Nocturno III (Una noche), José Asunción Silva

Una noche,1
una noche toda llena de perfumes, de murmullos y de música de alas,2
una noche3
en que ardían en la sombra nupcial y húmeda las luciérnagas fantásticas,4
a mi lado, lentamente, contra mí ceñida, toda,5
muda y pálida6
como si un prensentimiento de amarguras infinitas7
hasta el fondo más secreto de tus fibras te agitara,8
por la senda que atraviesa la llanura florecida9
caminabas,10
y la luna llena11
por los cielos azulosos, infinitos y profundos esparcía su luz blanca,12
y tu sombra,13
fina y lánguida,14
y mi sombra15
por los rayos de la luna proyectada,16
sobre las arenas tristes17
de la senda se juntaban18
y eran una,19
y eran una,20
¡y eran una sola sombra larga!21
¡Y eran una sola sombra larga!22
¡Y eran una sola sombra larga!23
Esta noche24
solo, el alma25
llena de las infinitas amarguras y agonías de tu muerte,26
separado de ti misma por la sombra, por el tiempo y la distancia,27
por el infinito negro28
donde nuestra voz no alcanza,29
solo y mudo30
por la senda caminaba;31
y se oían los ladridos de los perros a la luna,32
a la luna pálida33
y el chillido34
de las ranas...35
Sentí frío; ¡era el frío que tenían en la alcoba36
tus mejillas y tus sienes y tus manos adoradas,37
entre las blancuras niveas38
de las mortüorias sábanas!39
Era el frío del sepulcro, era el frío de la muerte,40
era el frío de la nada...41
Y mi sombra,42
por los rayos de la luna proyectada,43
iba sola,44
iba sola,45
¡iba sola por la estepa solitaria!46
Y tu sombra esbelta y ágil,47
fina y lánguida,48
como en esa noche tibia de la muerta primavera,49
como en esa noche llena de perfumes, de murmullos y de músicas de alas,50
se acercó y marchó con ella,51
se acercó y marchó con ella,52
se acercó y marchó con ella... ¡Oh las sombras enlazadas!53
¡Oh las sombras que se buscan y se juntan en las noches de negruras y de lágrimas!...54

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Análisis

El poeta colombiano José Asunción Silva (1865-1896) suele ser referido, junto con Julián del Casal, José Martí y Manuel Gutiérrez Nájera, como poeta «premodernista». En ese carácter, se le atribuye el rol de precursor del movimiento que tuvo su máximo representante en Rubén Darío. Ciertamente, Silva es una destacada figura de esa corriente gestada en la segunda mitad del siglo XIX en la literatura de lengua española. Sus méritos como escritor fueron reconocidos hacia el final de su corta vida, que solo duró treinta años. La fama y la alta valoración de algunas de sus obras llegaron sobre todo después de su muerte.

Su obra poética fue despareja; buena parte de ella no alcanzó suficiente nivel de jerarquía lírica como para respaldar el prestigio que nació y creció póstumamente. Pero escribió perdurables poemas de intensa belleza y forjadores de las más caras herramientas con las que el modernismo subió a las cumbres alcanzadas por Darío y sus discípulos. Entre aquellos poemas exaltados por lectores de todo el mundo y por la crítica literaria, ocupa el primer lugar el Nocturno III (Una noche).

Antes de incursionar en el análisis de este poema, conviene tener en cuenta que, tal como ocurre con toda su producción, Asunción Silva nunca lo publicó en libros durante toda su vida. Las diversas ediciones póstumas se basaron en manuscritos y publicaciones dispersas que nunca fueron totalmente coincidentes ni lograron concordar en un texto definitivo. En 1977, Eduardo Camacho Guizado y Gustavo Mejía, escritores y eruditos que tuvieron a su cargo la edición de la obra completa del poeta colombiano, hicieron un serio trabajo de investigación para lograr recomponer la versión original, pero no lo lograron totalmente e incluso ellos mismos hicieron correcciones al manuscrito, sobre todo en cuanto a puntuación y signos expresivos. De estos eruditos es la versión que se transcribe en Poemario, pero se encuentran en ella algunas incógnitas referidas a detalles que no es plausible atribuir al autor.

