y, en la estrofa 13, se refiere a quienes temen el viento septentrional («cierzo») y el viento templado y húmedo («ábrego») por haberse fiado de un falso navío («leño»):

Téngase su tesoro
los que de un falso leño se confían;
no es mío ver el lloro
de los que desconfían
cuando el cierzo y el ábrego porfían.

En la estrofa 14, el mástil al que se ata la vela («antena») cruje y el mar se cubre de oscuridad y gritos.

La combatida antena
cruje, y en ciega noche el claro día
se torna, al cielo suena
confusa vocería,
y la mar enriquecen a porfía.

En la estrofa 15, alude a los bienes «de quien la mar no teme airada» y en la estrofa siguiente usa un dramático encabalgamiento («miserable- / mente») para referirse al fatal destino de los náufragos:

Y mientras miserable-
mente se están los otros abrazando
con sed insacïable
del peligroso mando,
tendido yo a la sombra esté cantando.

Un importante número de figuras retóricas se distribuyen en las liras de la Oda I. Y todas ellas exaltan o enmarcan la variedad de contrastes entre el deleite de la vida sosegada y el fragor de los asuntos mundanos. Así, la oposición entre el bien ansiado y el mal rechazado se manifiesta en expresivos binomios de contrarios: vanidad / sabiduría, muchedumbre / soledad, ambición / templanza, mentira / verdad, riqueza / sencillez, soberbia / modestia, exceso / moderación.

Tal como señala el Licenciado en Lingüística y Literatura Renato Guizado Yampi en su recomendable ensayo La reelaboración de tópicos clásicos en la oda a la «Vida retirada» de fray Luis de León (2019):

La oda I es de las que mejor recepción han gozado de la lírica de fray Luis, y los comentarios dedicados son numerosos. Su calidad e importancia para la comprensión de la obra luisiana se deben, entre otros valores, a que sintetiza todos los temas, motivos y gran cantidad de las figuraciones que los poemas subsiguientes habrán de desarrollar con detalle. Se trataría, pues, del proemio de las poesías propias. En ella, el enunciante expresa su deseo de una vida retirada, en soledad y rechazo del ruido y el desasosiego de la sociedad. No obstante, esta idea que parece sencilla, y que se expresa resumida en la lira inicial, despliega conceptos filosóficos tomados del epicureísmo, el estoicismo, el neoplatonismo, etc., todos los cuales dan forma a ese anhelo de vida que contempla el bien moral e intelectual como senda de plenitud espiritual.

Nota de Javier Collazo.

Collazo, Javier. Jun., 2023. Vida retirada, de Fray Luis de León. Poemario. Acceso en https://poemario.com/vida-retirada/

Ejemplos de figuras literarias en Vida retirada

Figuras literarias Ejemplos Descripción
Metáfora "la del que huye del mundanal ruïdo" Esta expresión se utiliza como metáfora para describir la vida tranquila y apartada de las preocupaciones mundanas y del ruido social.
Elipsis "los pocos sabios que en el mundo han sido" Se omite información sobre quiénes son estos sabios y qué los hace sabios, lo que permite al lector llenar los detalles con su imaginación.
Metonimia "a quien la sangre ensalza o el dinero" La expresión se refiere a personas que han alcanzado una posición de poder o prestigio debido a su linaje o riqueza, utilizando "sangre" y "dinero" para representar estas cualidades.
Simil "a vuestro almo reposo huyo de aqueste mar tempestuoso" El poeta compara su búsqueda de paz y tranquilidad en la naturaleza con huir de un mar tempestuoso, que representa las dificultades y preocupaciones de la vida mundana.
Personificación (prosopopeya) "una fontana pura hasta llegar corriendo se apresura" La fuente es personificada como si tuviera deseos y acciones humanas, como apresurarse y correr.
Anáfora "El aire del huerto orea... Los árboles menea" La repetición de "El" al comienzo de los versos enfatiza la acción de los elementos de la naturaleza en el huerto.
Hipérbole "con un manso ruïdo que del oro y del cetro pone olvido" Se exagera el efecto del suave sonido de los árboles en el viento, sugiriendo que es tan poderoso como para hacer olvidar el oro y el poder.