Alma Venturosa, Leopoldo Lugones
Al promediar la tarde de aquel día, 1
cuando iba mi habitual adiós a darte, 2
fue una vaga congoja de dejarte 3
lo que me hizo saber que te quería. 4Tu alma, sin comprenderlo, ya sabía... 5
Con tu rubor me iluminó al hablarte, 6
y al separarnos te pusiste aparte 7
del grupo, amedrentada todavía. 8Fue silencio y temblor nuestra sorpresa; 9
mas ya la plenitud de la promesa 10
nos infundía un júbilo tan blando, 11que nuestros labios suspiraron quedos... 12
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Y tu alma estremecíase en tus dedos 13
como si se estuviera deshojando. 14