La primera publicación de Una noche se produjo en la revista Lectura para todos (Año II, N° 7, agosto de 1894, págs. 50-51), de la ciudad de Cartagena (Colombia). Allí se consigna «1892» como el año de composición, es decir, cuando el autor tenía veintisiete años. Es posible que haya habido otra publicación en un periódico llamado La lectura, también de Cartagena y que, por la misma época, dirigía Rafael Núñez, quien había sido tres veces presidente de la República de Colombia. En tal caso, Silva habría entregado, a los respectivos editores, sendos manuscritos con diferencias que generaron las confusiones de las ediciones póstumas. En el siguiente cuadro, se muestran ejemplos de las discrepancias entre las ediciones de 1894 y 1908:

EDICIÓN 1894 EDICIÓN 1908
de perfumes, de murmullos y de músicas de alas de perfumes, de murmullos y de músicas de alas
hasta el más secreto fondo hasta el fondo más secreto
por la senda que atraviesa la llanura florecida por la senda florecida que atraviesa la llanura
por la sombra, por el tiempo y la distancia por el tiempo, por la tumba y la distancia
solo y mudo mudo y solo
era el frío del sepulcro, era el frío de la muerte era el frío del sepulcro, era el hielo de la muerte
¡Oh las sombras que se buscan y se juntan en las noches de negruras y de lágrimas!… ¡Oh las sombras de los cuerpos que se juntan con las sombras de las almas!…

Aunque reconoce antecedentes en la poesía clásica, como algunas composiciones de los poetas latinos Catulo y Horacio, el género llamado nocturno se desarrolló en el contexto del romanticismo del siglo XIX. Su creación y su difusión inicial se produjeron en el ámbito de la música. El pianista irlandés John Field (1782-1837) es conocido por haber sido el primer compositor que denominó así algunas de sus obras y es considerado el padre de este género. Influyó en muchos grandes compositores, como Chopin, Brahms, Schumann y Liszt. Fauré, Satie y Debussy fueron otros notables cultivadores del género.

El nocturno no tardó en ser también un género pictórico abordado por pintores como Whistler, van Gogh, Grimshaw, Daubigny, Homer y Meifrén. La incorporación del género al campo de la poesía se debió, principalmente, a escritores como Gautier, Mendès, Coleridge, Keats, Baudelaire, Verlaine, Mallarmé, Rimbaud, Bécquer, Darío y Silva.

El nocturno es un género poético que se caracteriza por su enfoque en la noche y la oscuridad. A menudo, los poemas nocturnos exploran temas como el misterio, la soledad, la introspección y la contemplación. Los poemas que adoptan esta forma se desarrollan principalmente durante la noche y abundan en imágenes y metáforas relacionadas con ella, como la luna, las estrellas, las sombras, la penumbra, el murmullo del canto y del vuelo de algunos animales… Además, suelen ser introspectivos y emocionales, explorando sentimientos de melancolía, soledad, nostalgia o incluso éxtasis espiritual. La naturaleza también desempeña un papel importante en los nocturnos y es frecuente la descripción de paisajes como bosques, ríos, jardines o ciudades en la noche. El ritmo cadencioso y la musicalidad reflejan la calma y la serenidad nocturnas. Es común el uso de aliteraciones, anáforas, símbolos, metáforas y rima asonante. Junto con las referencias a la noche y la oscuridad, también se exploran temas universales como el amor, la muerte, la belleza, la ausencia, la soledad, la trascendencia y la fragilidad de la existencia humana.

La escritora española Berta Guerrero, Licenciada en Filología Hispánica, en su ensayo El nocturno musical, pictórico y literario: un espacio para la hibridez y la sinestesia (2017) y en relación con las características del nocturno, escribió:

En este ambiente nocturno, los perfumes de las damas se confunden con el aroma de la cera y los vapores de licores consumidos, las alhajas se mezclan con oropeles y todos relampaguean a la luz de las velas en los candelabros. En esta situación, como si fuese resultado natural del ambiente, emana el Nocturno. Es este un escenario idóneo para la mixtura, la aparente confusión, la yuxtaposición sinestésica cabria decir. El Nocturno es síntesis de un ambiente, de unas circunstancias, es manifestación de belleza y consumación del refinamiento; es también arrebato e ímpetu, es desnudarse un poco y abrir la puerta a la intimidad.

Las innovaciones de Una noche empiezan en la métrica: versos de longitud variada, acentos rítmicos que generan musicalidad o pausas o cambios de la velocidad de lectura, aliteraciones, anáforas, exclamaciones… Todo eso era un viento de renovación de la poesía del siglo XIX. Como es de esperar, esta es una de las causas ─tal vez la principal─ por las cuales este nocturno ha sido motivo de tantos estudios críticos de eruditos y aficionados. Y, como también era previsible, se han hecho toda clase de análisis que han encontrado en el poema incluso aquello que el poema no tiene y cuyo hallazgo, muy probablemente, hubiera sorprendido al propio autor. Así es que las variaciones en la métrica de Nocturno III no son tantas ni tan radicales como algunos estudiosos han señalado. Tomemos los primeros dos versos:

Una noche,          4
una noche toda llena de perfumes, de murmullos y de música de alas

Estos versos están formados por siete grupos tetrasílabos:

una noche, – una noche – toda llena – de perfumes, – de murmullos – y de músi – ca de alas

A esta regularidad se agrega que todos los grupos tienen acento fónico en la tercera sílaba, de modo que el ritmo resulta totalmente uniforme y la musicalidad tiene una cadencia única, repetida y constante. La escansión de cada grupo tetrasílabo debe hacerse en forma independiente, tal como ocurre con los hemistiquios heptasílabos de un verso alejandrino, pero el lector común percibe inconscientemente la uniformidad métrica y rítmica, a despecho de las múltiples variantes en la disposición gráfica de los versos.

