Tengo miedo, Pablo Neruda
La noche, el miedo, es algo turbulento y que también obsesiona al poeta en algunos de sus poemas. Es un momento del día que, si bien es cierto que cuando este está en un momento de felicidad es extremadamente hermoso, en otros poemas podemos sentir ese nerviosismo, esa inquietud, esa angustia en los versos que escribe.
En este poema, el poeta está temeroso y observa como la noche cae oscura. No hay nadie y las estrellas lo estremecen. Nada se siente y nadie siente su pena. El poeta está vacío, sin inspiración, sin brillo, como la noche sin estrellas. Teme que sea el momento de su propio final.
Aun así intenta una última llamada que haga reaccionar de ser humano, a la lucha. Pero nada ocurre y la tierra se muere cada día, a cada paso y su luz con ella. La muerte es el fin, es inevitable, invencible. Ella todo lo puede y nada podemos hacer para hacer que no llegue. El poeta se siente culpable, responsable de no haber podido hacer nada más.
Como podemos observar, el miedo que atrapa al poeta, esa noche oscura que se cierne sobre su mente, se debe a la pasividad del hombre para levantarse, para luchar y recuperar lo perdido. Pero lo que más asusta al poeta es ser consciente de que no ha sido capaz de hacer que su mensaje llegue de la manera que lo deseaba.
En más de un poema y en más de dos, observaremos la necesidad de este para ser altavoz del pueblo, para ser ese punto de referencia en el que el pueblo pueda sentir calor, que puedan escuchar un mensaje decisivo, importante y que sea un apoyo en su lucha para la obtención de un bien social.
Para Neruda, el pueblo es muy importante y, cuando se levanta para luchar por lo perdido, se siente obligado a ser parte activa de ese movimiento porque es un ser humano y porque entiende que él puede ser ese vehículo que ayude a hacer llegar el mensaje, la palabra de los que no pueden hablar, a quienes tienen el poder, a los que someten a los que están por debajo de ellos, a los que gobiernan.
Poema original: Tengo miedo
Tengo miedo. La tarde es gris y la tristeza 1
del cielo se abre como una boca de muerto. 2
Tiene mi corazón un llanto de princesa 3
olvidada en el fondo de un palacio desierto. 4Tengo miedo -Y me siento tan cansado y pequeño 5
que reflojo la tarde sin meditar en ella. 6
(En mi cabeza enferma no ha de caber un sueño 7
así como en el cielo no ha cabido una estrella.) 8Sin embargo en mis ojos una pregunta existe 9
y hay un grito en mi boca que mi boca no grita. 10
¡No hay oído en la tierra que oiga mi queja triste 11
abandonada en medio de la tierra infinita! 12Se muere el universo de una calma agonía 13
sin la fiesta del Sol o el crepúsculo verde. 14
Agoniza Saturno como una pena mía, 15
la Tierra es una fruta negra que el cielo muerde. 16Y por la vastedad del vacío van ciegas 17
las nubes de la tarde, como barcas perdidas 18
que escondieran estrellas rotas en sus bodegas. 19Y la muerte del mundo cae sobre mi vida. 20
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Comentarios
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Natalia Marré Jul., 2022
A qué libro u obra pertenece, específicamente? Gracias.
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Paulo Altamirano Jul., 2022
Aparece documentado en la obra Crepusculario, del año 1923.
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