Límites, Juan Gelman
¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí la sed,1
hasta aquí el agua?2¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el aire,3
hasta aquí el fuego?4¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el amor,5
hasta aquí el odio?6¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el hombre,7
hasta aquí no?8Sólo la esperanza tiene las rodillas nítidas.9
11
Sangran.10
Análisis
El escritor argentino Juan Gelman (1930-2014) fue un poeta precoz. Publicó su primer poema en 1941, cuando tenía once años. Y también fue precoz su militancia política, pues se afilió a la Federación Juvenil Comunista siendo adolescente. Desde entonces, se involucró en la conformación de grupos combativos en contra de gobiernos dictatoriales, debió exiliarse y sufrió la desaparición de sus hijos. De este modo, se convirtió en un escritor cuyos trabajos están traspasados por las luchas y circunstancias de su vida.
Al abordar cualquier obra literaria de Juan Gelman, es esencial recordar que en la década de 1960 surgió y floreció en Latinoamérica la tendencia de la poesía coloquial, conocida como poesía comunicante, cuyo origen se asocia al poeta uruguayo Mario Benedetti. Algunos también la nombran “poesía conversacional”, aunque este término genera debate. Esta tendencia busca establecer un diálogo claro y directo con el lector, fundamentado principalmente en el uso del lenguaje diario. Quizás, esta inclinación por comunicar es la característica más distintiva de Gelman en sus obras, independientemente del género. La conexión con el lector se basa en un lenguaje comprensible, de sencillez tanto sintáctica como semántica, y con un vocabulario próximo de diálogos naturales.
En 1956, Gelman publicó su primer poemario: Violín y otras cuestiones. En 1959, publicó el segundo: El juego en que andamos, libro sobre el que el sitio oficial del autor dice:
A la sazón, Gelman tenía veintinueve años de edad, pero la obra recogía piezas escritas en algún momento entre ambas publicaciones; tal es el caso del poema titulado Límites. Precisamente, este poema tiene, tanto en el contenido como en la forma, una estrecha vinculación con el que da título al poemario del que forma parte, según puede apreciarse:
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta salud de saber que estamos muy enfermos,
esta dicha de andar tan infelices.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta inocencia de no ser un inocente,
esta pureza en que ando por impuro.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
este amor con que odio,
esta esperanza que come panes desesperados.
Aquí pasa, señores,
que me juego la muerte.
Límites es un poema que está conformado por cinco dísticos de verso blanco, es decir, sin rima. Los primeros cuatro dísticos pueden escandirse (aplicando todas las sinalefas posibles) con las siguientes cantidades respectivas de sílabas métricas: 12-5, 11-5, 12-5 y 11-5. Aunque es un esquema regular, se percibe el desnivel fonético entre los versos de 12 y de 11 sílabas. Sin embargo, si se aplican las sinalefas en los casos que se indican a continuación, todos estos primeros versos son alejandrinos divididos en dos hemistiquios de siete sílabas cada uno:
2. ¿Quién-di-joal-gu-na-vez: / has-ta-a-quí-el-ai-re,
3. ¿Quién-di-joal-gu-na-vez: has-ta-a-quíel-a-mor,
4. ¿Quién-di-joal-gu-na-vez: has-ta-a-quí-el-hom-bre,
Obsérvese que hay anáfora completa de los primeros hemistiquios de los primeros versos de los primeros cuatro dísticos («¿Quién dijo alguna vez…?») y que los respectivos segundos hemistiquios tienen exactamente la misma acentuación rítmica en las sílabas undécima y décimo tercera. Por su parte, los segundos pentasílabos de cada estrofa tienen las mismas tres primeras sílabas métricas («hasta aquí»). Por el acento final, los alejandrinos se ordenan agudo-llano-agudo-llano. Es decir que la estructura métrica y rítmica del poema hasta el cuarto dístico es absolutamente impecable en cuanto a su ordenamiento y simetría. Este atributo es el que permite a Gelman generar la conmoción poética del quinto dístico: frente a la uniforme perfección de las cuatro preguntas retóricas previas, contrasta firmemente un dístico formado por un verso de catorce sílabas continuas (es decir, no dividido en hemistiquios) y en el que los acentos enfáticos, que vinieron estando en las sílabas segunda, cuarta y sexta, están ahora en las sílabas primera y quinta («Solo la esperanza…»). Se agrega a esta dislocación la perturbadora acentuación esdrújula de este verso. Y, como un tutti orquestal, el poeta cierra el poema con un dramático y estremecedor bisílabo llano. Téngase en cuenta que el primer verso de esta estrofa final computa la sinalefa de «Solo la esperanza» («so-lo-laes-pe-ran-za») y por esa razón no se conforma el hemistiquio de siete sílabas. Esto último se lograría si no se aplicara la sinalefa: «so-lo-la-es-pe-ran-za», con lo cual persistiría el hemistiquio como en todos los versos alejandrinos anteriores y este verso podría no ser disruptivo, pero este recurso provocaría el cambio de la métrica del verso, pues este pasaría a tener quince sílabas métricas, es decir, una más que los precedentes primeros versos de cada dístico.
Juan Gelman recibió numerosos premios; entre ellos: el Nacional de Poesía argentino (1997), el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2005) y, en 2007, el Premio Cervantes, el más importante de la literatura de habla hispana y que antes habían obtenido los también argentinos Jorge Luis Borges (1979), Ernesto Sábato (1984) y Adolfo Bioy Casares (1990).
Collazo, Javier. Oct., 2023. Límites, de Juan Gelman. Poemario. Acceso en https://poemario.com/limites/
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