Himno entre Ruinas, Octavio Paz

donde espumoso el mar siciliano...
Góngora

Coronado de sí el día extiende sus plumas. 1
¡Alto grito amarillo, 2
caliente surtidor en el centro de un cielo 3
imparcial y benéfico! 4
Las apariencias son hermosas en esta su verdad momentánea. 5
El mar trepa la costa, 6
se afianza entre las peñas, araña deslumbrante; 7
la herida cárdena del monte resplandece; 8
un puñado de cabras en un rebaño de piedras; 9
el sol pone su huevo de oro y se derrama sobre el mar. 10
Todo es dios. 11
¡Estatua rota, 12
columnas comidas por la luz, 13
ruinas vivas en un mundo de muertos en vida! 14

Cae la noche sobre Teotihuacán. 15
En lo alio de la pirámide los muchachos fuman marihuana, 16
suenan guitarras roncas. 17
¿Qué yerba, qué agua de vida ha de damos la vida, 18
dónde desenterrar la palabra, 19
la proporción que rige al himno y al discurso, 20
al baile, a la ciudad y ala balanza? 21
El canto mexicano estalla en un carajo, 22
estrella de colores que se apaga, 23
piedra que nos cierra las puertas del contacto. 24
Sabe la tierra a tierra envejecida. 25

Los ojos ven, las manos tocan. 26
Bastan aquí unas cuantas cosas: 27

tuna, espinoso planeta coral, 28
higos encapuchados, 29
uvas con gusto a resurrección, 30
almejas, virginidades ariscas, 31
sal, queso, vino, pan solar. 32
Desde lo alto de su morenía una isleña me mira, 33
esbelta catedral vestida de luz. 34
Torres de sal, contra los pinos verdes de la orilla 35
surgen las velas blancas de las barcas. 36
La luz crea templos en el mar. 37

Nueva York, Londres, Moscú. 38
La sombra cubre al llano con su yedra fantasma, 39
con su vacilante vegetación de escalofrío, 40
su vello ralo, su tropel de ratas. 41
A trechos tirita un sol anémico. 42
Acodado en montes que ayer fueron ciudades, Polifemo bosteza. 43
Abajo, entre los hoyos, se arrastra un rebaño de hombres. 44
(Bípedos domésticos, su carne 45
—a pesar de recientes interdicciones religiosas— 46
es muy gustada por ¡as clases ricas. 47
Hasta hace poco el vulgo los consideraba animales impuros.) 48

Ver, tocar formas hermosas, diarias. 49
Zumba la luz, dardos y alas. 50
Huele a sangre la mancha de vino en el mantel. 51
Como el coral sus ramas en el agua 52
extiendo mis sentidos en la hora viva: 53
el instante se cumple en una concordancia amarilla, 54
¡oh mediodía, espiga henchida de minutos, 55
copa de eternidad! 56

Mis pensamientos se bifurcan, serpean, se enredan, 57
recomienzan, 58
y al fin se inmovilizan, ríos que no desembocan, 59
delta de sangre bajo un sol sin crepúsculo. 60
¿y todo ha deparar en este chapoteo de aguas muertas? 61

¡Día, redondo día, 62
luminosa naranja de veinticuatro gajos, 63
todos atravesados por una misma y amarilla dulzura! 64
La inteligencia al fin encarna, 65
se reconcilian las dos mitades enemigas 66
y la conciencia-espejo se licúa, 67
vuelve a ser rúente, manantial de fábulas: 68
Hombre, árbol de imágenes, 69
palabras que son flores que son frutos que son actos. 70

71

Su comentario sincero

*Todos los mensajes son moderados; su email NO aparecerá ni se compartirá de forma alguna.


El poema Himno entre Ruinas como imagen

Himno entre Ruinas, por Octavio Paz

Desde 2013, Poemario es una referencia de la poesía, analizando el trabajo y la influencia cultural de los mayores autores de la historia, constituído por:

  • David Rubio
    Profesor y consultor literario
  • Paulo Altamirano
    Escritor y traductor literario
  • Rocío Calvo Fernández
    Profesora de Literatura Española
  • Mario Sanchez
    Crítico de arte, teatro y literatura
  • Victoria Jorrat
    Escritora
  • Privacidad - Contáctenos