Noche, Vicente Huidobro

El poeta está en el puerto, de noche, con frío y nieve. La oscuridad lo va cubriendo todo. A lo lejos, el sonido del movimiento de los árboles, al meterse el viento, se unen a las voces de los marineros, que se escuchan en la niebla al acercarse a puerto con el barco. El poeta fuma y cada bocanada de aire deja tras otra de humo de su cigarro.

Los mástiles de los barcos semejan árboles con sus nidos. Es como si albergarán vida y esta sensación se ve acentuada cuando algunas aves surcan el cielo entre la niebla. Los barcos, para los ojos del poeta, parecen estar hundidos. La única estrella que el poeta puede observar es la luz que emite el cigarrillo.

Cuando acabamos de leer este poema nos encontramos ante una imagen muy sencilla y que sin embargo esconde otras muchas cargadas de mucha energía. Parece que nada se ve debido a la niebla y, sin embargo los sentidos del poeta frente al puerto son más fuertes que nunca. De esta manera podemos notar ese sonido de los árboles y como automáticamente podemos imaginarnos como la imagen de la niebla desaparece y podemos ver el movimiento de los árboles mecidos por ese aire.

De la misma forma, esa estaticidad de los mástiles de los barcos se transforma en ramas de árboles que albergan vida. Haciéndonos sentir nuevamente una sensación de movimiento, acentuado con el paso del ave por encima del poeta. Y finalmente tenemos otra imagen que aporta calor, que aporta cercanía y hace desaparecer esa sensación de frío al lector de este poema: el cigarrillo.

Esta imagen que tenemos en el propio cigarrillo, que se acerca más a la sensación de estar frente a una hoguera, que está empezando a arder, que alumbra el espacio en el que estamos con la luz, que es el cigarrillo iluminado al exhalar el poeta. El humo es la imagen de ese mismo humo saliendo de la hoguera. De esta manera nos encontramos con que esa estampa fría, difuminada, parcialmente definida, se nos muestra como algo nítido, algo real y, hasta cierto punto, onírico porque, cuando acabamos de leer los versos, tenemos la duda sobre si lo que estamos sintiendo, leyendo, es algo real o imaginado.


Nota de Susana Marín.
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Poema original: Noche

Sobre la nieve se oye resbalar la noche 1

La canción caía de los árboles 2
Y tras la niebla daban voces 3

De una mirada encendí mi cigarro 4

Cada vez que abro los labios 5
Inundo de nubes el vacío 6

En el puerto 7
Los mástiles están llenos de nidos 8

Y el viento 9
gime entre las alas de los pájaros 10

LAS OLAS MECEN EL NAVÍO MUERTO 11

Yo en la orilla silbando 12
Miro la estrella que humea entre mis dedos 13

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