El silbo de afirmación en la aldea, Miguel Hernández
Alto soy de mirar a las palmeras,1
rudo de convivir con las montañas...2
Yo me vi bajo y blando en las aceras3
de una ciudad espléndida de arañas.4
Difíciles barrancos de escaleras,5
calladas cataratas de ascensores,6
¡qué impresión de vacío!,7
ocupaban el puesto de mis flores,8
los aires de mis aires y mi río.9Yo vi lo más notable de lo mío10
llevado del demonio, y Dios ausente.11
Yo te tuve en el lejos del olvido,12
aldea, huerto, fuente13
en que me vi al descuido:14
huerto, donde me hallé la mejor vida,15
aldea, donde al aire y libremente,16
en una paz meé larga y tendida.17Pero volví en seguida18
mi atención a las puras existencias19
de mi retiro hacia mi ausencia atento,20
y todas sus ausencias21
me llenaron de luz el pensamiento.22Iba mi pie sin tierra, ¡qué tormento!,23
vacilando en la cera de los pisos,24
con un temor continuo, un sobresalto,25
que aumentaban los timbres, los avisos,26
las alarmas, los hombres y el asfalto.27
¡Alto!, ¡Alto!, ¡Alto!, ¡Alto!28
¡Orden!, ¡Orden! ¡Qué altiva29
imposición del orden una mano,30
un color, un sonido!31
Mi cualidad visiva,32
¡ay!, perdía el sentido.33Topado por mil senos, embestido34
por más de mil peligros, tentaciones,35
mecánicas jaurías,36
me seguían lujurias y claxones,37
deseos y tranvías.38¡Cuánto labio de púrpuras teatrales,39
exageradamente pecadores!40
¡Cuánto vocabulario de cristales,41
al frenesí llevando los colores42
en una pugna, en una competencia43
de originalidad y de excelencia!44
¡Qué confusión! ¡Babel de las babeles!45
¡Gran ciudad!: ¡gran demontre!: ¡gran puñeta!46
¡el mundo sobre rieles,47
y su desequilibrio en bicicleta!48Los vicios desdentados, las ancianas49
echándose en las canas rosicleres,50
infamia de las canas,51
y aun buscando sin tuétano placeres.52
Árboles, como locos, enjaulados:53
Alamedas, jardines54
para destuetanarse el mundo; y lados55
de creación ultrajada por orines.56Huele el macho a jazmines,57
y menos lo que es todo parece58
la hembra oliendo a cuadra y podredumbre.59¡Ay, cómo empequeñece60
andar metido en esta muchedumbre!61
¡Ay!, ¿dónde está mi cumbre,62
mi pureza, y el valle del sesteo63
de mi ganado aquel y su pastura?64Y miro, y sólo veo65
velocidad de vicio y de locura.66
Todo eléctrico: todo de momento.67
Nada serenidad, paz recogida.68
Eléctrica la luz, la voz, el viento,69
y eléctrica la vida.70
Todo electricidad: todo presteza71
eléctrica: la flor y la sonrisa,72
el orden, la belleza,73
la canción y la prisa.74
Nada es por voluntad de ser, por gana,75
por vocación de ser. ¿Qué hacéis las cosas76
de Dios aquí: la nube, la manzana,77
el borrico, las piedras y las rosas?78¡Rascacielos!: ¡qué risa!: ¡rascaleches!79
¡Qué presunción los manda hasta el retiro80
de Dios! ¿Cuándo será, Señor, que eches81
tanta soberbia abajo de un suspiro?82
¡Ascensores!: ¡qué rabia! A ver, ¿cuál sube83
a la talla de un monte y sobrepasa84
el perfil de una nube,85
o el cardo, que de místico se abrasa86
en la serrana gracia de la altura?87
¡Metro!: ¡qué noche oscura88
para el suicidio del que desespera!:89
¡qué subterránea y vasta gusanera,90
donde se cata y zumba91
la labor y el secreto de la tumba!92
¡Asfalto!: ¡qué impiedad para mi planta!93
¡Ay, qué de menos echa94
el tacto de mi pie mundos de arcilla95
cuyo contacto imanta,96
paisajes de cosecha,97
caricias y tropiezos de semilla!98¡Ay, no encuentro, no encuentro99
la plenitud del mundo en este centro!100
En los naranjos dulces de mi río,101
asombros de oro en estas latitudes,102
oh ciudad cojitranca, desvarío,103
sólo abarca mi mano plenitudes.104
No concuerdo con todas estas cosas105
de escaparate y de bisutería:106
entre sus variedades procelosas,107
es la persona mía,108
como el árbol, un triste anacronismo.109
Y el triste de mí mismo,110
sale por su alegría,111
que se quedó en el mayo de mi huerto,112
de este urbano bullicio113
donde no estoy de mí seguro cierto,114
y es pormayor la vida como el vicio.115---He medio boquiabierto116
la soledad cerrada de mi huerto.117
He regado las plantas:118
las de mis pies impuras y otras santas,119
en la sequía breve de mi ausencia120
por nadie reemplazada. Se derrama,121
rogándome asistencia,122
el limonero al suelo, ya cansino,123
de tanto agrio picudo.124
En el miembro desnudo de una rama,125
se le ve al ave el trino126
recóndito, desnudo.127Aquí la vida es pormenor: hormiga,128
muerte, cariño, pena,129
piedra, horizonte, río, luz, espiga,130
vidrio, surco y arena.131
Aquí está la basura132
en las calles, y no en los corazones.133
Aquí todo se sabe y se murmura:134
No puede haber oculta la criatura135
mala, y menos las malas intenciones.136Nace un niño, y entera137
la madre a todo el mundo del contorno.138
Hay pimentón tendido en la ladera,139
hay pan dentro del horno,140
y el olor llena el ámbito, rebasa141
los límites del marco de las puertas,142
penetra en toda la casa143
y panifica el aire de las huertas.144Con una paz de aceite derramado,145
enciende el río un lado y otro lado146
de su imposible, por eterna, huida.147
Como una miel muy lenta destilada,148
por la serenidad de su caída149
sube la luz a las palmeras: cada150
palmera se disputa151
la soledad suprema de los vientos,152
la delicada gloria de la fruta153
y la supremacía154
de la elegancia de los movimientos155
en la más venturosa geografía.156Está el agua que trina de tan fría157
en la pila y la alberca158
donde aprendí a nadar. Están los pavos,159
la Navidad se acerca,160
explotando de broma en los tapiales,161
con los desplantes y los gestos bravos162
y las barbas con ramos de corales.163
Las venas manantiales164
de mi pozo serrano165
me dan, en el pozal que les envío,166
pureza y lustración para la mano,167
para la tierra seca amor y frío.168Haciendo el hortelano,169
hoy en este solaz de regadío170
de mi huerto me quedo.171
No quiero más ciudad, que me reduce172
su visión, y su mundo me da miedo.173¡Cómo el limón reluce174
encima de mi frente y la descansa!175
¡Cómo apunta en el cruce176
de la luz y la tierra el lilio puro!177
Se combate la pita, y se remansa178
el perejil en un aparte oscuro.179
Hay az'har, ¡qué osadía de la nieve!180
y estamos en diciembre, que hasta enero,181
a oler, lucir y porfiar se atreve182
en el alrededor del limonero.183Lo que haya de venir, aquí lo espero184
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cultivando el romero y la pobreza.185
Aquí de nuevo empieza186
el orden, se reanuda187
el reposo, por yerros alterado,188
mi vida humilde, y por humilde, muda.189
Y Dios dirá, que está siempre callado.190
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