Amigo: sé que existes, pero ignoro tu nombre1
no lo he sabido nunca ni lo quiero saber.2
Pero te llamo amigo para hablar de hombre a hombre,3
que es el único modo de hablar de una mujer.4

Esa mujer es tuya, pero también es mía.5
Si es más mía que tuya, lo saben ella y Dios.6
Sólo sé que hoy me quiere como ayer te quería,7
aunque quizá mañana nos olvide a los dos.8

Ya ves: Ahora es de noche. Yo te llamo mi amigo;9
yo, que aprendí a estar solo para quererla más;10
y ella, en tu propia almohada, tal vez sueña conmigo;11
y tú, que no lo sabes, no la despertarás.12

¡Qué importa lo que sueña! Déjala así, dormida.13
Yo seré como un sueño sin mañana ni ayer.14
Y ella irá de tu brazo para toda la vida,15
y abrirá las ventanas en el atardecer.16

Quédate tú con ella. Yo seguiré el camino.17
Ya es tarde, tengo prisa, y aún hay mucho que andar,18
y nunca rompo el vaso donde bebí un buen vino,19
ni siembro nada, nunca, cuando voy hacia el mar.20

Y pasarán los años favorables o adversos,21
y nacerán las rosas que nacen porque sí;22
y acaso tú, algún día, leerás estos versos,23
sin saber que los hice por ella y para ti...24

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