Y comenzamos juntos un viaje hacia la aurora1
como dos fugitivos de la misma condena.2
Lo que ignoraba entonces no he de callarlo ahora:3
     No valías la pena.4

Ya llegaba el otoño y ardía el mediodía.5
Sentí sed. Vi tu copa. Pensé que estaba llena,6
pero acerqué mis labios y la encontré vacía.7
     No valías la pena.8

Te di a guardar un sueño, pero tú lo perdiste,9
o acaso abrí mis surcos en la llanura ajena.10
Es triste, pero es cierto. Por ser tan cierto, es triste:11
     No valías la pena.12

Fuiste el amor furtivo que va de lecho en lecho,13
y el eslabón amable que es más que una condena. 114
Pero hoy puedo decirlo, sin rencor ni despecho:15
     No valías la pena.16

Me alegré con tu risa; me apené por tu llanto,17
sin pensar que eras mala ni creer que eras buena.18
Te canté en mis canciones, y, a pesar de mi canto,19
     no valías la pena.20

Me queda el desencanto del que enturbió una fuente,21
o acaso el desaliento del que sembró en la arena.22
Pero yo no te culpo. Te digo, simplemente:23
     No valías la pena.24

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