El ama, José María Gabriel y Galán
I
Yo aprendí en el hogar en qué se funda1
la dicha más perfecta,2
y para hacerla mía3
quise yo ser como mi padre era4
y busqué una mujer como mi madre5
entre las hijas de mi hidalga tierra.6
Y fui como mi padre, y fue mi esposa7
viviente imagen de la madre muerta.8
¡Un milagro de Dios, que ver me hizo9
otra mujer como la santa aquella!10Compartían mis únicos amores11
la amante compañera,12
la patria idolatrada,13
la casa solariega,14
con la heredada historia,15
con la heredada hacienda.16
¡Qué buena era la esposa17
y qué feraz la tierra!18¡Qué alegre era mi casa19
y qué sana mi hacienda,20
y con qué solidez estaba unida21
la tradición de la honradez a ellas!22Una sencilla labradora, humilde,23
hija de oscura castellana aldea;24
una mujer trabajadora, honrada,25
cristiana, amable, cariñosa y seria,26
trocó mi casa en adorable idilio27
que no pudo soñar ningún poeta.28¡Oh, cómo se suaviza29
el penoso trajín de las faenas30
cuando hay amor en casa31
y con él mucho pan se amasa en ella32
para los pobres que a su sombra viven,33
para los pobres que por ella bregan!34
¡Y cuánto lo agradecen, sin decirlo,35
y cuánto por la casa se interesan,36
y cómo ellos la cuidan,37
y cómo Dios la aumenta!38
Todo lo pudo la mujer cristiana,39
logrólo todo la mujer discreta.40La vida en la alquería41
giraba en torno a ella42
pacífica y amable,43
monótona y serena...44¡Y cómo la alegría y el trabajo45
donde está la virtud se compenetran!46Lavando en el regato cristalino47
cantaban las mozuelas,48
y cantaba en los valles el vaquero,49
y cantaban los mozos en las tierras,50
y el aguador camino de la fuente,51
y el cabrerillo en la pelada cuesta...52
¡Y yo también cantaba,53
que ella y el campo hiciéronme poeta!54Cantaba el equilibrio55
de aquel alma serena56
como los anchos cielos,57
como los campos de mi amada tierra;58
y cantaba también aquellos campos,59
los de las pardas, onduladas cuestas,60
los de los mares de enceradas mieses,61
los de las mudas perspectivas serias,62
los de las castas soledades hondas,63
los de las grises lontananzas muertas...64El alma se empapaba65
en la solemne clásica grandeza66
que llenaba los ámbitos abiertos67
del cielo y de la tierra.68¡Qué placido el ambiente,69
qué tranquilo el paisaje, qué serena70
la atmósfera azulada se extendía71
por sobre el haz de la llanura inmensa!72La brisa de la tarde73
meneaba, amorosa, la alameda,74
los zarzales floridos del cercado,75
los guindos de la vega,76
las mieses de la hoja,77
la copa verde de la encina vieja...78
¡Monorrítmica música del llano,79
qué grato tu sonar, qué dulce era!80La gaita del pastor en la colina81
lloraba las tonadas de la tierra,82
cargadas de dulzuras,83
cargadas de monótonas tristezas,84
y dentro del sentido85
caían las cadencias86
como doradas gotas87
de dulce miel que del panal fluyeran.88La vida era solemne;89
puro y sereno el pensamiento era;90
sosegado el sentir, como las brisas;91
mudo y fuerte el amor, mansas las penas92
austeros los placeres,93
raigadas las creencias,94
sabroso el pan, reparador el sueño,95
fácil el bien y pura la conciencia.96¡Qué deseos el alma97
tenía de ser buena,98
y cómo se llenaba de ternura99
cuando Dios le decía que lo era!100II
Pero bien se conoce101
que ya no vive ella;102
el corazón, la vida de la casa103
que alegraba el trajín de las tareas,104
la mano bienhechora105
que con las sales de enseñanzas buenas106
amasó tanto pan para los pobres107
que regaban, sudando, nuestra hacienda.108¡La vida en la alquería109
se tiñó para siempre de tristeza!110Ya no alegran los mozos la besana111
con las dulces tonadas de la tierra,112
que al paso perezoso de las yuntas113
ajustaban sus lánguidas cadencias.114Mudos de casa salen,115
mudos pasan el día en sus faenas,116
tristes y mudos vuelven;117
y sin decirse una palabra cenan;118
que está el aire de casa119
cargado de tristeza120
y palabras y ruidos importunan121
la rumia sosegada de las penas.122Y rezamos, reunidos, el Rosario,123
sin decirnos por quién..., pero es por ella.124
Que aunque ya no su voz a orar nos llama,125
su recuerdo querido nos congrega,126
y nos pone el Rosario entre los dedos127
y las santas plegarias en la lengua.128¡Qué días y qué noches!129
¡Con cuánta lentitud las horas ruedan130
por encima del alma que está sola131
llorando en las tinieblas!132Las sales de mis lágrimas amargan133
el pan que me alimenta;134
me cansa el movimiento,135
me pesan las faenas,136
la casa me entristece137
y he perdido el cariño de la hacienda.138¡Qué me importan los bienes139
