Poemario

RECINTO VIII

Tú eres más que mis ojos porque ves 1
lo que en mis ojos llevo de tu vida. 2
Y así camino ciego de mí mismo 3
iluminado por mis ojos que arden 4
con el fuego de ti. 5

Tú eres más que mi oído porque escuchas 6
lo que en mi oído llevo de tu voz. 7
Y así camino sordo de mí mismo 8
lleno de las ternuras de tu acento. 9
¡La sola voz de ti! 10

Tú eres más que mi olfato porque hueles 11
lo que mi olfato lleva de tu olor. 12
Y así voy ignorando el propio aroma, 13
emanando tus ámbitos perfumes, 14
pronto huerto de ti. 15

Tú eres más que mi lengua porque gustas 16
lo que en mi lengua llevo de ti sólo, 17
y así voy insensible a mis sabores 18
saboreando el deleite de los tuyos, 19
sólo sabor de ti. 20

Tú eres más que mi tacto porque en mí 21
tu caricia acaricias y desbordas. 22
Y así toco en mi cuerpo la delicia 23
de tus manos quemadas por las mías. 24

Yo solamente soy el vivo espejo 25
de tus sentidos. La fidelidad 26
del lago en la garganta del volcán. 27

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