Soneto XI, Garcilaso de la Vega

Hermosas ninfas, que, en el río metidas,1
contentas habitáis en las moradas2
de relucientes piedras fabricadas3
y en columnas de vidrio sostenidas;4

ahora estéis labrando embebecidas5
o tejiendo las telas delicadas,6
ahora unas con otras apartadas7
contándoos los amores y las vidas:8

dejad un rato la labor, alzando9
vuestras rubias cabezas a mirarme,10
y no os detendréis mucho según ando,11

que o no podréis de lástima escucharme,12
o convertido en agua aquí llorando,13
podréis allá despacio consolarme.14

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