Descubrimiento de la Patria, Leopoldo Marechal

¿Cuándo? Publicado en , en el libro Heptamerón.
1

Dije yo en la ciudad de la Yegua Tordilla:1
“La Patria es un dolor que aún no tiene bautismo”.2
Los apisonadores de adoquines3
me clavaron sus ojos de ultramar;4
y luego devoraron su pan y su cebolla5
y en seguida volvieron al ritmo del pisón.6

2

¿Con qué derecho definía yo la Patria,7
bajo un cielo en pañales8
y un sol que todavía no ha entrado en la leyenda?9
Los apisonadores de adoquines10
escupieron la palma de sus manos:11
en sus ojos de allende se borraba una costa12
y en sus pies forasteros ya moría una danza.13
“Ellos vienen del mar y no escuchan”, me dije.14
“Llegan como el otoño: repletos de semilla,15
vestidos de hoja muerta.”16
Yo venía del sur en caballos e idilios:17
“La Patria es un dolor que aun no sabe su nombre”.18

3

Una lanza española y un cordaje francés19
riman este poema de mi sangre:20
yo también soy un hijo del otoño,21
que llegó del oriente sobre la tez del agua.22
¿Qué harían en el Sur y en su empresa de toros23
un cordaje perdido y una lanza en destierro?24
Con la virtud erecta de la lanza25
yo aprendí a gobernar los rebaños furiosos;26
con el desvelo puro del cordaje27
yo descubrí la Patria y su inocencia.28

4

La Patria era una niña de voz y pies desnudos.29
Yo la vi talonear los caballos frisones30
en tiempo de labranza;31
o dirigir los carros graciosos del estío,32
con las piernas al sol y el idioma en el aire.33
(Los hombres de mi estirpe no la vieron:34
sus ojos de aritmética buscaban35
el tamaño y el peso de la fruta.)36

5

La Patria era un retozo de niñez37
en el Sur aventado, en la llanura38
tamborileante de ganaderías.39
Yo la vi junto al fuego de las yerras:40
¡estampaba su risa en los novillos!41
O junto al universo de los esquiladores,42
cosechando el vellón en las ovejas43
y la copla en las dulces guitarras de setiembre.44
(No la vieron los hombres de mi clan:45
sus ojos verticales se perdían46
en las cotizaciones del Mercado de Lanas).47

6

Yo vi la Patria en el amanecer48
que abrían los reseros con la llave49
mugiente de las tropas.50
La vi en el mediodía tostado como un pan,51
entre los domadores que soltaban y ataban52
el nudo de la furia en sus potrillos.53
La vi junto a los pozos del agua o del amor,54
¡niña, y trazando el orbe de sus juegos!55
Y la vi en el regazo de las noches australes,56
dormida y con los pechos no brotados aún.57

7

Por eso desbordé yo mi copa de tierra58
y un cachorro del viento pareció mi lenguaje.59
Por eso no he logrado todavía60
sacarme de los hombros este collar de frutas,61
ni poner en olvido aquel piafante62
cinturón de caballos63
ni esta delicia en armas que recogí en Maipú.64

8

Guardosos de semilla,65
vestidos de hoja muerta,66
los hombres de mi clan ignoraron la Patria.67
Con el temblor sin sueño del cordaje68
la descubrí yo solo allá en Maipú.69
Y de pronto, en el mismo corazón de mi júbilo,70
sentí yo la piedad que se alarmaba71
y el miedo que nacía.72
“La Patria es un temor que ha despertado”,73
me dije yo en el Sur y en su empresa de toros.74
“Niña y pintando el orbe de su infancia,75
en su mano derecha reposa la del ángel76
y en su izquierda la mano tentadora del viento.”77
El temor de la Patria y su niñez78
me atravesó encostado (la cicatriz me dura).79

9

Tal fue la enunciación, el derecho y la pena80
que traje a la Ciudad de la Yegua Tordilla.81
Y así les hablé yo a los inventores82
de la ciudad plantada junto al Río,83
y a sus ensimismados arquitectos,84
o a sus frutales hombres de negocio:85
“La Patria es un dolor en el umbral,86
un pimpollo terrible y un miedo que nos busca.87
No dormirán los ojos que la miren,88
no dormirán ya ell sueño de los bueyes.”89
(Los apisonadores de adoquines90
masticaban su pan y su cebolla.)91

10

Y así les hablé yo a los albañiles:92
“La Patria es un peligro que florece.93
Niña y tentada por su hermoso viento,94
necesario es vestirla con metales de guerra95
y calzarla de acero para el baile96
del laurel y la muerte”.97
(Los albañiles, desde sus andamios98
hacían descender cautelosas plomadas).99

11

Y dije todavía en la Ciudad,100
bajo el caliente sol de los herreros:101
“No solo hay que forjar el riñón de la Patria,102
sus costillas de barro, su frente de hormigón:103
es de urgencia poblar su costado de Arriba,104
soplarle en la nariz el ciclón de los dioses.105
La Patria debe ser una provincia106
de la tierra y del cielo”.107

12

Me clavaron sus ojos en ausencia108
los amontonadores de ladrillos.109
Los abismados hombres de negocio110
medían en pulgadas la madera del norte.111
Nadie oyó mis palabras, y era justo:112
yo venía del Sur en caballos y églogas.113

13

Y descubrí en mi alma: “Todavía no es tiempo:114
no es el año ni el siglo ni la edad.115
La niñez de la Patria jugará todavía116
más allá de tu muerte y la de todos117
los herreros que truenan junto al río”.118

14

La Patria no ha de ser para nosotros119
una madre de pechos reventones;120
ni tampoco una hermana paralela en el tiempo121
de la flor y la fruta;122
ni siquiera una novia que nos pide la sangre123
de un clavel o una herida.124

15

Yo la vi talonear los caballos australes,125
niña y pintando el orbe de sus juegos.126
La Patria no ha de ser para nosotros127
nada más que una hija y un miedo inevitable,128
y un dolor que se lleva en el costado129
sin palabra ni grito.130

16

Por eso, nunca más hablaré de la131
Patria.132

133

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