Los Días Inútiles, Enrique González Martínez

Sobre el dormido lago está el sauz que llora.1
Es el mismo paisaje de mortecina luz.2
Un hilo imperceptible ata la vieja hora3
con la hora presente... Un lago y un sauz.4

¿Con qué llené la ausencia? Demente peregrino5
de extraños plenilunios, vi la vida correr...6
¿La sangre? De las zarzas. ¿El polvo? Del camino.7
Pero yo soy el mismo, soy el mismo de ayer.8

Y mientras reconstruyo todo el pasado, y pienso9
en los instantes frívolos de mi divagación,10
se me va despertando como un afán inmenso11
de sollozar a solas y de pedir perdón.12

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