si he perdido mi dulce compañera!140¡Qué compasión me tienen mis criados141
que ayer me vieron con el alma llena142
de alegrías sin fin que rebosaban143
y suyas también eran!144Hasta el hosco pastor de mis ganados,145
que ha medido la hondura de mi pena,146
si llego a su majada147
baja los ojos y ni hablar quisiera;148
y dice al despedirme: «Ánimo, amo;149
haiga mucho valor y haiga pacencia...»150Y le tiembla la voz cuando lo dice,151
y se enjuga una lágrima sincera,152
que en la manga de la áspera zamarra153
temblando se le queda...154¡Me ahogan estas cosas,155
me matan de dolor estas escenas!156¡Que me anime, pretende, y él no sabe157
que de su choza en la techumbre negra158
le he visto yo escondida159
la dulce gaita aquella160
que cargaba el sentido de dulzuras161
y llenaba los aires de cadencias!...162
¿Por qué ya no la toca?163
¿Por qué los campos su tañer no alegra?164Y el atrevido vaquerillo sano165
que amaba a una mozuela166
de aquellas que trajinan en la casa,167
¿por qué no ha vuelto a verla?168
¿Por qué no canta en los tranquilos valles?169
¿Por qué no silba con la misma fuerza?170
¿Por qué no quiere restallar la honda?171
¿Por qué esta muda la habladora lengua,172
que al amo le contaba sus sentires173
cuando el amo le daba su licencia?174«¡El ama era una santa!...»,175
me dicen todos, cuando me hablan de ella.176«¡Santa, santa!», me ha dicho177
el viejo señor cura de la aldea,178
aquel que le pedía179
las limosnas secretas180
que de tantos hogares ahuyentaban181
las hambres, y los fríos, y las penas.182¡Por eso los mendigos183
que llegan a mi puerta184
llorando se descubren185
y un padrenuestro por el ama rezan!186El velo del dolor me ha oscurecido187
la luz de la belleza.188
Ya no saben hundirse mis pupilas189
en la visión serena190
de los espacios hondos,191
puros y azules, de extensión inmensa.192Ya no sé traducir la poesía,193
ni del alma en la médula me entra194
la intensa melodía del silencio195
que en la llanura quieta196
parece que descansa,197
parece que se acuesta.198Será puro el ambiente, como antes,199
y la atmósfera azul será serena,200
y la brisa amorosa201
moverá con sus alas la alameda,202
los zarzales floridos,203
los guindos de la vega,204
las mieses de la hoja,205
la copa verde de la encina vieja...206Y mugirán los tristes becerrillos,207
lamentando el destete, en la pradera,208
y la de alegres recentales dulces,209
tropa gentil, escalará la cuesta210
balando plañideros211
al pie de las dulcísimas ovejas;212
y cantará en el monte la abubilla213
y en los aires la alondra mañanera214
seguirá derritiéndose en gorjeos,215
musical filigrana de su lengua...216Y la vida solemne de los mundos217
seguirá su carrera218
monótona, inmutable,219
magnífica, serena...220Mas ¿qué me importa todo,221
si el vivir de los mundos no me alegra,222
ni el ambiente me baña en bienestares,223
ni las brisas a música me suenan,224
ni el cantar de los pájaros del monte225
estimulan mi lengua,226
ni me mueve a ambición la perspectiva227
de la abundante próxima cosecha,228
ni el vigor de mis bueyes me envanece,229
ni el paso del caballo me recrea,230
ni me embriaga el olor de las majadas,231
ni con vértigos dulces me deleitan232
el perfume del heno que madura233
y el perfume del trigo que se encera?234Resbala sobre mí sin agitarme235
la dulce poesía en que se impregnan236
la llanura sin fin, toda quietudes,237
y el magnífico cielo, todo estrellas.238Y ya mover no pueden239
mi alma de poeta,240
ni las de mayo auroras nacarinas241
con húmedos vapores en las vegas,242
con cánticos de alondra y con efluvios243
de rocïadas frescas,244
ni éstos de otoño atardeceres dulces245
de manso resbalar, pura tristeza246
de la luz que se muere247
y el paisaje borroso que se queja...,248
ni las noches románticas de julio,249
magníficas, espléndidas,250
cargadas de silencios rumorosos251
y de sanos perfumes de las eras;252
noches para el amor, para la rumia253
de las grandes ideas,254
que a la cumbre al llegar de las alturas255
se hermanan y se besan...256¡Cómo tendré yo el alma,257
que resbala sobre ella258
la dulce poesía de mis campos259
como el agua resbala por la piedra!260Vuestra paz era imagen de mi vida,261
¡oh, campos de mi tierra!262
Pero la vida se me puso triste263
y su imagen de ahora ya no es ésa:264
en mi casa, es el frío de mi alcoba,265
es el llanto vertido en sus tinieblas;266
en el campo, es el árido camino267
del barbecho sin fin que amarillea.268Pero yo ya sé hablar como mi madre,269
273
y digo como ella270
cuando la vida se le puso triste:271
«¡Dios lo ha querido así! ¡Bendito sea!»272
Firme con su comentario