Se deja de querer, José Ángel Buesa
Se deja de querer, y no se sabe1
por qué se deja de querer:2
Es como abrir la mano y encontrarla vacía,3
y no saber, de pronto, qué cosa se nos fue.4Se deja de querer, y es como un río5
cuya corriente fresca ya no calma la sed;6
como andar en otoño sobre las hojas secas,7
y pisar la hoja verde que no debió caer.8Se deja de querer, y es como el ciego9
que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren;10
o como quien despierta recordando un camino,11
pero ya sólo sabe que regresó por él.12Se deja de querer, como quien deja13
de andar por una calle, sin razón, sin saber;14
y es hallar un diamante brillando en el rocío,15
y que, ya al recogerlo, se evapore también.16Se deja de querer, y es como un viaje17
detenido en la sombra, sin seguir ni volver;18
y es cortar una rosa para adornar la mesa19
y que el viento deshoje la rosa en el mantel.20Se deja de querer, y es como un niño21
que ve cómo naufragan sus barcos de papel;22
o escribir en la arena la fecha de mañana23
y que el mar se la lleve con el nombre de ayer.24Se deja de querer, y es como un libro25
que, aun abierto hoja a hoja, quedó a medio leer;26
y es como la sortija que se quitó del dedo,27
y sólo así supimos que se marcó en la piel.28Se deja de querer, y no se sabe29
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