Veamos los versos 3 y 4:

una noche
en que ardían en la sombra nupcial y húmeda, las luciérnagas fantásticas

Aquí hay seis grupos tetrasílabos, también todos con acento rítmico en tercera:

una noche – en que ardían – en la sombra – nupcial y húmeda, – las luciérna – gas fantásticas

Y el verso 5 tiene cinco grupos tetrasílabos con igual acentuación constitutiva:

a mi lado, – lentamente, – contra mí ce – ñida toda, – muda y pálida

El poema está construido de este modo hasta el último verso:

¡Oh las sombras que se buscan y se juntan en las noches de negruras y de lágrimas!

Este verso tiene seis grupos tetrasílabos con acento rítmico en tercera y veinticuatro sílabas métricas:

¡Oh las sombras – que se buscan – y se juntan – en las noches – de negruras – y de lágrimas!

Las excepciones a esta regularidad métrica y musical son escasas; hay solo unos pocos grupos pentasílabos, algún pie quebrado de dos sílabas, algunos versos dramáticos de métrica especial (como «y eran una sola sombra larga») y algunas diferencias en la cantidad de grupos tetrasílabos de distintos versos.

Esta estructura se esconde detrás de la aparente disposición gráfica semicaótica de los versos, pero es la que hace que la lectura de Una noche resulte tan gratificante y emotiva, al mismo tiempo que proporciona una clara sensación de perfección poética.

El Nocturno III es una manifestación del intenso dolor que José Asunción Silva sintió por la muerte de su hermana menor Elvira, ocurrida en 1892 a los veintiún años de edad, a causa de una neumonía. Se cree que esta fue una circunstancia que, sumada a la pérdida de la mayoría de sus escritos en verso y en prosa en el naufragio del buque L’Amérique, ocurrido en la costa de Colombia en 1895, llevó al poeta a suicidarse en mayo de 1896.

Nota de Javier Collazo.

Collazo, Javier. Sep., 2023. Nocturno III (Una noche), de José Asunción Silva. Poemario. Acceso en https://poemario.com/nocturno-iii/

Ejemplos de figuras literarias en Nocturno III (Una noche)

Figuras Literarias Ejemplos Descripción
Metáfora "una noche toda llena de perfumes, de murmullos y de música de alas" La noche se describe con cualidades sensoriales que no posee literalmente, evocando una atmósfera viva y sensorialmente rica.
Metáfora "la sombra, por el tiempo y la distancia, por el infinito negro donde nuestra voz no alcanza" La sombra representa metafóricamente la separación y la muerte, elementos intangibles que generan una distancia emocional insuperable.
Símil "como en esa noche tibia de la muerta primavera" Compara la calidad de la noche con la de una primavera pasada, sugiriendo nostalgia y cambio.
Prosopopeya "las luciérnagas fantásticas" Atribuye a las luciérnagas la cualidad de ser "fantásticas", como si fueran criaturas de un mundo de fantasía.
Hipérbole "llena de las infinitas amarguras y agonías de tu muerte" Exagera el sentimiento del hablante para enfatizar la profundidad de su dolor y pérdida.
Elipsis "y mi sombra... iba sola, iba sola, ¡iba sola por la estepa solitaria!" Omite intencionadamente la descripción detallada del camino para centrarse en la soledad de la sombra, aumentando el impacto emocional de la soledad.
Anáfora "¡Y eran una sola sombra larga! ¡Y eran una sola sombra larga!" La repetición de la frase refuerza la unión y la singularidad de las sombras, y por ende, de las personas a las que pertenecen.
Antítesis "separado de ti misma por la sombra, por el tiempo y la distancia" Establece una oposición entre la unión pasada y la separación actual, marcando un contraste fuerte entre dos estados de ser.
Oxímoron "las blancuras niveas de las mortüorias sábanas" Contrapone la pureza y la limpieza del color blanco con la muerte, que usualmente se asocia con la oscuridad.
Paralelismo "se acercó y marchó con ella, se acercó y marchó con ella, se acercó y marchó con ella" Repite la misma estructura de la frase para resaltar la acción de la sombra que se une y se va, lo que puede simbolizar la memoria o el espíritu que persiste.
Metonimia "el frío del sepulcro, el frío de la muerte, el frío de la nada" Usa el "frío" para representar la muerte y el vacío que esta deja, asociando una sensación física con una experiencia emocional.


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